All That Jazz (Empieza el espectáculo)

All That Jazz es una de esas películas que requiere verla un montón de veces para poderla exprimir al 100%. Es una película que puede llamar la atención de los amantes de los musicales, y tras la primera escena nos da una falsa impresión de lo que vamos a ver.
A parte de eso, la película nos presenta la vida, partiendo de un punto concreto, de un claro personaje protagonista. La sucesión de los acontecimientos no es más que un relato de un trabajo consumiendo una vida. ¡Y qué vida! Precisamente el espíritu vividor del protagonista te mantendrá atento a partir de ecuador de la película.

Empezaré diciendo que no me gusta el musical. No es que lo odie, pero los números musicales me terminan cansando. Sin embargo, como se espera de una peli musical sobre un director musical rodada por un director de musical... está bastante bien.

La historia es personal y sigue bien a sus principios. Todo es espectáculo, hay que vivir en la cuerda floja o no se vive.

Para mí, tardó bastante en entrar en materia, es decir, en la enfermedad de Gideon, pero lo que viene después, me gusta bastante. Refleja lo que está detrás del mundo del espectáculo, como talento y fama no siempre significan una buena vida familiar o recompensa en la vida.

Por lo demás, creo que algunos números musicales podrían haberse acortado. Aguanto, como con Cabaret, canciones de 3 minutos, no números íntegros de 10.

Aparte de eso, me gustó mucho el segundo tramo de la peli.

Menuda vida debió tener Bob Fosse si el personaje interpretado por Roy Scheider es su alter ego declarado.

Creo que 'All That Jazz (Empieza el espectáculo) no solo es la manifestación de una personalidad como Joe Gideon (o, dicho de otra manera, el propio Fosse retratándose como un Charlie Sheen de la escena teatral), sino que es una cinta que gustará, eso creo, tanto a los seguidores del cine musical como a los que no lo son.

Para los fans del musical tenemos números cada vez más currados cuanto más pasa el tiempo en la cinta. Para ser honesto, cada número funciona cada vez mejor hasta el último que culmina el filme, lo que prueba que un musical puede ser bueno como cualquier otro género, siempre que no sea demasiado edulcorado. Y en esta película no hay bailes edulcorados; de hecho uno de los números se hace en trajes de Adán y Eva.

Por el lado no musical tenemos un drama de un hombre que sabe que se va a estrellar y no le importa. Fuma, bebe y hace el amor como si el mundo se fuese a acabar al día siguiente, llevado a la vida por un notable Roy Scheider que creo que ha sido un actor que mereció mejor suerte en su carrera cuando los setenta se acabaron. Es el retrato de llevar la decadencia con estilo, incluso aunque tenga el perfil de un hombre lamentable no se puede evitar que te caiga bien.

Tanto la parte dramática como la parte musical se conjuntan de forma casi precisa hasta que sale una producción que tuvo la mala coincidencia de estrenarse el mismo año que otras cintas como 'Apocalypse Now' (del viejo amigo Francis Ford Coppola, cuyos proyectos anteriores -'El padrino' y 'El padrino, parte II' coincidieron en la carrera de premios con 'Cabaret' y 'Lenny', respectivamente) o 'Kramer contra Kramer'. De otra forma, creo que se habría llevado más premios; hay que reconocer que 'Alien, el octavo pasajero', a pesar de ser mejor película que la de Fosse, cuenta con la cruz de ser ciencia-ficción.

Si no les gusta el musical, o solo lo ven muy de vez en cuando, y no han visto esta, denle una oportunidad.

Nota real: 7.5

Ante esta película me quedo perplejo. Lo mismo que ante algunas críticas que leo aquí, con un desbordamiento de literatura y el anuncio de no se sabe qué complejidades estructurales que no acierto a ver.
Bien hecha, eso está claro. Deslumbrante a veces. Pero repetitiva otras. Que el tío toma anfetas, bien. Pero no me lo digan diez veces. Lo mismo el monologuista al que vemos decir lo mismo tres veces.
Se dice del protagonista que tenía miedo a ser convencional. Lo mismo le pasó a Bon Fosse en esta película. Pero no se dio cuenta que se puede seré rutinario en lo anticonvencional.
El guión es de esos que no ruedan bien, aunque tengan momentos lúcidos.
En conjunto lo veo como algo interesante pero no una película redonda. Quizá tenga algo que ver que el tipo que hacen interpretar a Roy Scheider, que no me cae bien. Exceso de ironía.
Comparada con Cabaret y Chicago esta se sitúa por debajo.
Eso sí, para los números de baile un 10.

Me quedo más con el montaje que con los números musicales.

Bob Fosse arma el espectáculo, lo creativo, el arte.

Los bailes, por su simplicidad, resultan atractivos.

La música, salvo el último número, no descuella. Pero tampoco es menor.

El alma de la cinta es la emoción. Emoción en los personajes, en el ritmo del baile, en el trasfondo.

Scheider y Lange desprenden magnetismo. Su potencia presencial alimenta lo que no es escenario musical.

Fosse recrea el personaje del director que se aprovecha de su puesto para alcanzar los favores femeninos. Y busca su redención.

Hay algo de "Cabaret", de "Fama", de "Whiplash". Pero no es nada de ello. Y lo que es, lo eleva a algo consistente y hermoso.

Aunque se apuntan temáticas variadas, todo queda en la superficie. Salvo la idea de la muerte.

Hay algo realmente oscuro en todo el proceso artístico. Y fuera de él.

Los mecenas de los espectáculos, gente hueca. Los sanitarios, tenles miedo. Y los demás, con sus temores e inseguridades. La muerte está en otro plano.

Amar, compadecer, triunfar, superar, afrontar. Gotas de emoción bailando en la escena.

Bob Fosse insufla luz a todo el que apunta: La hija, el speaker, las amantes, el cantante.


No la siento una obra maestra, la percibí como un trabajo personal, un epílogo a una vida, un intento de fusionar vida y espectáculo. Una obra sensorial, un 7,2.