Blackwood

Soy fan de los tópicos de terror e incluso de los típicos sustitos tontos, me hacen gracia, pero en este filme no puedo decir más que es ideal para esos día de resaca donde tu cerebro no busca más actividad que recuperarse de tu pecado. Aún así es tan previsible que a tu cerebro no le costará nada conocer el final más del minuto 15. Una pena porque la ambientación es perfecta y tiene reparto al que se le podría sacar algún partido. Mi definición es entretenida a ratos aburrida. Jamás sobrevivirá al paso del tiempo.

Aunque oficialmente “Blackwood” pertenece al género de cine de terror, yo más bien la catalogaría de intriga sobrenatural o de suspense paranormal. De hecho, la crítica resulta más benévola si la película es juzgada sin expectativas en cuanto al miedo provocado o la intensidad de los sustos que pretende inducir, que es más bien poco.

“Blackwood” consigue la atmósfera oscura, gótica y tétrica que se propone conseguir, pero desconcierta al espectador moviéndose en la ambigüedad entre contar un expediente X, una historia de miedo dentro de los límites de la consistencia argumental, o rodar una película de miedo donde los sobresaltos tienen prioridad sobre el argumento. La decisión final es salomónica: una primera parte de introducción e inmersión en una casa embrujada y una segunda parte de desarrollo de una historia a medio camino entre el más acá y el más allá. Al final, como suele pasar en estos casos, esa equidistancia y esa falta de ideas claras es el paso previo al aburrimiento y la indiferencia con un director Rodrigo Cortés - que siempre ha estado cómodo con el rollo psicológico- al que se nota cierta desgana en los sustos convencionales y pone más interés en la segunda, en el desarrollo de una historia.

El problema de vender una película de miedo que no da miedo es que el resultado queda en manos de lo que dé de sí una historia que ni es sorprendente – la tostada se viene oliendo desde las etapas iniciales - ni tiene mucho recorrido - con unos fantasmas de escasa enjundia y unos estereotipos de villanos poco trabajados-. Tampoco jugar la baza de jóvenes amigas que se enfrentan juntas a todos los desafíos termina ofreciendo algo novedoso que invite a ver esta película. Lo mejor que se me ocurre de “Blackwood” es que ofrece un terror-soft de baja intensidad que permite que la vean personas aprehensivas que habitualmente huyan de emociones fuertes y que pueden encontrarla novedosa.

Todo podría haber salido mal. Jurado. Que se venda como lo nuevo de los productores de Crepúsculo es la primera señal de advertencia. Tal vez el hecho de que lo dirija alguien sin miedo a adentrarse en situaciones de riesgo o a romper con las expectativas del espectador compense la bajona del tipo de proyecto.
Al menos del tipo de movida que superficialmente es: 5 chicas, 1 academia, Uma Thurman morena, rollo terror a lo blumhouse; perfectamente este juego de malabares podría haber acabado con cada uno de esos elementos por los suelos. Pero no. Sorprendentemente no.


Rodrigo Cortés siempre ha demostrado, como mínimo, tener ganas de jugar. Sea el proyecto que sea, a veces con mayor o menor éxito. Por fortuna normalmente se ha dado más la primera situación que la segunda. Y en Down a Dark Hall continúa con esa estela.
En esta historia sobre la madurez como única vía fructífera a la adolescencia adornada con elementos sobrenaturales se antepone la mirada de un cineasta con la extraña necesidad de hacer cine. Parece una gilipollez inmensa la frase y puede que lo sea pero las intenciones que subyacen en absoluto lo son.
Aborda cada mínima escena con la profesionalidad y buen hacer adecuados; si necesita marcarse un instante de presentación espectacular de un lugar titánico va a usar cada elemento audiovisual que se encuentre en su mano para hacerlo, por ejemplo, el plano largo tan bien coreografiado con el que Blackwood es mostrado, en primer lugar a los personajes y en último término a nosotros, un efecto kuleshov resuelto con un movimiento de cámara en lugar de un contraplano.


Lo mágico en esta película es eso, que hasta los instantes menos espectaculares en un primer momento en guión adquieren fuerza y resuenan en el espectador. Su poderosa puesta en escena con travellings desquiciados deudores de Scorsese junto a su montaje arrollador y a la par tensamente pausado cuando lo requiere logran crear una experiencia eminentemente visual donde los buscados huecos de su guión son rellenados por las emociones nacidas en el espectador. Mención de honor a la trabajada edición de sonido con cada mínimo detalle completando la imagen y a la música de Víctor Reyes, de nuevo soberbia tras trabajos como Grand Piano.


Además exquisito el gusto de recoger referencias a obras como Arrebato o la que constantemente estaba en mi cabeza durante su proyección, Don't Look Now de Nicolas Roeg.


Puede que haya algún sustito, cierto suspense sostenido o un constante malestar interno pero Rodrigo Cortés siempre apela a una sincera y bella emoción, porque tal y como se menciona en la propia obra, todas las historias en el fondo tratan de amor.

Hay un problema en los directores actuales: Que no todo es cinematografía.

De hecho la cinematografía tan histérica, muy poco incisiva ésta, la verdad, suele ser mala cinematografía.

Sí hay formas...No hay una poción alquímica, pero sí maneras acertadas....Y esas maneras son acertadas ya en la creación. Ya en la creación sabes si vas bien (a pesar de que vayas a estrellarte..)o vas mal.

Sobre una idea graciosa se desarrolla un guión malo. Se dirige mal. Se dirige a los actores mal. Ect. En fin...

Y repito, no va de guión...Criticar en estos casos un guión me parece una frivolidad si no es para sumar...Suspiria...Los ojos de Julia...Que más da lo que nos cuente...Este género no va de eso.

La trama que nos presentan el director y los guionistas es interesante y con cierto grado de misterio e intriga es quizás que no le ponga tan baja nota a la película, porque lo demás no me ha gustado. El largometraje tiene una hora y media de duración y lo mejorcito que podemos destacar sucede en los últimos treinta minutos.

En la primera hora de película tenemos la presentación de todos los personajes y durante el transcurso tenemos ciertas escenas y momentos bastante atemorizantes y con manejo de buen suspenso que son uno de los puntos claves. Pero después no sucede absolutamente nada, es una hora entera de muy pocas emociones que siente el espectador, puede llegar incluso hasta aburrir a algunos. Además, hay personajes con tan poca presentación y desarrollo que luego no terminan haciendo nada y es como molesto ya que si su participación no afecta tanto a la historia, ¿Para que están?

Aún así creo que casi todo el elenco principal hace un buen trabajo. Como mencioné antes, lo interesante es la última parte de la cinta. Tenemos 30 minutos cargados de suspenso, buenos screamers, escenas de máxima tensión y mucha adrenalina que terminan siendo muy beneficioso a la trama ya que antes de todo eso parecía que se caía por si sola.

Luego en cuanto a ciertos aspectos técnicos del filme, generalmente tenemos bastantes escenas de noche y en ciertos momentos no se llega a notar bien lo que está sucediendo aunque la verdad tenemos una muy buena ambientación y el poco escenario de la película que es generalmente en la mansión, esta bastante bueno también. La música por momentos es un poco tétrica y eso suma también a la historia y acompañamiento en las escenas.

En resumen, "Down a Dark Hall" es una película con una propuesta interesante pero que tarda demasiado en arrancar y lograr el buen suspenso y tensión al espectador que logra conseguir en sus últimos 30 minutos.

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