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Críticas 1.617
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
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6
5 de julio de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Si en televisión triunfaba la serie "Rin Tin Tin", un perro vallecano llamado Toni, pero conocido como el "Rin Tin Tin español", consiguió llegar a estrella de cine, trabajando en las películas: Lucero, Destino Barajas y La Banda de los ocho (film que obtuvo el gran premio del Festival de la Juventud de Cannes)". Este párrafo extraído del libro, "Madrid, Villa y Puente Historia de Vallecas" (Luis H. Castellanos y Carlos Colorado, Ediciones La Librería), me puso tras la pista de esta película, pasando a continuación a comentarla.

Un grupo de niños en el Alicante de los 60, amantes de los tebeos, jugando a "churro, media manga, manga entera", y que se hacen llamar "la banda de los ocho" encuentran en la calle a un pastor alemán al que adoptan y bautizan como "Lucero" (lo de "bautizan" no es un eufemismo), le procuran alimento que despistan de casa de sus padres, carnicerías del barrio y demás, y tras ahuyentar corriéndolos a ladridos a "Los Piratas" (una banda rival y sus enemigos irreconciliables) durante una pelea callejera, acaba ganándose a los chavales que pese al rechazo de los diferentes padres a toda costa tratan de quedárselo, y en esas están cuando es capturado por los del Ayuntamiento (escenas cuyo acompañamiento sonoro y desarrollo son de primer orden) y no cuentan con el dinero para pagar la multa y salvarlo.

Dirigida por ese todoterreno ecléctico artesano llamado Tulio Demichelli, y dentro de una emotiva y bien contada historia para toda la familia (primer guión cinematográfico de Pedro Mario Herrero, luego colaborador habitual de Demichelli), estamos ante todo un excelente fresco costumbrista de la vida en un Alicante (obligatoria de ver para todo alicantino que se precie por la gran cantidad de exteriores mostrados) cuyo retrato podría valer muy bien como ejemplo de esa España en blanco y negro (las familias tomado la fresca al caer el sol, mascletas, y fiestas populares, bañistas en las playas y paisaje y paisanaje yendo y viniendo) que dentro de lo gris de los tiempos iban tirando como podían, además de ante una entretenida, emotiva y simpática función poseedora de alguna escena realmente inquietante y perturbadora (descripción detallada de métodos para matar a los perros por parte del encargado – Jose Maria Cafarell, compartiendo escenas con la aquí su malhumorada esposa, Maria Luisa Ponte – a los acongojados niños, y casi diría que a la vez acongojado espectador), que te involucra con lo que estás viendo y te hace tifar por los niños como si fueras uno de ellos, y si tienes, has tenido, o eres aficionado a los perros, es más que probable que se te humedezcan los ojos en las escenas finales.

Rodada un año después de la también con perro y niños, "Perro golfo 1961" (justita como película e interesante por suponer uno de los últimos trabajos del gran José Isbert), protagonizada por un grupo de chavales dando vida de forma veraz (juegos, actitud con los adultos, y hasta esa pistola de juguete al cinto que hacía de su portador el niño más feliz del mundo) al grupo de amigos, niños encabezados por Cesáreo Quezadas 'Pulgarcito' (un chavalín con fama por aquellos tiempos que hasta salió al menos en una de Joselito), no habiendo reconocido a ningún futuro actor entre el resto, y con un buen plantel de buenos actores arropando la película (entre otros, Goyo Lebrero como padre de uno de los niños, Mari Paz Pondal como la casquivana hermana mayor de otro, y Erasmo Pascual como el recaudador de multas de la perrera), cumple con creces como más que digna función familiar, y resulta sobresaliente en como muestra a través de una buena fotografía, "La millor terreta del món" de la época (insisto, alicantinos, de visión obligatoria)…….y además el perro es de Vallecas.
tiznao
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8
22 de octubre de 2014
89 de 104 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siendo el Western un genero en el que las agradables sorpresas son cada día mas difícil de encontrar, bien por el implacable paso del tiempo, que ha dado, o está dando de baja a los últimos grandes directores como Walter Hill o Clint Eastwood (ya han pasado unos años desde “Los protectores 2006” y “Sin Perdón 1992”) o por lo poco que se prodigan tipos que han demostrado saber del tema, como Kevin Costner y su “Open Range 2003”, contadas con no todos los dedos de una mano son las producciones que te sorprenden, ya que salvo ir tirando con algún medio decente remake, o alguna cosa presidida en su apartado actoral por también alguna medio vieja gloria y/o el actor apañado del momento, rara es la película que te deja dando palmas con las orejas como en algunas de las citadas más arriba.

Tras la perorata / introducción, y yendo al grano, lo que aquí tenemos es un director danés que viene del para mi mas que sospechoso Dogma, cosa que a priori no parece precisamente la mejor firma para una del Oeste, pero eso de ver en el casting a un siempre desconcertante Eric Cantona, al resultón Jeffrey Dean Morgan, al fiable Jonathan Pryce y a una Eva Green que siempre es un plus encontrársela, ya te inocula un cierto interés por la función. Súmese un argumento en el que resplandece la palabra “VENGANZA” en medio de vecindario cobarde, malo malísimo al servicio de intereses bastardos (inténtese recordar la entonación del tal Fernando Burgos), y al menos a mi me ha faltado tiempo para enchufármela.

Pues bien, pleno al quince, peliculón, nada nuevo en cuanto argumento, pero ese toque danés recordando al mejor Sergio Leone, esa fotografía y banda sonora, y esa pareja de nórdicos, Mads Mikkelsen y Mikael Persbrandt, metidos en faena, y especialmente ese regalo de potente presencia femenina de una hierática Eva Green, invadiendo la escena en pequeñas dosis para acabar comiéndose la pantalla, la película y el corazón del espectador, dan como resultado otro de esos western que sin dudarlo añadiría a esa lista mencionada en el primer párrafo (si, ya sé que falta – remakes aparte - la de Tarantino, “The proposition 2005” o aquella en la creo recordar que salía Pierce Brosnan de las tripas de un caballo, pero siendo buenas películas, a mi juicio juegan en otra división).

Bueno, para terminar, solo mencionar que viendo a los daneses dando estopa en el Salvaje Oeste, he recordado al sueco que interpretaba el gran Sterling Hayden en aquella joyita de Joseph H. Lewis: “Terror en una ciudad de Texas 1958".
tiznao
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6
20 de octubre de 2014
22 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grata sorpresa ¡Vive Dios!, cuando uno ha abandonado prácticamente toda esperanza de enchufarse un slasher por su camino, que vaya mas allá del listillo de turno tratando de inventar la pólvora, o de la típica penosa producción llamada a pasar sin pena ni gloria, algo de esta función puesta en marcha por unos tipos de los que no tenía ni pajolera idea de su existencia (ya se va haciendo uno tarrilla y no dedica tiempo ni atención a lo que se va moviendo por el mercado como en otros tiempos hacia) activó ese instinto que creía dormido (por no decir finiquitado) y sentí la necesidad de volver por mis fueros de oldie degustador de este tipo de productos. Pues bien, sin entrar en apuntes argumentales, ni consideraciones técnicas - de esas que todo reseñador habitual que se precie puede y debe echar mano – y dado que ya me estoy cansando de escribir, tan solo apuntar que a mi juicio estamos ante una película entretenida, vacilona y tremendamente pulp, que al que esto escribe le ha hecho pasar un buen rato. Un saludo.
tiznao
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6
22 de enero de 2014
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luis Larra (Arturo Fernández), empleado de una importante constructora sita en Madrid, que trabaja de chofer y ayudante para el pagador de nominas, pintor aficionado que no logra colocar un cuadro, en horas bajas por asuntos amorosos tras la última de las frecuentes rupturas con su enamorada Ana (Marisa de Leza), y no muy boyante económicamente (alguna copa, y el pago de la habitación en la que vive en casa de una señora que le trata como a un hijo, merman notablemente su nomina mensual debido a algún que otro anticipo), sufre un accidente de automóvil en una carretera de montaña, cuando tras recoger a un hombre malherido caen por un barranco debido a las prisas para buscar ayuda para el herido, saliendo el despedido e ileso junto a casi 5 millones de pesetas de los 12 que llevaban para los trabajadores del pantano al cual se dirigían, y el coche incendiado con el resto del dinero, jefe, y herido recogido, carbonizados.

Luis enterrando el dinero y dirigiéndose a casa de la hasta ahora muy recta y honrada Ana (así la hemos conocido en escenas anteriores, rechazando al apuesto Jorge, un supuesto playboy de opereta y sus supuestos regalos, y haciendo gala de su altura moral), contándola la historia, y esta primero venciendo tibiamente su inicial rechazo a ese dinero que Luis propone como jugoso acicate para su feliz vida futura en pareja, y luego cuando lee en el periódico que han dado por muerto a Luis al tomar el carbonizado cuerpo del herido auxiliado por el suyo, ya convertida en toda una conspiradora cegada por el gran fajo de billetes.

Con este interesante y buen arranque en cuanto a presentación de personajes y situación que irrumpe en sus grises vidas, y las consecuencias sufridas por la pareja en forma de fatalidades y caprichos del destino (ese playboy Jorge que interpreta Luis Davila amenazando la vida de lujo y molicie en Barcelona a la que nuestra pareja estaba entregada), el ecléctico artesano José Luis Madrid (director y guionista no tan prolífico ni nombrado como Pedro Lazaga o León Klimovsky, pero con un cierto aire de familia en cuanto a trabajos realizados) rueda un buen ejemplo de esos dignos y entretenidos thrillers noir hispanos cuya edad de oro fue allá por los 50/60 del siglo pasado, en el que los 3 personajes centrales de la trama (Luis, Ana, y Jorge), vemos evolucionar desde sus grises vidas a proyectos de chapuceros criminales cuyas decisiones en momentos críticos no auguran nada bueno para ellos (también ayuda la censura de la época no permitiendo un final feliz para criminales), bien interpretada por el trio protagonista, y con un giro de guión final que casa de maravilla con el espíritu hispano noir de la función.

Súmese una buena banda sonora obra de Federico Martínez Tudó (sin poder calificarla de sublime, acompaña de maravilla la acción), buena fotografía, una acertada dirección con buen pulso, y algún que otro exterior (principalmente de la Barcelona de la época), y tenemos una de esas abundantes y escondidas joyitas que a mi juicio no defraudaran al aficionado al buen y entretenido thriller de serie B.
tiznao
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8
7 de agosto de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"The Wire" y "Los Soprano" se acabaron y aunque siempre te queda el recurso de volver a visitarlas de vez en cuando, con ellas se acabaron esas maratones en la que te podías pasar perfectamente toda la noche sin dormir enganchado a McNulty, Omar, Tony, Chris, Silvio, etc, etc, etc.

"24", a lo largo de las 7 temporadas que llevo vistas, ha coincidido en sus inicios en antena con estas, y a pesar de su enfoque completamente diferente en cuanto a "qualite" en comparación con las que te dije, a pesar de hacer disfrutar año tras año a una legión de seguidores de las aventuras del políticamente incorrecto Jack Bauer haciendo picadillo a los malos de turno, a pesar de que cuando acabo la quinta temporada deje pasar un largo tiempo antes de enchufarme la sexta puesto que ya era como esa novia con la que al principio de salir con ella los dedos se te hacían huéspedes ante las ganas de volver a verla tras una separación y que a al pasar el tiempo no valoras en su justa medida (eso dicen los que entienden de estas cosas) pero que al final aunque estés saliendo con otras que te atraigan mas, sabes que cuando temporalmente la haces una visita y aunque la pasión no sea la misma que al principio de la relación la llama sigue encendidilla.

En esas estábamos cuando tras un largo tiempo sin verla y con "The Wire" y "Los Soprano" recientemente revisitadas, me dispuse a volver con la séptima de "24" a ver que era de su vida y ¡albricias!, ¡eureka!, en el primer episodio veo asomar la gaita a Janeane Garofalo (magnifico ese duelo de perras con Chloe mas adelante) y Sean Hillinger (el Billy Walsh de "El séquito") y poco más adelante la vuelta de Tony Almeida (no estaba muerto, que estaba de parranda), Bill y Chloe (el tercer episodio te agarra y ya no te suelta hasta el final de la temporada).

Súmese a un esplendido Jon Voight (no es una frase hecha realmente da brillo y esplendor a la serie), la vuelta al servicio activo de Aarón, su poquito de Kim en el tramo final, Will Patton y alguno más que sería largo y farragoso de mentar, los no por consabidos y tópicos/típicos poderosos y adictivos abundantes giros de guión, y a un Kiefer Sutherland que realmente tiene merito consiguiendo que temporada tras temporada no decaiga la fiesta, acción por un tubo (a quien le importa los agujeros de guión, la inverosimilitud de la misma o las lecturas de tipo sociológico/político) y prueba superada.

Al contrario que en las últimas temporadas que llegaba uno al último episodio necesitando unas vacaciones del bueno de Bauer, en esta tal y como ha quedado la cosa dan ganas de ponerse con la octava más pronto que tarde.
tiznao
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