Blackwood

Esto solo lo podría haber parido una persona que ama el arte. Una persona que tiene talento y se ha cuestionado su irracionalidad. Corriendo el riesgo y pagando el precio, eso sí, de encontrar su origen.

Cortés inunda una mansión de ausencias. Ausencia de luz, ausencia de condescendencia, ausencia de tiempo y ausencia de cualquier formalismo. Y este director, que es mucho de sumergir a sus personajes -billetes, arena-, sumerge a cinco adolescentes ingobernables en esta atmósfera. Es una película difícil -o muy fácil- de explicar que se necesita absorber con la piel, entender con el pulso y razonar mediante la respiración y los músculos. Es una experiencia física en la que conviene llevar algún tipo de electrolito porque uno acaba contraído y deshidratado.

Los que admiramos y seguimos a Rodrigo Cortés en sus aventuras extra-cinematográficas sabíamos que a pesar de la sinopsis, no iba a ser una película de casas encantadas, de concatenaciones de sustos o un survival adolescente. Sabíamos que moldearía el artefacto con todas las herramientas de su oficio para colar su mensaje. Sus alegorías. La puerta prohibida que evita que se mezclen los mundos. El sacrificio en carne humana del arte. La obsesión calcinada de un esteta. La película habla sobre el precio que paga un artista por su talento gratuito. Seamos conscientes de los sacrificios que hacen los creadores admirando y valorando sus obras.

Personalmente, al igual que algún personaje de la peli, pagaría cualquier precio por tener unos segundos la mirada sobre las cosas que tiene Rodrigo Cortés.

Desde los tiempos dorados del cine, las películas de encargo, los guiones que productores con buen o mal ojo desean que alguien lleve a las pantallas, han sido historias que caían en manos de directores denominados en muchos casos "artesanos" que eran capaces de bregar con un material que, en ningún caso, era de su elección. Eso daba lugar a proyectos que en ocasiones alumbraban obras magníficas (CASABLANCA es el gran ejemplo) o bien obras de consumo que no alcanzaban la cumbre cinematográfica pero que eran material que el público consumía: entretenimiento, drama, terror, comedia. Así se completaba la cartelera y se mantenía la industria en pie. Negocio y cine, cine y negocio. Este caso es el de esta película, cine de género rodado con mucho gusto, con una gran idea de lo que es el plano, la secuencia, el tiempo de la película. Y es que Rodrigo Cortés es un muy buen director, ya lo vimos en ENTERRADO o LUCES ROJAS. Hay que hacer cine aunque no sea tú cine. La película está bien pergeñada, con unos sustos bien elaborados, un ambiente gótico admirable. El elenco no es el mejor, seguro que el director hubiera querido cambiar algún actor y actriz. Y lo peor, si ves la película doblada, es el acento que le han colocado a una Uma Thurman que, además, está por debajo de su fama y no se cree un personaje que encima es de lo más flojo del film. Esperamos a Rodrigo Cortés en futuras películas, que vendrán seguro.

Llevo años escuchando a Rodrigo Cortés desde que participaba como colaborador en "La Parroquia del Monaguillo", y en tiempos más recientes en el podcast "Todopoderosos". El tío se nota que es muy inteligente. Sabe la hostia tanto de música como, por supuesto, de cine. Escucharle es un placer: no sólo lo explica todo a la perfección y tiene buen sentido del humor, es que el cabronazo es una encicopledia andante. Se menciona tal película del año 63 y se sabe quién fue el montador, o el director de fotografía. Sabe todo lo que hay que saber sobre el mundo del cine, a nivel técnico y artístico.

Y todo eso no me cuadra demasiado con lo que hace él cuando veo una película suya. Y me jode.

Porque ni "Luces rojas" ni "Buried" pasan de ser películas correctas. Tiene alguna previa, española, y cortos premiados, pero todo eso yo no lo he visto. Sólo sé que la inteligencia con la que habla de Hitchcock, o de Kubrick, o de Scorsese luego no se refleja en su modo de dirigir. Y no lo entiendo. Su cine es más bien anodino.

En el caso de esta última se trata seguramente de lo peor que ha hecho hasta ahora: una película aburrida, un poco tonta, sosa, sin gracia, sin suspense, sin pizca de terror... Uma Thurman está ya de baratillo (y da hasta penita la anciana de metro ochenta en que se ha convertido) y la rubita protagonista muy mona y tal, con unos ojos muy bonitos y expresivos, pero no salva la película. Es la clase de película que se estrena, está una semana en los cines, y se olvida rápido. Y mira que lo siento, por Cortés, pero es que es un film que si no lo ves te quedas igual.

Si algún día llego a conocerle personalmente me arrepentiré de haber dicho esto... pero es que es un bluf. ¡Lo siento, Rodrigo!

Blackwood está entre la chorrada máxima para adolescentes y la idea original. Al principio parece entretenida y no entiendo la sádica mala prensa que se le ha dado... pero luego... vienen las frases enlatadas, las escenas que ya hemos visto mil veces, un guión ridículo crepuscular ("Crepuscular" de la saga Crepúsculo entiéndase) y el hilo conductor deleznable, sí, que no debería volver a caer en la típica púber insoportable. En general la peli no debería de sostenerse por entera en tantos clichés del género, por lo menos para estar a la altura que se le intuye al director.

Realmente estúpida película de ¿terror?, ¿suspenso?, en realidad el género es indescifrable, lo único real es que es verdaderamente una tontería este nuevo film de Rodrigo Cortés que fue decreciendo en su trabajo desde Atrapado, luego la irregular Luces Rojas y ahora esto que seria la culminación de un tridente en decadencia. El guión nos cuenta como 5 adolescentes con serios problemas de adaptación y de conducta son enviadas a una especie de colegio alejado de la ciudad y en donde supuestamente las reisertara nuevamente en la sociedad. Como directora encontramos a una caricaturesca Uma Thurman que supo conocer mejores tiempos, a partir de allí se sucederán eventos extraños que involucrarán a las adolescentes y en donde tendrán que develar que es lo que ocurre en ese lugar. En síntesis es un film carente de originalidad, lo que no seria un problema, pero con un guión verdaderamente ridículo que torna la película aburrida. Desechable.