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El rapto de Bunny Lake

Intriga Recién instalada en Londres, Ann Lake lleva a su hija a la escuela el primer día de clase; pero, cuando vuelve a recogerla, la niña ha desaparecido. Ann denuncia el caso a la policía, pero las investigaciones de los agentes no conducen a ninguna parte, es como si se la hubiera tragado la tierra. Poco a poco, en comisaría empiezan a preguntarse si no se tratará de una fantasía de Ann. (FILMAFFINITY)
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Críticas 31
Críticas ordenadas por utilidad
14 de junio de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Encontré cosas positivas y otras no tanto, por eso prefiero distinguir cada una de ellas en dos apartados separados:

POSITIVAS
a) La primera media hora, y algo más, se consigue crear una inquietud, un desasosiego grande, y es que en la vida común suelen ocurrir esos comportamientos dejados, ese compromiso laxo, esa responsabilidad negligente. Por ahí la película podía haber crecido más.

b) Preminger en su ocaso, pero aún se comprueba el dominio que tiene del blanco y negro, de las luces y las sombras, todo ello bien encajado con el estilo británico.

c) Transcurren los minutos y Preminger parece que nos viene esculpiendo "un Hitchcock". Quizás realmente lo intentó, y aguantó el tipo durante buena parte del metraje. En ese tiempo se crea un ambiente atosigador, es claustrofófica la sensación que da todo entre las paredes del colegio.


NEGATIVAS
a) Toda la parte final: Una vez desvelada la trama (quedan 20 o 25 minutos todavía) la película empieza a perder interés a marchas forzadas, el final se estira en exceso, lo expuesto al final resulta demasiado rocambolesco, desmerece todo el trabajo anterior.

b) Ciertas actuaciones me resultaron exageradas, están recargadas para dar más brío al conjunto, pero rechinan de alguna manera, restan credibilidad al excederse en la expresión.

c) Hay incongruencias, aunque mal que bien la cinta va avanzando sin tropiezos. Pero las pifias del final no se las puedo perdonar (spoiler).

d) Al psicologizar la película el resultado es un producto demasiado mental, un juego de neurosis varias en los que los policías se manejan como pez en el agua, los personajes son producto de un libreto más no de una realidad, el
conjunto queda superficial.


En conclusión, me queda un rendimiento fallido, el conjunto es como un globo que en un momento dado empieza a perder aire para terminar esmirriado y fofo. Un 5,6.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tombol
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15 de julio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película que te mantiene con la duda e intriga de descubrir qué está pasando, personalmente me gustó bastante porque me gustan las películas antiguas que tienen un trama interesante. El título de la película y el trama inicial nos hace pensar y dudar, para luego darnos sorpresas en la historia, tiene muchos errores pero para ser de 1965 me parece buena y no restan en lo interesante del trama; también se debe resaltar la actuación de la protagonista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
tormented7soul
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31 de mayo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que convierte a una gran película en una obra maestra es que su capacidad de embelesar y de perturbar al espectador se mantenga intacta con el paso del tiempo. Uno de los grandes cineastas que haya dado el Séptimo Arte, Otto Preminger, estrenó en 1965 una cinta de referencia en el thriller por su profunda originalidad en lo que cuenta y, sobre todo, por cómo lo cuenta, por derrochar un estilo cinematográfico bellísimo cargado de lentos y maravillosos movimientos de cámara, grúas que elevan nuestra visión en todo momento, planos secuencia sublimes y encuadres únicos que convierten a “El rapto de Bunny Lake” es una experiencia ineludible para el cinéfilo.

Adaptando la novela homónima de Evelyn Piper, el guión de John y Penelope Mortimer resulta magistral contando la historia de una niña norteamericana que desaparece en su primer día de guardería en Inglaterra. Su madre no la encuentra al volver a por ella. Pero nada es lo que parece a simple vista, porque el joven que acompaña a la madre resulta no ser el padre de la niña, sino su tío y porque el espectador comienza a sospechar, totalmente anonadado, que probablemente la niña pudiera no existir más que en la imaginación de su madre.

Esta exquisitez cinéfila se presenta recubierta de una capa de bellísima en cuanto a la dirección de fotografía a cargo de Denys N. Coop y una música espléndida de Paul Glass. Por cierto, dato no menor es que los créditos corren a cargo de Saul Bass (responsable de obras maestras como “Vértigo”, “Psicosis” o “Anatomía de un asesinato” también para Otto Preminger), simplemente el mejor en la historia del cine en dicha disciplina. Y vaya si se disfrutan.

Espléndidas las interpretaciones de todo su elenco actoral, especialmente de Carol Lynley como la madre de Bunny y de un magnífico Laurence Olivier como un sarcástico y corrosivo inspector de policía que toma las riendas de la investigación. Aunque vaya de más a menos, el film no decae en ningún momento y mantiene en vilo al espectador de principio a fin.
Sergio Berbel
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21 de marzo de 2023
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Nunca he ocultado mi predilección por Otto Preminger, ni aquí ni en ninguna parte. Me parece el mejor director de películas de cine de todos los tiempos, con serías dudas con respecto a Billy Wilder, que es Dios. Como en la anécdota del periodista que viaja a argentina y le pregunta a un taxista quién es el mejor jugador de futbol, y le dice que Walter Mathaus, y el periodísta alucinando le pregunta que por qué no dice Maradona, y el taxista le replica que le ha preguntado por un jugador de futbol, pero que Maradona es Dios.
Tiene diálogos siempre acertados, discretos, pero muy afilados. Planos y secuencias muy bien encarriladas, tramas espectatulare.
En esta película se supera a sí mismo. Me parece una de sus mejores obras. El tratamiento del color, la suavidad con la que el comisario de policia pregunta, etc. Sólo le veo un defecto, el poco desarrollo y recorrido que realiza con la niña, que dice ser de cuatro años pero que está muy grande para eso. En una de las preguntas le interrogan acerca del peso de la niña, y responde que 18 kilos. Grandecita era. Sin embargo en la pantalla aparece una niña algo mayor. El caso es que no actua la niña, sólo está parada a merced del balia de los personajes que están a su alrededor.
En las últimas escenas sobre todo, cuando juegan madre, hija y tío a la gallinita ciega, y al escondite.
No sé porque, si por haber visto alguna saga de esta película, etc, pero el desarrollo de la trama hubiera estado más logrado en vez de en un guardería, en un hotel. Hubiera sido más compleja, con más personajes y planos, pero seguramente más dífícil de justificar la actuación psicópata del tío, enamorado de la madre de la niña, seguramente por algún tipo de trastorno sexual, no explicado en la película.
Otra peculiaridad que se atribuye generalmente a Hit es la capacidad de ir incrementando la tensión emocional para descargarla en los últimos fotograma. Pues bien, nada tiene que envidiar esta película a esa pretensión. Está perfectamente calibrado cuándo y cómo se va in crescendo en la intensidad emocional. Quizá alguna escenita de arrepentimiento del psicópata al final hubiera añadido algún tipo de explicación a lo sucedido. Pero es evidente que el director quiere que dicha explicación se la encuentre el espectador.
ÁAD
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17 de febrero de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
40/09(09/02/24) Más que interesante thriller psicológico dirigido y producido por el ucraniano Otto Preminger, obra imbuida de misterio y suspense agobiantes en su premisa críptica de la búsqueda de una niña desaparecida que puede existir o no. El guión del entonces matrimonio Penelope y John Mortimer adaptan libremente la novela de 1957 “Bunny Lake Is Missing” de Evelyn Pipe (seudónimo de Merriam Modell). Protagonizada por Carol Lynley como una madre que busca a su hija desaparecida, Keir Dullea como su hermano y Laurence Olivier como el oficial de policía que investiga el caso. El relato te atrapa desde su potente inicio, sentando las bases de una historia absorbente, las piezas van deslizándose hacia un obscuro puzle, adentrándose en tabúes de los que Preminger gustaba de transgredir (como ya hizo en “Anatomía de un asesinato” de 1959), trata temas como las relaciones entre adolescentes, la maternidad de una soltera, el secuestro de niños, el sadomasoquismo, el fetichismo, y hasta otro más turbador que subyace durante el metraje, pero que solo aflora en su rush final (spoiler). Para una cinta con claros referentes en el cine hitchcockiano, al maestro de la papada más famosa gustaba de adentrarse en terrenos cuasi-freudianos en muchas de sus obras y aquí Preminger juega a ello, hundiendo el colmillo en los trastornos mentales, la bipolaridad, las obsesiones, con una resolución impactante, con claro referente en un título de esta misma década de Hitchcock (spoiler).

Un metraje que desconcierta en su ambigüedad al espectador, sintiéndonos el inspector policial encarnado por un gran Laurence Olivier, donde las piezas no le encajan, todo evolucionado hábilmente a contrarreloj, todo acontece cual pesadilla kafkiana desde una mañana hasta la noche, no paran de suceder giros. Día en que el director nos sumerge en un clima hostil ambiental externo, seguramente para emparentarlo a lo que sufre sobre todo esta madre (o no), surtiendo la narración de secundarios disfuncionales, desde ese casero ladino-viscoso-metomentodo (Noël Coward), esa encargada del colegio (Anne Masey) más preocupada de quitarse culpas que de encontrar a la niña, esa dueña del colegio infantil (Martha Hunt) recluida en el ático fría y arrogante. Y por lo externo surtido de imágenes tangenciales de revueltas callejeras, aderezado por música rock (The Zombies) para agriar más el coctel.

Comienza con los créditos diseñados por el más grande en la materia, Saul Bass, habitual colaborador del director, también de Hitchcock y Kubrick. Aquí dejando huella con unas turbadoras figuras componiendo una especie de rompecabezas infantil. Para a continuación sumergirnos gradualmente en una espiral pesadillesca con la desaparición (o no) de una niñita de una escuela infantil londinense. Las incógnitas van desplegándose en un juego perverso de complejidad, donde no hay registros del ingreso de la niña, nadie ha visto a la niña, la persona que dice la madre haberla dejado al cargo ha desaparecido. Todo un incisivo misterio cuando se contrapone la versión de la madre con los datos que vamos conociendo que ponen en duda esta niña haya existido, y con ello el espectador se coloca a la defensiva.

Las miguitas de pan en modo elementos de pruebas (o no) van desvelándose y con ello el espectador duda de todo y todos, historias del pasado se conocen que nos dejan perplejos por como conectan con el presente. Bien es cierto que una vez la siembra de la duda de si la niña existe o no emerge entramos en un bucle de acumulación de pruebas en este sentido que estiran algo la trama, podrían haber condensado algo para no sentirte en un y más y más. Hasta que la historia vira a un clima de suspense a una atmósfera de terror agobiante que comienza con un giro cortante en un inquietante Taller de Muñecas (filmada en The Barry Elder Doll Museum), lugar filmado con aura aterradora de expresionismo acuciante, regido por un mecánico manco encarnado por un singular Finley Currie. Y desde ese momento la cinta entra en un torbellino de demencia desgarradora, ya todo se destapa y colisionamos en un clímax final perturbadoramente malsano.

Pero lo malo es que, si lo piensas un poquito, con las respuestas también afloran las costuras en modo trampas y lagunas que hacen sentirte en cierto modo algo estafado. También esta parte onírica-patológica nocturna parece fruto de otro film, pues el comportamiento de los protagonistas resulta arbitrario y poco entendible, quizás habría venido bien no alargar tanto este segmento.

Carol Lynley da una meritoria actuación como la sufridora madre (o no), expone el temor, el miedo, el terror agobiante de no saber dónde está la (supuesta?) hija. En el clímax transforma su rol en una especie de negociadora-psiquiatra ladina, dejando entrever su fragilidad; Keir Dullea da una interpretación durante casi todo el metraje (spoiler) comedida y mesurada; Laurence Olivier como el agente al cargo de la investigación resulta maravilloso aportando aristas a su rol, es nuestra brújula moral, nos sentimos él mismo mientras va enterándose de lo que puede suceder, actuación adusta, pero de una solidez y autoridad incisiva; Destaca un Noël Coward en un papel extraño y desconcertante, que realmente a la trama no aporta nada, si acaso componer un clima de hostilidad constante sobre la madre. Un personaje irritante, viscoso, lascivo, tipo irritante que irrumpe en la casa de Ann como casero, amanerado con su perrito acosa de modo agresivo a la joven, comenta los parabienes del masoquismo, adora la cultura tribal africana, una figura retorcida que desvía la atención de lo crucial; Martita Hunt una sentida caracterización como la rara dueña de la guardería que vive en el ático recopilando testimonios de pesadillas de niños, mujer fría que derrocha sentido agudo de la duda sobre lo que ve; Finlay Currie tiene un pequeño y turbador papel como 'cirujano de muñecas', que borda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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