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All That Jazz (Empieza el espectáculo)

Drama. Musical Joe Gideon (Roy Scheider) es un implacable coreógrafo en este musical poco convencional que retrata la dureza, el esplendor y la decadencia de las gentes del mundo del espectáculo, a quienes el triunfo les niega a veces la posibilidad de otros afectos. Un drama que retrata la otra cara del show, lo que ocurre entre bastidores. (FILMAFFINITY)
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Críticas 41
Críticas ordenadas por utilidad
5 de marzo de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo haber visto la película en el 82. La imagen que se me quedó grabada fue la escena recurrente en la que Roy Scheider dice frente al espejo: It's showtime, folks! con la dexidrina y el colirio para los ojos.

No suelo estar muy interesado en lo smusicales, pero los de Bob Fosse son la excepción que confirma la regla por lo auténtico de la historia e inteligente del guión, dejando aparte los números musicales y la banda sonora que son magníficos. All That Jazz y Cabaret, me parecen dos películas de alto nivel, independientemente del género que sean.


Finalmente resulta ser un musical autobiográfico muy bien dirigido, con tintes existenciales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
kuzje
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10 de enero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué decir de Fosse a estas alturas. Cómo resumir su labor en el cine (así, como si nada, dirigió Cabaret y esta película, entre algunas otras) y muy especialmente en el teatro, como coreógrafo y como autor y director.
All that jazz es una oda al teatro musical, una carta de amor a todos los que se suben/nos subimos al escenario para entregarnos a ese veneno maravilloso que es el escenario. Es cierto que no es una gran película desde el punto de vista dramático, pero tiene un encanto, una elegancia y una emoción que superan cualquier cosa. Y sobre todo tiene esa música, ese Roy Scheider y ese final que es como ningún otro final de la historia del cine.
Grande Fosse. Gracias, maestro.

Lo mejor: Su final, es decir, toda la secuencia de Bye Bye Love. Sencillamente apoteósico.
Lo peor: Le falla un poco el ritmo a ratos.
Sibila de Delfos
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4 de septiembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ocho años antes que Bob Fosse falleciera repentinamente de una paro cardíaco, dirigió éste premonitorio musical con momentos autobiograficos y que sigue el día a día de Joe Gideon (Roy Scheider), director y cazatalentos en la escena de Broadway. Una aparatoso y caro proyecto así como sus affaires amorosos y su afición a las anfetaminas y al alcohol le llevarán al borde del colapso. Solo en sus momentos de tranquilidad, como sumido en un sueño que lo aleja de la rutina diaria y el estrés que comporta estar al cien por cien con su principal pasión por la escena, mantiene conversaciones sobre su vida con su ángel de la guarda (Jessica Lange) que probablemente personificó al amor que nunca consiguió conquistar.

Música, coreaografías y momentos entregados al drama y a la comedia propios de un film de tintes autobiográficos que Bob Fosse supo sorprender gratamente al público y con un actor a los que no pocos consideraban acertado interpretar un papel como al que se le entregó a Roy Scheider; más encasillado a las películas de acción e intriga y que todo el mundo le conocía como el sheriff de "Tiburón" de Steven Spielberg. Le secundan, entre otros, una joven Jessica Lange, con treinta años y apenas perceptible en su papel de caracterización casi fantasmagórica.

El director de "Cabaret" (1972) rodó con total libertad e imaginación un musical sobre la lucha por el éxito (aunque desde el punto de vista del quién decide, no como en "Fama" (1980) de Alan Parker o "Stayin´Alive" (1983) de Sylvester Stallone, cuyos protagonistas tenían que ganarse a pulso su puesto) y en que las canciones dan prioridad a la coreografía, protagonista importante en éste "show" que la mayoría consideramos un testamento de su realizador aunque dirigiría otro film, con menos fortuna, unos años más tarde: "Star 80" (1983), un trágico biopic sobre la vida de la modelo de Playboy Dorothy Stratten.
Natxo Borràs
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1 de febrero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
09/09(13/01/20) Sugestivo drama musical, desgraciadamente no soy gran aficionado a este género pero he de reconocer sus valores. Realizado por el polifacético Bob Fosse en su cuarto largometraje, que con guión original de él junto a Robert Alan Aurthur (“Grand Prix” de 1966), donde el director se inspira en su propia carrera como bailarín, coreógrafo, editor y director (de teatro y cine). La narración se desarrolla mediante un largo flashback que recoge recuerdos del pasado, impresiones del presente y alucinaciones del protagonista. El punto de vista se presenta distorsionado, alterado o incluso modificado por el estado de aturdimiento del personaje. El relato combina realidad, fantasía, subjetivismo y autocrítica en una obra que recuerda y mucho a la felliniana “8½” de Fellini, por lo de la semi-biopic de resonancias oníricas. Su justificación responde al deseo de Gideon de revisar los hechos más importantes que han marcado hitos en su vida de éxitos y fracasos. La estructura de la historia refleja de cerca los problemas de salud de Fosse en ese momento. Mientras trataba de editar Lenny (1974) y la coreografía del musical “Chicago” (film del que toma prestado el título original) de Broadway, Fosse sufrió un ataque cardíaco masivo y se sometió a una cirugía a corazón abierto. Todo esto desarrollado en un puzle donde las piezas van encadenándose de modo desigual habiendo momentos de brillantez, otros turbadores, otros de humor negro, y ello en una suma irregular en su producto. Y es que la película en sus piezas resulta por momentos excelentes, pero orgánicamente la fluidez es demasiado apresurada. Aun con esta irregularidad la película posee tramos exquisitos que la hacen recomendable sobre todos para los amantes del musical (entre los que no me cuento), con números musicales electrizantes, rebosantes de vida y energía, donde hay una genuina miscelánea entre las coreografías, la música y la edición (de Alan Heim, hace un cameo como editor de la vida real de Lenny), ello para exponer cual alegoría la vida y mentalidad de un tipo egocéntrico, drogadicto, hedonista, con carencias afectivas, en un contexto de este protagonista inmerso en un circo de varias pistas en las que debe de lidiar con un musical, su amante, la edición de una película, su hija, sus adicciones, su ex mujer.

La parte de Audrey Paris, ex esposa de Joe, interpretada por Leland Palmer, refleja a la esposa de Fosse, la bailarina y actriz Gwen Verdon, trabajó con él en proyectos como Chicago y All That Jazz; El trato de Gideon a la corista Victoria Porter se parece al que le dio Bob Fosse a Jennifer Nairn-Smith durante los ensayos para Pippin. Nairn-Smith aparece en la película como Jennifer, una de las bailarinas de NY/LA; Ann Reinking era una de las parejas íntimas de Fosse en ese momento y estaba más o menos interpretando a sí misma en la película; Cliff Gorman fue elegido para el papel principal de The Stand-U , versión cinematográfica de Lenny, después de haber interpretado el papel de Lenny Bruce en la producción teatral original del espectáculo (por la que ganó un Tony), pero fue ignorado por la versión cinematográfica de Fosse de la producción a favor de Dustin Hoffman.

La película arranca con un excitante tramo de unos 10 minutos en los que vemos una audición de bailarines para un musical en Broadway, ello mientras suena el electrizante “On Broadway” de George Benson, vemos implicado con su perfeccionista personalidad al protagonista Joe Gideon (Roy Scheider); tras esto Joe está enfrascado en el montaje de un film donde vemos hay un número de stand-up (Cliff Gorman) en el que con sentido del humor oscuro habla de la muerte, siendo este monólogo parte del sentido de lo que va a ir el argumento de este film en el que nos pone frente a nuestra mortalidad, siendo insertos durante el metraje estas secuencias a modo de mordaza, nos hace pensar en lo que hemos hecho en nuestra vida.

Es una cinta con aspiraciones trascendentales, pretende hacernos empatizar con este narcisista, para así hacernos reflexionar sobre nuestra existencia, para que puestos frente a la Dama de Blanco nos sintamos realizados cuando esta nos llame a sus brazos. Un minutaje en el que la realidad, lo onírico, la fantasía y lo mundano se entremezclan de modo trepidante. Haciendo una radiografía ácida de la trastienda de los espectáculos teatrales (/musicales), donde el amor, la censura, la lujuria, el cansancio, el pragmatismo de los productores (ejemplo del capitalismo desalmado: en una reunión comentan que les sale más rentable que muera el director para sus ganancias), el estrés, los sacrificios, las drogas, todo se da cita en un coctel explosivo que termina por explotarle en lo referente a su salud al que intenta manejar todo esto. Un tipo hundido en la rutina reflejada en un divertido running gag en que vemos al protagonista levantarse y ponerse frente al espejo y tomar Dexedrine, Alka-Seltzer, se echa unas gotas para los ojos, mientras escucha a Vivaldi ("Concierto alla rustica-Concierto de Vivaldi en sol”), exhibiendo en ello unas liturgias diarias que lo sumen en un mundo que lo presiona por todas partes. Produciéndose tras caer por problemas de corazón al hospital, su vida tiene encuentros con La Muerte encarnada como Dama de Blanco por Jessica Lange, haciendo que su vida sea revisada ante ella, cual examen a aprobar en sus aciertos y falencias.

En esta comunión de números musicales y drama, sobresale lo primero, ello con coreografías imaginativas donde prima lo teatral, pues todo sucede en platós, vividos con pasión, donde la cámara del Giuseppe Rotunno (“Rocco y sus hermanos” o “Amarcord”) rueda con tomas muy cuidadas, con angulaciones picados y contrapicados, con primeros planos, que en las manos del editor Alan Heim (“Hair” o “Network”) deriva en un entrelazado de fotogramas que transmiten vigor rítmico.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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14 de enero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mí me resulta intragable.
Una de esas pajas acerca del proceso de creación, de la condición artística, que surge a través del abuso de las drogas, el sexo y el alcohol, que es lo que desayuna y cena todos los días. Quiere ser provocadora y anticonvencional pero sólo resulta aburrida y desagradable. _!Ay, que puto desastre es mi vida pero el espectáculo debe continuar!_ !Ay, mirad cómo me suicido poco a poco, pero el espectáculo debe continuar!. La vida tras las bambalinas de Broadway, sudorosas, sucias y muy perdidas, con el fantasma de Jessica Lange (!!!), acechando y entrevistando al gran autor mientras el hombre hace un repaso de su vida, !Qué aburrimiento, por favor!. Pero el espectáculo, siempre continúa.
Bob Fosse sería un gran artista y un gran coreógrafo y bailarín, nadie lo pone en duda, su "Cabaret" sigue siendo, para mí, uno de los grandes musicales de la Historia pero la verdad hace falta valor, créanme, mucho valor para tragarse la pajillera vida de este tipo y salir ileso de la experiencia.
No tengo más que añadir. !Se habrá quedado a gusto el tío!
Izeta
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