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Gran Hotel

Drama Las diferentes historias de los huéspedes de un elegante hotel es el argumento de este film de brillante reparto. Obtuvo tan sólo un Oscar, pero fue el de mejor película. (FILMAFFINITY)
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
22 de abril de 2018
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues aquí tenemos la ganadora del Oscar a la mejor película del año 1932, basada en la novela homónima de la escritora austriaca de origen judío Vicki Baum, que en su momento fue bastante famosa. "Gran Hotel" puede etiquetarse, aunque al final tenga un giro dramático inesperado, simplemente como una comedia lujosa escapista de las que abundaban entonces, recordad que estamos en la Gran Depresión, tras el crack del 29, y a un paso de que Hitler llegara al poder. Es curioso que parece que cuando el mundo es un lugar más duro el cine ofrece una realidad muy edulcorada y cuando la época en la que vivimos es fácil y cómoda, lo que vemos en la gran pantalla son dramas tristones donde todo el mundo es infeliz. Es como si fuese un espejo especial que nos ofreciera una imagen invertida del presente. Tengo que investigar más esta hipótesis. Pero el caso es que la película es decididamente mala, vieja y acartonada. La trama es inexistente y las pequeñas historias están llevadas con una aparatosidad delictiva. Para arreglar el entuerto, yo esperaba que el tal Otto Kringelein (Lionel Barrymore) fuese un embaucador que estuviera fingiendo por un oscuro motivo porque no se puede tan plasta y pringado. O en su defecto, que la palme de una vez (SPOILER). Pero en realidad esto son minucias cuando nos encontramos con el enamoramiento más falso, precipitado y poco creíble de la historia. Que si cuando entra en la habitación del hotel el barón Von Geigern (John Barrymore) viera haciendo la cama a Alexandra Breckenridge en "American Horror Story" (2011) o a Madoka Ayukawa de "Kimagure Orange Road" (1987-1991), pues lo entiendo perfectamente, pero con esta loca tirando a feucha es que es imposible.

Y aquí llegamos a un momento clave de "Gran Hotel": que Greta Garbo y Joan Crawford, aunque nos digan repetidas veces en la película que son guapísimas, y por supuesto fuera de ella, es que no lo son para nada, más bien son feas. Es cierto que el look no les favorece mucho, especialmente las cejas tan finas pero precisamente las llevan porque van de irresistibles o bien es esto lo que las hace irresistibles. Una trola. De hecho, alguna extra que aparece por ahí va mucho mejor que estas divas. Pero ya por curiosidad me puse mirar quienes eran las grandes bellezas de la década de los treinta y en una lista supuestamente seria en la que por cierto, aparecen tanto Greta Garbo (4º) como Joan Crawford (5º), de las diez más bellas ninguna estaría en la mía particular de las veinte primeras, salvo una, Vivien Leigh, pero ya del puesto 20 al 11. Si tenéis curiosidad la primera en su ranking es... Katharine Hepburn, madre mía. El caso es que sentí tanta vergüenza ajena ante este atropello, el hecho de promocionar a actrices poco agraciadas como las más hermosas, que me puse a elaborar mi propio ranking. Pero para no cansaros os diré a mi juicio cuáles son las tres actrices más bellas de los años treinta, que serían Lana Turner, Rita Hayworth y Ginger Rogers. Si nos ponemos un poco exquisitos y decimos que las dos primeras no son estrictamente de los 30 pues aunque tienen trabajos en esos años, su gran película es de la década siguiente, entonces elegiría a Ginger Rogers, Olivia de Havilland y Priscilla Lane. Pues ninguna de estas cinco bellezas aparece en esa lista de 10. Es para matarlos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Reaccionario
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10 de marzo de 2015
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y sin embargo ha envejecido mal este ambicioso drama coral desarrollado integramente en el interior de un hotel de lujo de Berlín. Desde el principio se aprecia, eso sí, una notable voluntad de estilo por parte de Edmund Goulding, el elegante director británico emigrado a Hollywood, con el plano cenital inicial de las operadoras o la subsiguiente escena de las conversaciones de teléfono en montaje paralelo. Sin embargo, el peso de la propia historia decae a ratos, tal vez por los múltiples hilos con los que quiere tejer la trama o, sencillamente, por las interpretaciones verdaderamente acartonadas de algunos de sus actores. Y es que, aunque pensada como una producción de lujo con un memorable plantel de estrellas, sostener a demasiados monstruos de la pantalla compartiendo escena acaba siendo, en ocasiones, un ejercicio de riesgo supremo. Poco espacio para tanta estrella. Así Greta Garbo en el papel de una bailarina cargante e interpretado de igual forma cargante o un enfático Lyonel Barrymore que se eleva, al menos, en ciertas escenas de una interpretación excesivamente autocomplaciente. Por contra, su hermano John Barrymore da un verdadero recital en el papel de barón y Joan Crawford demuestra cuánto de buena actriz y carácter había en ella. Para el recuerdo el plano, lleno de sensualidad y belleza de Greta Garbo quitándose las zapatillas de ballet, sola y desesperada en su habitación.
Gould
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23 de marzo de 2016
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que tras unos primeros años en los que las películas no acababan de convencerme, en los años 30 el cine empezó a tener más empaque y empezó a mejorar.

Vista hoy es posible que Gran hotel no pase por ser una película de tramas entrelazadas más, pero entiendo que en aquellos años para la mayoría de la gente descubrir lo que podía ocurrir en un hotel lujoso de la época tenía que ser muy emocionante... debían sentirse como Otto Kringelein, emocionados al descubrir que tienen baño privado en la habitación jejeje

Las historias poco a poco se van complicando, entrelazando y te van enganchando... hasta que al final los huéspedes abandonan el hotel y llegan unos nuevos.... porque eso es un hotel, un gran hotel, un sitio en el que siempre es igual, la gente viene, la gente va pero nunca pasa nada.... ¿o quizás pasan muchas cosas? tendreis que verla para descubrirlo.

Un saludo
chato
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25 de junio de 2017
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La película pasó a la historia por ser la primera (y única hasta la fecha) en ganar el premio principal sin estar nominada en ninguna otra categoría. Lo cual no deja de ser curioso ya podría tener nominaciones, tanto en diseño de producción como en dirección, o algunos de sus intérpretes. Aún así, la película me parece bastante floja.

En ella se cuenta las historias de unos personajes instalados en el Gran Hotel de Berlín en el periodo de entre guerras.

A pesar de ser una película coral, hay unos actores que tiran más de cartel que otros como puedan ser Greta Garbo o los hermanos Barrymore (John y Lionel). Esto no quiere decir que hagan una mejor interpretación, por lo menos en el caso de Garbo ya que es, de largo, lo peor de la película.

Se estrenó el 12 de abril de 1932 en la ciudad de Nueva York.
jesus
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30 de abril de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
129/26(22/04/22) Famoso film por varios aspectos, aunque en su calidad está algo avejentada. Drama dirigido por el inglés Edmund Goulding y producido por Metro-Goldwyn-Mayer, en lo que fue algo seminal en cómo la compañía del logo del león rugiente decidió hacer un film coral con toda una pléyade de estrellas, ‘Más estrellas que en el cielo’ era su lema, auspiciado por el ‘Niño Maravilla’ Irving Thalberg que creyó en este proyecto megalómano de reunir a gran parte de los asalariados MGM para una película centrado en un único escenario como era un hotel, en este caso uno de Berlín en periodo de entreguerras, dándose cita en el lugar empresarios arribistas, aristócratas ladrones, militares pomposos, enfermos terminales, secretarias con aspiraciones, divas hedonistas, y el proletariado al servicio de todos (reflejado en el gerente con la esposa a punto de dar a luz), reflejando el microcosmos de la sociedad y el sub siguiente ciclo de la vida. Tenemos para ello a la primera actriz del estudio, Greta Garbo, los hermanos Barrymore, John y Lionel, Wallace Beery, Lewis Stone y Jean Hersholt, haciendo gala a su orgulloso lema “Más estrellas que en el firmamento”. La fórmula daría tan buen resultado que se sería repetida tan solo dos años después, con “Cena a las ocho”, en la que, por cierto, repetirían los últimas cuatro actores citados. Típica obra del tiempo de Gran Depresión post-Crack del 29, donde se pretendía trasladar al espectador desde su triste realidad mundana al lujo y la pompa de escenarios lujosos y de ensueño.

El barón Felix von Geigern (John Barrymore) se preocupa por la falta de fondos, su perro salchicha Adolfous y por ocultar sus motivos para robar; el contador asistente, el Sr. Kringelein (Lionel Barrymore), se preocupa por recibir una habitación más grande, una tan lujosa y costosa como la del director general Preysing (Wallace Beery), magnate de la industria que suda por una fusión inminente; El Dr. Otternschlag (Lewis Stone), que sufrió una granada en la cara en la guerra, molesta a los empleados con mensajes y cartas que parecen no llegar nunca; y la taquígrafa Flaemmchen (Joan Crawford) parece entrometida y luego impaciente coqueta cuando la llaman para un trabajo; Y tenemos a la famosa bailarina Isabella Grusinskaya (Greta Garbo) sumida en una profunda depresión existencial.

El guión de William A. Drake se basa en la obra de 1930 del mismo título de Drake, quien la había adaptado de la novela de 1929 “Menschen im Hotel” de la judío-alemana Vicki Baum, durante varios años trabajó como camarera en dos prestigiosos hoteles de Berlín y fue precisamente un escándalo ocurrido entre una secretaria y un magnate industrial, lo que la inspiró para escribir la obra que luego, en su versión cinematográfica. Siendo hasta la fecha, la única película que ha ganado el Oscar sin haber sido nominada en ninguna otra categoría. También es la segunda de tres películas en ganar el Oscar a la Mejor Película y ningún otro premio, lo que hizo en los quintos Premios de la Academia, otorgados por el año de forma extraña del 1 de agosto de 1931 al 31 de julio de 1932, “The Broadway Melody” #2, y Motín en el Bounty, #8, son los otras dos. Ello en una historia donde se entrecruzan varias sub tramas, donde se dan cita muchos temas, desde la desesperación vital, el dar sentido a la vida ante la cercanía de la muerte, la depresión existencial, el romance, el engaño, la caballerosidad, la villanía, con varios personajes de distinto pelaje, siendo pionera en este aspecto de ‘short cuts’ del que tanto han bebido cineastas desde entonces, el más famoso por hacerlo bastante es Robert Altman. Pero en este caso las diferentes historias resultan un tanto forzadas, y asimismo superficiales en su tratamiento, todo con un aire de comedia ligera, a lo que se añade un toque dramático en el rush final que resulta un tanto impostado por el modo de reaccionar todos a ello. Aunque resulte el producto entretenido, no llega solidez narrativa a su popularidad.

El nutrido elenco no hacen en conjunto sus mejores trabajos, pero si destaca un gran John Barrymore como el elegante Barón venido a menos. Un galán con don de gentes, sofisticado, noble, amigable, y en realidad por circunstancias un ladrón de guante blanco. Es el ejemplo de la nobleza decadente que intenta sobrevivir en un mundo que los asfixia; Joan Crawford (con 27 años) como la extrovertida secretaria, aunque ella con un papel un tanto ambiguo, pues parece escrito a machetazos, pues parece muy digna, pero en realidad deja elementos de su arribismo dejándose halagar y manipular por el villano de turno, y al final convirtiéndose en ‘concubina’ sin reparos, me resulta un tanto torpemente delineado su rol, aunque su belleza y simpatía son estimables. El ejemplo de la clase baja que no duda en lo que sea por escalar, aunque sin ser caricaturizada por ello. Tiene un romance exprés poco creíble con el don juan barón; Wallace Beery cumple en un rol un tanto cliché de malo, como un magnate brutal y corrupto. Es el ejemplo del capitalismo deshumanizado, algo que gustaba mucho de poner en sus films las grandes compañías, cuando ellos eran grandes explotadores de sus numerosos empleados; Lyonel Barrymore resulta bastante sobreactuado en su papel de tipo que intenta disfrutar de los lujos que no ha tenido en la cercanía de su mortandad. Es el ejemplo de los obreros que se rebelan contra su presente, aunque azuzados por un diagnóstico médico; Y tenemos a una Greta Garbo (con 26 años) pasada de vueltas con su insoportable personaje de estrella irritante cansada de ser la más divina, de una teatralidad irritante, por supuesto que luce bella y etérea como ella solo sabía, pero su expresividad resulta aparatosa, queriendo mostrarse melancólica revierte en grimante. No ayuda lo mal construido de su carácter, capaz de en apenas unos minutos quedar prendada de un intruso de su habitación, es inverosímil, un insulto a la razón la escenita nocturna entre ambos... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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