El rapto de Bunny Lake

Muy buena película británica, en ese blanco y negro que muchas veces se considera con toda razón incluso más artístico e impresionante que el Technicolor u otras modalidades de filmes con colores.

El rapto de Bunny Lake trata precisamente de eso: del rapto de una niña pequeña llamada Bunny. Pero la película transcurre en medio de una intriga tal en relación a esta niña, a su madre y a su tío, al casero, a las maestras y algunas trabajadoras del centro escolar, que en verdad resulta un sobresaliente filme de suspense psicológico, que podría habérsele adjudicado, de no saber a ciencia cierta el director del mismo, a Alfred Hitchcock (aunque en mi opinión, Sir Alfred le habría dado un remate final más realista-brillante que el que le da Otto Preminger, el cual se puede calificar de soso, extremadamente grillado o con un grado tan excesivo de chifladura que es como si hubiese olvidado de repente que los espectadores que van al cine en general no son majaretas).

En fin, es una gran obra cinematográfica que podríamos encuadrar en el género psicológico, policiaco, misterioso, de desasosiego... La recomendaría con ánimo instructivo a todos los responsables que tienen guarderías de infantes o trabajan en este tipo de instituciones y escuelas de primaria. Les sería de gran ayuda para estar preparados ante problemáticas y padres extraños con quienes se las tendrán que ver tarde o temprano.

Fej Delvahe

Después de haber visto dos peliculones de la talla de Laura y Anatomía de un asesinato, ambas de Preminger, decidí bucear un poco en su filmografía. Y elegí El rapto de Bunny Lake porque a prori planteaba un tema interesante susceptible de dar bastante juego. Pero reconozco que el submarinismo no es lo mío y que a veces es mucho mejor navegar siguiendo los mares conocidos y dejar para otros las búsquedas de El Dorado.
A la película quiero calificarla de interesante, bueno, siendo generoso, por el tema que plantea, por una fotografía en blanco y negro de bastante calidad y sobre todo por la presencia de Laurence Olivier, grande del cine y que siempre deja una impronta de calidad hasta en obras mediocres como ésta.
Poco más que decir. Evidentemente en este tipo de producciones lo menos que se puede hacer es no desvelar el final y no lo haré, pero tengo la ligerísima sospecha que el guionista ó el autor de la novela, o quizás ambos, debieron tomar mal los apuntes o quedarse dormidos en las clases de psicología...
¡Ay!...Si Freud levantase la cabeza.

La buena mano de Otto Preminger, que se hace notar especialmente en ciertos planos hacia el final de la película, y una acertada fotografía en blanco y negro de Londres en los 60, son lo único rescatable de "El rapto de Bunny Lake", que naufraga por culpa de un guión aburrido, en su mayor parte predecible, unos personajes horrorosos y unos actores en la misma línea.

Una buena premisa argumental (una niña desaparece, pero nadie recuerda haberla visto antes, ¿será real o imaginaria?), similar a la de "La dama del expreso" de Hitchcock y también utilizada con posterioridad, se atasca a partir de los 10 minutos de película, que se pone a balbucear entre el policíaco y el suspense psicológico sin saber sacar ningún provecho de los recursos de ninguno de ambos géneros.

Los actores están bastante lamentables, empezando por Carol Lynley (la madre) y su registro insoportablemente frígido e inexpresivo.

Lo primero que llama lo atención de esta película es el notable parecido de Carol Lynley, la supuesta progenitora de la niña, con Carmen Sevilla. Pero lo segundo es que, porque se ha leído uno el argumento, que si no durante los primeros minutos pensaría que es una comedia o algo muy distinto de lo que es. Bueno, ahora que lo pienso, el título lo dice bien claro: un rapto de una cría. Ahora bien, ¿es este real o ficticio? Sobre esa premisa, basada en la novela homónima de Merriam Modell, construye Otto Preminger una película intrigante en su primera mitad pero desastrosa en su segunda. Digamos que el andamiaje que sustenta la obra se viene abajo cayendo en un cúmulo de incoherencias.

El tema de los niños robados es, además de duro, recurrente en el cine. De los muchos títulos que se recuerda, el primero en el que pensé pero en el que nadie lo ha hecho, es en "El intercambio" (2008), aquella de Clint Eastwood protagonizada por Angelina Jolie, no sólo por el secuestro en sí sino por el grado de paranoia o poca credibilidad que se le otorga a la madre. Lo malo de "El rapto de Bunny Lake" no sólo es que estén la mar de tranquilos tras perder a una hija o sobrina, sino que es un caso demasiado complejo como para dejarlo todo al azar. Sea lo que sea, se puede descubrir de inmediato, cosa que le cuesta a la policía un mundo. Claro que lo de la hermana es peor (SPOILER).

¿Pero dónde has estado, no sabes qué hora es? Frases como esta me harté de escuchar a mi madre, las madres de mis amigos y demás madres que poblaron mi mundo infantil. Las mismas frases se repitieron durante décadas para expresar la preocupación, y angustia de una mamá en cuanto sus hijos no estaban donde debían, cuando debían. He visto madres a punto de caer desmayadas al ir a buscar sus niños al cole porque han tardado diez minutos en aparecer. Otto tuvo que ser huérfano de madre y no haber ido nunca a buscar a sus hijos al colegio para no saber cómo se angustia una madre cuando intuye, con o sin razón, problemas para sus hijos. La mamá de Bunny: no. La mamá de Bunny durante dos tercios de la película prácticamente no reacciona al no encontrar a su hija. Se me ocurren dos posibilidades: o Otto la está dirigiendo horriblemente, o Carol Lynley es una actriz horrorosa.
La penosa actuación de Miss Lake no nos permite meternos en una trama que a duras penas se mantiene a base de un torpe suspense. La cuadrilla de secundarios en personajes increíbles no colaboran a que lleguemos a preocuparnos de verdad por lo que le ha pasado a la niña. Mención especial para Noel Coward que aparece siempre en el momento preciso para hacer que la película no avance y deleitarnos con unas cuantas secuencias que lo mejor que se podía haber hecho con ellas era suprimirlas.
En la última media hora aparece el loco de diseño, expresamente creado para que el guión pueda tener razón de ser. La historia del cine, americano principalmente, está plagada de dementes como éste cuya locura principal es asociarse con el guionista para que la historia intente funcionar. Como en este caso raramente lo consiguen.
Preminger vuelve a decepcionarme una vez más. Si queréis ver algo de él, de memoria recomiendo "Porgy and Bess", al menos Armstrong y Ella Fitzgerald nos deleitan con sus interpretaciones.