Sólo se vive una vez

Correcta muestra de cine negro que si bien hoy en día puede parecer un poco llena de tópicos de este tipo de cine, también hay que tener en cuenta que son el resto de películas las que copiaron a esta creando los tópicos a lo largo de los años, de ese modo podemos ver en esta historia de dos enamorados que huyen de la ley un sinfín de situaciones que ya hemos visto mas de una vez, a la memoria me vienen obras como Gun Crazy o Bonnie & Clyde.
El guion es solido pero posee algunos golpes de efecto bastante irreales aunque en general se disfruta con interés. Un Henry Fonda al que nunca le abandona esa intensa mirada interpreta a un ex-convicto que lucha por demostrar su inocencia a pesar de los prejuicios que la gente corriente alberga hacia la gente que pretende reintegrarse, una pesimista mirada al tema de la pena de muerte y el sistema judicial. Este último resumido en una genial escena donde de una pared del despacho del jefe de redacción de un periódico cuelgan tres posibles primeras planas.
No os preocupéis si le cuesta arrancar un poco al principio porque minuto a minuto va cogiendo fuerza.

Fritz Lang trazó con poética, romanticismo y sentido trágico el agrio retrato de una pareja de adverso destino, dos personas sin posibilidad de compartir una existencia feliz, sumidos en una sociedad implacable que impide la redención y el encauzamiento vital.

El tono afligido y triste de la narración está acentuado por una estética sombría y expresionista que refleja el dolor de sus protagonistas y encierra una dura crítica a un sistema judicial totalmente injusto.

Maravillosa película, dotada de un lirismo embriagador, una intensa historia de amor incondicional marcada por la fatalidad de un destino aciago.

En realidad el título de "Sólo se vive una vez" es engañoso, porque el fondo conceptual del filme da a entrever que hay vida más allá de esta carnal y que la muerte es una liberación maravillosa. De hecho el personaje del sacerdote de la cárcel, que a todas luces es católico, se muestra sorprendentemente abierto a la creencia de la reencarnación del alma y reflexiona en un momento dado acerca de que quizás cuando "nacemos de nuevo" olvidamos nuestra vida anterior con el fin de tener la oportunidad de empezar de cero sin las cargas de culpabilidad que supondría recordar vidas pasadas.

Filmada en blanco y negro, la historia de esta película es muy dura, se centra en lo mucho que la fatalidad tiene que ver a veces en nuestra existencia, pero también resaltando el amor y la fuerza que éste nos da para sobrellevar todas las penalidades.

Trata sobre un presidiario que sale de la cárcel y trata de enmendar su vida trabajando en un oficio legal y mediano, pero por más que lo intenta la fatalidad le hace dicha regeneración imposible.

Estupenda la escena en la que el cocinero de la prisión comenta cuando prepara la comida destinada al condenado a muerte: "¡Qué mundo! Primero matan al pollo. Taylor se lo come. Y luego matan a Taylor."

No sé si sería adecuado calificar este film dentro del cine negro, pues parece más una historia de aventuras (y desventuras). Lo que pasa en el cine negro de esta época es que se cuenta todo muy deprisa, con un ritmo muy acelerado, con mucha información en poco tiempo, con mil giros en la estructura, pues su duración estándar de 90 minutos (más o menos) así lo requiere. Pero no me esperaba que ésta película me decepcionase, pues aunque todo lo que tiene que decir y criticar Fritz Lang lo hace con elegancia y cierta elocuencia, la trama gira en torno al sufrimiento de la dama y eso acaba por hacer plana la historia.

Eso sí, atribuyo el mérito que se merece este más que notable director pues es capaz de contar la historia en imágenes, haciendo gala de una fotografía expresionista y dramática, e indagando en todas las ideas del film en forma de imágenes.

Impresionante película de uno de los gigantes de la Historia del cine; FRITZ LANG.
Nada que decir a los amantes del cine clásico, todos- estoy seguro- tendrán a este director en la repisa de oro de su filmoteca. Pero las nuevas generaciones, esos que quieren empezar a bucear en las maravillas del cine clásico, que no viejo,( Dioss qué afortunados son), no puedo evitar recomendarles encarecidamente a este director.
Un director duro y crítico con la sociedad y el sistema. Un director realista, consciente de que la sociedad engulle al individuo que lucha desesperadamente por salir hacia delante en un recorrido hacia ninguna parte.Pivotando siempre con estos temas, el fatalista director es, además, un artista de primer orden que sabe contar magníficas historias a las que dota de fotografías inquietantes, escenas llenas de angustia y lirismo donde el espectador se verá atrapado para siempre jamás.
En este caso, nos cuentan la historia de un exconvicto ( Henry Fonda), que es puesto en libertad después de haber cumplido una condena de tres años por delitos menores.
Estamos en los años de la Depresión y nuestro hombre quiere reinsertarse en la sociedad. Tiene una novia ( Sylvia Sidney), que le quiere mucho y un empleo que le ha proporcionado su abogado.
Ya ha pagado su culpa. ¿ O no?.
Dios, qué bien retrata Lang el cochino mundo en el que vivimos.
Al igual que haría en otra obra maestra suya, " Furia", Lang denuncia sin compasión a toda nuestra sociedad " bienpensante", toda nuestra acomodaticia sociedad que desde nuestras confortables vidas, nos atrevemos a juzgar a otro ser humano y cómo nuestras más fútiles acciones o incluso nuestras buenas intenciones pueden acarrear las más funestas consecuencias.
Un pensamiento que se me viene a la cabeza.
Este maravilloso director al que amo con locura- aunque eso no tiene mucho mérito, tengo unos cuántos- es justo lo contrario a otro director que también aprecio mucho; Frank Capra.
Capra, era un fabulador, un director cuyos temas pivotaban en torno a la lucha del individuo contra la sociedad, donde siempre conseguía transformarla.
Lang, al revés. Es mucho más realista, fatalista o pesimista,
como quieran llamarle. Sus individuos también luchan denodadamente contra la sociedad pero no vencen. Es más como la vida misma.
Vuelvo a repetir. Esto va dirigido a todos los jóvenes. Sé que en vuestra estima de directores clásicos se encuentran Hitchcock, Wilder o Ford. Estupendo. Yo también los adoro. Pero no sé por qué, creo que el inmenso talento de Lang permanece más escondido entre el público juvenil. Los escasos votos que obtienen sus películas me hacen sospechar eso. Quiero recomendarles que se acerquen a Lang. A cualquier título de él. Es un director a la altura de los arriba mencionados sino mayor. Que lo disfruten.