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El rapto de Bunny Lake

Intriga Recién instalada en Londres, Ann Lake lleva a su hija a la escuela el primer día de clase; pero, cuando vuelve a recogerla, la niña ha desaparecido. Ann denuncia el caso a la policía, pero las investigaciones de los agentes no conducen a ninguna parte, es como si se la hubiera tragado la tierra. Poco a poco, en comisaría empiezan a preguntarse si no se tratará de una fantasía de Ann. (FILMAFFINITY)
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Críticas 31
Críticas ordenadas por utilidad
18 de enero de 2015
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más vale quedarse con lo bueno que pueda tener una película fallida que no con lo malo, que en el caso de "El rapto de Bunny Lake" es una última parte bastante decepcionante. Todo el que quiera conocer los motivos de una decepción que es general en todos los usuarios, que vaya a la zona oculta de este y del resto de textos porque hay bastante spoiler del que rajar. Hasta que Otto Preminger se desata en lo que supuestamente es el clímax del largometraje la historia del rapto o no de la pobre niña está llevado con maestría, produciendo un desasosiego malo para el espectador. Hay momentos que sí, momentos que no, da para pensar que sí ahora, que no después... Esa intriga es un diez, el drama psicológico llevado a la perfección, con un Laurence Olivier que a mí me parece siempre portentoso y muchas cosas por descubrir.

El uso de la cámara en espacios cerrados y la siempre agradecida fotografía en B/N llevaban "El rapto de Bunny Lake" por muy buen camino, con secundarios misteriosos (esa mujer que vive en el último piso de la escuela) y la intriga aumentando en cada giro de esquina de la película. Y ahí me quedaría, desde los títulos de crédito hasta que empieza una última parte un poco tramposa. Entiendo que haya muchos usuarios que se quejan y lleguen a suspender esta película. Yo no sé qué otro final podría haberse planteado, pero desde luego el que he visto nunca. Es muy fácil criticar por nuestra parte, espectadores del S.XXI, por ello creo que es mejor recordar lo bueno que, en este caso, es la intensidad de la presentación del problema y su primer desarrollo. Una película impecable que iba por muy buen camino hasta que... de repente se tuerce todo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Luisito
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9 de marzo de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película se abre con unos excelentes y creativos títulos de crédito del maestro Saul Bass. En los que una mano va desgarrando un velo negro tras el cual se ocultan los genéricos. También durante el desarrollo del film de Preminger asistiremos al levantamiento del velo que cubre el misterio de la desaparición de Bunny Lake, una niña que, efectivamente, sólo parece existir en la imaginación de su madre. Y aquí se encuentra, en mi opinión, el mayor interés de la película, no en el esclarecimiento a nivel argumental, lo mejor del film es la forma con que Preminguer juega con lo que parece ser y lo que es, la línea difusa que separa la realidad de la imaginación consiguiendo crear así, un clima enrarecido y desasosegante en el que el espectador llega a no estar seguro de nada de lo que está viendo, a pesar de que todo está mostrado de forma transparente y lineal.

Por eso, este es un film sobre las apariencias en el que lo más fascinante reside, no en saber qué o quién se oculta realmente tras dicha apariencia, sino en la representación de un mundo poblado de seres que ocultan, sus verdaderos sentimientos, la ignota realidad de su personalidad interior. Y Preminger logra transmitir esa sensación de apariencia de un relato detectivesco al uso, al cual va añadiendo, paulatinamente, elementos propios del cine fantástico. Quizá sea la última película fascinante de Preminger, puede que tenga una cierta relevancia la resolución del caso, pero al cineasta vienés le interesaba explorar otros territorios además del de la simple peripecia criminal.

Las dudas competen a todos, y es en ese terreno donde Preminger se siente más cómodo. Ann (Carol Lynley) se inventó una amiga imaginaria cuando era niña, razón por la que todos dudan de que ahora tenga una hija, Steven (Keir Dullea) el hermano imagina un mundo que ya no existe; el inspector Newhouse (Laurence Olivier) también queda atrapado en el aparente torbellino de contradicciones, cuestiona la existencia de Bunny y cree que Steven miente para proteger las fantasías de su hermana. Todo ello en un scope muy bien trabajado, así como la puesta en escena y una fotografía impecable.
Antonio Morales
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12 de enero de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grata sorpresa la que nos entregó en año 1965 Otto Preminger con su película El rapto de Bunny Lake, una película que sigue la estela de los Thrillers psicológicos por los que Alfred Hitchcock se había labrado un hueco en la década de los cincuenta. Freud y sus teorías psicoanalíticas aparecen en escena, y de hecho la película tiene bastantes semejanzas con la mítica película Psicosis, estrenada sólo cinco años antes que la película de Preminger.

Bunny Lake, una niña de cuatro años, desaparece misteriosamente el primer día que llega a su nueva escuela. La familia de la niña está compuesta por su tío y su madre, y por temas económicos se han trasladado de los Estados Unidos hasta Londres. En cuanto la madre se da cuenta de la desaparición de su hija, empieza la búsqueda con tal de dar con ella. Aquí podríamos pensar que la película coge la vía rápida del thriller convencional, con un secuestro rápido o una serie de pistas que nos enseñe poco a poco donde se encuentra la niña, pero la película abandona las convencionalidades para adentrarse en una historia de lo más singular.

Para empezar, la película cuestiona la existencia de la propia hija, con lo que nos encontramos ante un tema bastante moderno como es la paranoia mental, tan recurrente en las películas actuales. ¿Será verdad que existe una niña o la madre se ha inventado realmente la existencia de su hija? Ahí está sin duda la cuestión básica de la película (por lo menos en la primera parte de la película, que además se trata de la mejor) y con la que el director juega a confundir al espectador. La tensión con la que Preminger elabora la película es magnífica y sin duda consigue crear una atmósfera opresiva que mete de lleno al espectador en tan insólita historia.

Básicamente lo hace con detalles magníficos. Por ejemplo, antes de que la madre empiece a sospechar que su hija ha sido secuestrada, la manera en cómo se nos muestra su vida es precisamente de una manera naturalizada y normal. Preminger nos la muestra en situaciones cotidianas como haciendo la compra, arreglando su nueva casa…Incluso la música que acompaña estas secuencias se trata de melodías simples y habituales que encontramos en la mayoría de películas convencionales del género, que no hacen sospechar para nada lo que viene a continuación. Porque una vez se destapa el embrollo principal, la película da un cambio de tercio tremendamente enorme y hasta la música que hemos comentado se vuelve mucho más intermitente y disonante…Mucho más terrorífica. Entonces el propio director de la película recurre a encuadres poco corrientes, con ángulos distorsionados y una gran utilización de la fotografía en blanco y negro, que sin duda ayudan a dar la sensación de estar ante un relato histriónico y neurótico. La recreación de las últimas secuencias demuestra un gusto casi macabro, mostrándonos la locura de una manera genial.

En esta primera mitad de la película es donde observamos las grandes luces de la película. La película mezcla situaciones y personajes atípicos que dotan a la película de una gran riqueza. Como es el caso del inspector de policía, interpretado ni más ni menos que por Laurence Olivier, el personaje de Noël Coward o la pitonisa que interpreta Martita Hunt. Ambos son personajes de contrastes y que se complementan perfectamente entre ellos. Por una parte tenemos al policía escéptico, que adopta una postura totalmente científica al ocuparse del caso, y siempre con la misma actitud de control y autoridad. Noél Coward es el personaje desenfrenado, y sin duda el guión lo incluye en parte para que el espectador crea que es uno de los sospechosos. Pero más allá de ser un señuelo también es una figura enigmática (cuenta con un cinturón que según él pertenecía ni más ni menos que al marqués de Sade) que además de estar perfectamente interpretada nos ofrece una visión inquietante a la par que estimulante. Como también sucede con la abuela especial que habita en el piso superior de la escuela, Martita Hunt, una mujer casi siniestra (en algunos puntos la película tiene contactos con el cine de terror) que guarda las pesadillas de diversos niños en cintas grabadas.

El problema es que el guión tiene algunos agujeros importantes. Básicamente se esconde un hecho básico en la película, como es la cuestión de ocultar al espectador (con tal de crear más confusión y así tener un giro dramático inesperado) la identidad secreta del hermano de la protagonista interpretada por Carol Lynley, que sufre una doble personalidad. Pero no es sólo el hecho de que sea absurdo que el personaje de Lynley no sospeche en ningún momento de su hermano, sino el tratamiento que da Preminger a la enfermedad, y es que en ningún caso una persona con doble personalidad actuaría como lo hace personaje de Keir Dullea (que sin embargo realiza una magnífica interpretación). Una cosa es exagerar y otra cosa mentir descaradamente a conveniencia, como hace el guión de la película.

Dos anécdotas finales: El grupo The Zombies aparece anunciado en diversos carteles promocionales de la película y los vemos actuar en diversos momentos de la película, a través de las pantallas de televisión, y el diseño de los títulos de créditos por Saul Bass, un diseñador gráfico que también compuso los de otra película de Preminger, en Anatomía de un asesinato (1959).

http://neokunst.wordpress.com/2014/01/12/el-rapto-de-bunny-lake/
Kyrios
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8 de junio de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante, entretenido y original thriller psicológico, que siguiendo a una madre americana recién llegada a Londres en compañía de un hermano al que conocemos, y una supuesta hija de la que el espectador solo sabe que existe por ella mientras la busca desesperadamente tras no encontrarla en el colegio donde dice haberla dejado cuando va a recogerla a la salida de su supuesto primer día de clase, nos sumerge en una interesante historia de esas tan entretenidas y buenas películas que con tan atractiva premisa hemos tenido ocasión de disfrutar ("Alarma en el expreso 1938", "Extraño suceso 1950", "Travesía peligrosa 1953" y "Plan de vuelo: desaparecida 2005", que recuerde ahora mismo).

A mi juicio, además de la mano maestra de Otto Preminger contándonos la historia, tanto el excelente trabajo de una Carol Lynley en el papel de esa madre que no desmerece en absoluto en las escenas que comparte con Laurence Olivier (el comisario Newhouse de Scotland Yard encargado de la investigación), como el de Keir Dullea en el papel de su hermano, si bien son unos de los pilares que contribuyen a la calidad de la película, son la excelente fotografía y ambientación de ese Londres sixtie en blanco y negro (The Zombies cantando en la televisión y planos generales de la City), y sobre todo la sórdida, imaginativa y entretenida historia de inequívoco aroma pulp basada en una novela escrita por Evelyn Piper (también autora de la novela que adaptaba aquella joyita con Bette Davis, "La niñera 1965"), historia que desde ese desconcertante primer tercio de metraje, y su titubeante segundo acto, estalla en su tramo final en una magnifica resolución de la trama, que a mi juicio, la hace ser un perfecto ejemplo de esos buenos thrillers psicológicos rodados en la Inglaterra de los 60.

Por último, reseñar la aparición en un breve papel de Noel Coward como el casero cuyo personaje contribuye a cimentar el suspense.
tiznao
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13 de enero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otto Preminger puede considerarse como uno de los grandes directores europeos que emigraron a Hollywood. Era poseedor de una cuidada puesta en escena en todas sus películas además de dotar al blanco y negro de una poderosa fuerza visual de manera algo expresionista, como buen director de origen germano que era. Quizás Preminger es más recordado por películas como Laura, Al borde del peligro o Anatomía de un asesinato. Pero Preminger borda con El Rapto de Bunny Lake una de sus películas más interesantes, que fue un fracaso comercial y de crítica en su momento pero que ha sido revaluada como una película de culto. Se podría definir a El Rapto de Bunny Lake como una de esas películas de Hitchcock que Hitchcock no hizo.

Y es que Preminger con El Rapto de Bunny Lake ahonda en los temores internos del espectador, ya que comienza como la pesadilla para cualquier padre o madre. Basada en una novela de Marryam Modell (usando en seudónimo de Evelyn Piper), El Rapto de Bunny Lake es un extraño estudio sobre la maternidad, la bondad, el enigma y la locura. Cuenta la aterradora historia de una mujer (Carol Lynley) cuya hija desaparece de la nada en una guardería infantil británica. En esa guardería todos afirman que no saben nada de ella, causando el pánico y la desesperación de esta mujer, la cual se apoya en su hermano (Keir Dullea) quien toma el control y llama a la policía para esclarecer el misterio de la desaparición de la niña.

A partir de ese momento, se inicia una investigación tan fascinante como surrealista presentado a un elenco de sospechosos siniestro y excéntrico. Y es que esos personajes van desde el inquietante propietario del piso de la mujer hasta esa siniestra señora mayor que vive en el ático de la guardería y que graba las pesadillas de los niños en una cinta de audio. Poco a poco, la película va adquieriendo un cariz psicoanalítico y psicológico que resulta sorprendente ya que en principio se observa que va a ser una trama de lo más previsible. Preminger construye un mundo donde casi todos los personajes hacen alarde de un lado oscuro y perturbante. Ese misterio en apariencia simple va a aportando elementos que podrían resultar inusuales en un principio como cierto masoquismo, incesto, homosexualidad y matrimonio. En ese aspecto, Preminger siempre fue muy hábil para mostrar esos aspectos cercanos a la censura cinematográfica.

Además Preminger se las arregla para mantener el equilibrio suficiente para crear un misterio que satisfaga a un espectador más tradicionalista en este género y de ofrecer a un espectador lo suficientemente inteligente un trasfondo algo más trenzado, más psicológico y rompiendo ciertos tabús. Está en la línea de películas de aquellos años como ¿Qué fue de Baby Jane? y Canción de cuna para un cadáver. Y Preminger suma a la película la excepcional fotografía de Denys Coop, que sirve para ilustrar y exacerbar el miedo, aumentar la desconfianza y las dudas, haciendo esos interiores psicológicos más perturbadores. La cámara en blanco y negro contrasta perfectamente distintas localizaciones como la gris y fría guardería o ese estrecho apartamento logrando un grado de claustrofobia de manera excelente. El punto máximo se alcanza en la tienda de muñecas, con juegos de contrastes de sombra y luz además de algunas reminiscencias de expresionismo alemán que le dan cierto aire macabro. Preminger también juega con la cámara desde distintos ángulos, lo cual multiplica la tensión y respaldada por un ritmo sin interrupciones. También ayuda la partitura inquietante de Paul Glass.

En cuanto al reparto, la presencia más destacable es Laurence Olivier, el cual resulta ser una sorpresa agradable. Ofrece una actuación sobria que inspira confianza, además de ser un personaje que ofrece los momentos más racionales cuando formula sus teorías. Es el vehículo que nos lleva en casi toda la trama. El resto del reparto es apenas conocido, salvo excepción de Noël Coward que hace de ese perturbado propietario. Martita Hunt da vida a esa excéntrica anciantita que vive en el ático de la guardería. Finalmente, Carol Lynley es esa mujer deseperada que resulta ser muy expresiva en un papel de mucha exigencia emocional. Keir Dullea es más recordado por salir en '2001, Odisea en el espacio' y desempeña muy bien el papel de hombre arrogante. Y es que El Rapto de Bunny Lake resulta ser finalmente una película inusual, muy bien dirigida e interpretada y siendo justamente una película de culto muy recomendable.
Javi
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