Show Me a Hero (Miniserie de TV)

El motivo real por el cual empecé a ver esa serie fue porque actúa Carla Quevedo, una actriz argentina y me llamó la atención que actuara en una serie de origen estadounidense La serie es cortita, tiene 6 capítulos y está basada en la vida de este político, Nick Wasicsko. El cual asciende muy rápido en la vida política, muy de la nada y de a poco vemos su caída.

A Nick lo conocemos cuando es concejal y de repente le ofrecen postularse para gobernador, y ahí pareciera que le agarra el gustito muy rápido a la política y comienza una obsesión por más, por llegar a la cima, por mantenerse en ella y las consecuencias que le trae en sus vínculos tanto con su pareja como sus amigos dentro de la política.
Creo que el mensaje más claro de esta serie es cómo el trabajo te puede consumir la vida y arrastrar a la gente a tu alrededor sin que vos te des cuenta la obsesión por trepar a la cima, como dije antes. Nick parece una persona que quiere hacer todo sólo, no quiere defraudar a nadie o al menos no sentir que lo hace y se auto exige constantemente. Todo el tiempo constantemente pensando en la política y como volver, como retomar su lugar de prestigio. Es muy claro ese mensaje, lo logra decir bien. La verdad que está bueno verla sin saber la historia, la historia real de lo que sucede con esta persona la cual voy a hablar un poquito en la zona de spoiler.

Es una serie que está bien, es un poco lenta por momentos, quizás... Bueno, no... Creo que el largo está perfecto, los capítulos son de 50 minutos más o menos y están bien no hay mucha longitud que digamos que aburra, si hay cosas que por ahí no son tan relevantes, cuenta otras historias además de la vida de Nick que por ahí no suman al general de la serie, pareciera que por momentos me contaban varias historias a la vez, te mezclaban tanto las personas que a veces te confundías quién eran quién, de repente te hablaban de una persona después de otra, si bien hay una unión en estas historias por ahí faltó un poco de claridad en esto. No terminaban de presentarte del todo a los personajes, faltó un poco de desarrollo en los que parecían secundarios.

También me gusta como hay otro mensaje claro, un mensaje que he hablado al respecto en otras crícias, el de como a veces juzgamos solamente por las apariencias, en este caso la gente de piel negra siempre sufrieron racismo, pero en este caso vemos como una persona blanca, una señora luego de convivir con estas personas, de tratar con estas personas se da cuenta de que no son lo que le hicieron creer e impulsa este mensaje de no dejarse llevar por las apariencias, de no dejarse llevar por lo que nos dicen de los demás, darnos el tiempo o lugar a conocer a estas personas y eso está muy bueno.

Tiene un elenco de la hostia, desde el personaje principal Oscar Isaac quién tiene más que merecido el Globo de Oro que se ganó por su gran actuación, pasando por Carla Quevedo me pareció excelente su actuación, con un inglés impecable y muy buena dramatización, actúa John Bernthal, de repente aparece Winona Ryder, Alfred Molina, Jim Belushi, Catherine Keener (quien me pareció excelente en su papel) y un montón de actores de renombre que quizás aparecen poco pero están muy bien cada uno en su papel,las actuaciones están muy bien hechas muy bien todo muy bien realizado

Mi recomendación: Pasable serie sobre política estadounidense, que me parece que le va a gustar mucho a los politólogos.

Mi puntuación: 6/10

Donde Verla: HBO Max

Tiempo invertido: 1 temporada, 6 episodios. 55-70 minutos

El formato miniserie, que viene a ser una película larga, se está imponiendo de forma contundente y David Simon ha querido entrar... ¡Y de qué forma!
La trama está basada en hechos reales de la historia de la ciudad de Yonkers durante los años 80 donde el jovencísimo alcalde Nick Wasicsko tendrá que hacer frente a una orden judicial que le obliga a construir vivienda de protección oficial enfrentándose a la oposición de la ciudadanía.
Estamos ante una experiencia llena de sentido y contenido a la vez. De ritmos pausados ​​y medidos que te va empapando de una intensidad plena y emotiva, en un crescendo que no te deja en ningún caso indiferente a pesar de los hechos reales sean conocidos. Una exposición coral de los diferentes perfiles que habitan la ciudad alrededor, claro, de un protagonista que tiene que bailar un baile que no le apetece y hace las cosas porque le toca hacerlas. Una multitud de personajes que representan perfectamente todo lo que nos vamos encontrando en la vida real: la esperanza de mejora, el activismo testarudo junto al más empático y solidario, el oportunista desleal, las bofetadas que te da la vida, el miedo a todo aquello que no conocemos, el amor que crece y se marchita, el peligro de creernos el papel o las diferentes caras del odio y el racismo.
El retrato que se hace de la política municipal es de un realismo y una profundidad que demuestra el poso de The Wire y el trabajo periodístico acumulado por David Simon. Un gobierno municipal donde los personajes más grises y funcionariales se convierten con su trabajo intenso y poco gratificante en los auténticos protagonistas (¡nunca héroes!) que hacen funcionar de forma más o menos eficiente la maquinaria municipal. No sabría mencionar una interpretación que destaque entre todas pero se puede citar a Oscar Isaac en el papel protagonista y la vuelta de Clarke Peters (el entrañable detective Lester Freamon de The Wire).
Una serie para los que ya no buscamos héroes ni líderes para ninguna parte porque no existen. Un relato complejo, cosido al milímetro y que dibuja una sociedad donde el miedo se retroalimenta junto a una esperanza que hay que cuidar con deleite si no queremos echarlo todo por la borda. Por el momento, la mejor serie que he visto este año y creo que será difícil superarla. (9/10)

Fiel al estilo y calidad que David Simon demostró en The Wire, esta serie es un espectáculo de principio a fin. Los detalles ínfimos son bien trabajados, las historias se tocan aunque no siempre queda claro como, las personas reconstruyendo un mundo, un país, una ciudad.

La ambición y el manejo políticos es dejado en primera plana. Los intereses de pocos manejando a muchos y determinando su lugar en el mundo.

El elenco es brillante. Oscar Isaac deslumbra con su inocencia y esperanza, sus ganas de hacer valer la ley.

No me canso de hablar de la maestría del señor David Simon, porque si hay alguien capaz de elevar el nivel televisivo un escalón más, es él. Con trabajos a sus espaldas como The Wire o Treme, ahora mismo podría hacer lo que quisiera, pero no cambia. Criticar temas que a día de hoy siguen a flor de piel como el racismo y la corrupción es lo que plasma en cada producto que lleva a cabo. Por lo que era cuestión de tiempo que adaptara esta historia, porque parece hecha para que él la realizara.

Show me a hero nos cuenta la vida de Nick Wasicsko, alcalde de Yorkers, una ciudad en principio con poco que contar. Pero con sus 6 episodios vemos que esto no es así. Mientras el pueblo pide que el gobierno elimine la normativa por la cual se ven obligados a construir viviendas sociales para los menos favorecidos, nuestro protagonista tendrá que hacer frente a los gobernados. Como ya hizo anteriormente, Simon nos vuelve a colocar en la contraposición de ambos mundos. Vemos de nuevo los bajos fondos de la ciudad, donde todo es crimen pero no todos criminales. Familias que solo buscan prosperar en un ambiente más sano, algo que no contentará a la parte mejor establecida de la sociedad, llena de personas clasistas que tendrán miedo de las nuevas incorporaciones a sus acomodados barrios. Gracias a esto podemos ver que no son los pobres los que tienen que cambiar, el mundo de la droga no concierne solo a los traficantes sino a todos los que se ven afectados por este. Los prejuicios son uno de los mayores virus que contamina la sociedad y su cura está en la aceptación. Algo que muchos de los protagonistas irán aprendiendo poco a poco.

Paul Haggis sabe llevar a un Oscar Isaac de la mano a una de sus mejores interpretaciones. Desde la felicidad en el inicio de la serie hasta la más profunda depresión por el abandono de aquellos que le dieron la mano en su momento al final; consigue plasmar a la perfección esa progresión hacia la caída inevitable forjada por un sistema contaminado. Porque no hay que olvidar que si la figura representada se fundamenta en el progreso que suponen sus ideas, estas ideas vienen causadas por el éxito entre los bajos fondos. Ideales que se verán destrozados y enterrados en aras del triunfo político. Todo es un bucle que se repite y que solo cambia según los votantes vayan cediendo. No consiste en que la gente con poder aporte valores éticos a la sociedad, sino en contentar al pueblo para poder llegar al ayuntamiento.

Es pues una muestra más de que la televisión no tiene límites. Que ganar dinero no es el único objetivo cuando se cuentan historias. Hay mundo después de los patrones que triunfan para quedarse y seguir facturando. Lástima que España aún no sepa apreciar esta edad que estamos viviendo, pero ya le llegará su momento. Porque son estos productos los que dejan su huella en la historia, y nosotros somos los que tenemos en nuestra mano agradecer el vivir en esta época.