Mayor Dundee

Inicios y primeras señas de un director que consiguió encumbrarse como uno de los maestros del cine de acción a cámara lenta, presentando una historia sólida sobre la guerra de secesión.
Sam Peckinpah, presenta un relato bélico en clave de Western, con el que consigue ofrecer lo que en un futuro sería su seña de identidad. Todo un maestro del cine épico y bélico, con un importante reparto y grupo de desconocidos luchando por la misma causa.

Durante la guerra de Secesión el apache Sierra Charriba prosigue su lucha contra los blancos en Nuevo México. En esta ocasión ataca el Fuerte Benlin. Mata a todos sus ocupantes, deja morir colgado de las piernas a un oficial, "Un soldado vive deprisa pero a veces muere muy lentamente", y se lleva a unos niños para convertirlos en guerreros.
Como tiene por costumbre Peckimpah, la cinta comienza con una escena violenta y en este caso el fuerte arde completamente hasta derrumbarse. Más adelante veremos también otra escena típica suya con unos perros lamiendo el esqueleto de un animal.
El mayor Amos Dundee (Heston) que dirige un campo de prisioneros confederados (en lo que claramente parece un destino de castigo), decide perseguir a los apaches. Como solo cuenta con las fuerzas de la guarnición debe conseguir "voluntarios" entre civiles y presos. Entre estos se encuentra el capitán sudista Ben Tyreen (Harris), antiguo compañero de armas que actuará a menudo como la voz de la conciencia de Amos.
Los apaches devuelven a los niños poco después. Por cierto en una avanzada fase de aculturación pues visten y disparan los arcos como auténticos indios.
Los indios se han refugiado en México, lo que no es óbice para que Amos atraviese la frontera en su búsqueda, saltándose el más elemental principio de la territorialidad. ¡Qué más le dará a este Mayor!
Naturalmente las tropas mexicanas, mejor dicho "francesas", del emperador Maximiliano visten sus uniformes como auténticos soldaditos de plomo. Por supuesto oprimiendo de paso al buen pueblo mexicano. Nada más entrar en el pueblo vemos ya una fila de hombres ahorcados. Como si no tuvieran otra faena estos gabachos.
"Preparado para humillar el orgullo de Europa", con dos cañonazos el Mayor acaba con los "franceses". Ya lo decía el mismísimo Napoleón: "Ni mil truenos son comparables a la artillería".
Aparece entonces Teresa María de Santiago (Berger), viuda de un médico juarista asesinado que lleva ahora un pequeño dispensario. Antes había lucido ya sus dotes quirúrgicas un curioso predicador que acompañaba a las tropas de Amos, al que vemos manejar con garbo escalpelo, pinzas, torundas y yodo. Y todavía veremos otro cirujano de Durango extraer y tratar una herida de flecha que tenía alojada el Mayor junto a lo que parece la vena femoral. Tras la intervención con el consabido whisky por anestesia, tendrá un largo postoperatorio con fiebre y pesadillas.
Trama interesante que pudo inspirarse en hechos reales pero con un guion demasiado ambicioso. El primitivo interés hacia los indios pasa pronto a segundo plano ante la presencia de los "franceses", tratados con los tópicos de costumbre. Solo al final vuelven los apaches. Buena la realización con acción continua donde luce el magnetismo de Heston, rígido, exigente, con fuerte sentido del deber, pero tras el que parece adivinarse un oscuro afán de protagonismo y de promoción en la carrera militar. Mucho más humano y elegante el papel de Harris que borda a las mil maravillas. Coburn que da vida a un rastreador manco queda muy en segundo plano. Testimonial la presencia de la bella Teresa María de Santiago que, pese a su nombre, resulta ser vienesa de nacimiento.
Técnicamente la película es impecable. Bien ambientada, bellos paisajes, correcta banda sonora, los dos personajes centrales, Amos y Ben, bastante creíbles aunque desdibujados el resto.
Buena interpretación de Heston. Lacónico, pocas palabras, hierático, componiendo a menudo la figura o la silueta al fondo de la imagen con su perfil característico. Se come al personaje. Pasa exactamente igual que con "El Cid", después de verlo cabalgar por la playa de Peñíscola, ya es igual lo que diga el célebre "Cantar de Mio Cid", la imagen que dejó en nuestra infantil memoria aquella película es la que nuestra generación tiene del guerrero castellano. Así, el mayor Dundee ha pasado ya a ser el Mayor Heston. Y eso que la interpretación de Harris se las tiene tiesas.
A destacar la escena cuando las tropas de Amos salen del pueblito mexicano para enfrentarse a los apaches, la despedida de los vecinos y la música que sueña recuerda mucho a una imagen bastante similar en "Grupo Salvaje", creemos que con "Las mañanitas" de fondo.
Resumiendo, una buena película que recomendamos.

Tiene más de 55 años y la verdad es que el tiempo no le ha sentado nada bien; por eso la dejo en Regular, pecando de injusto.
La producción es bastante vulgar y algo acartonada por no decir cutre. En su época, a lo mejor, pero hoy estas cosas resultan ridículas.
La dirección flojea por todas partes; lenta, se pierde en tonterías de calado metafísico y existencial, y la película es muy pesada. La primera hora se hace interminable. Quitando algunas secuencias, con Charlton Heston, por supuesto, no hay nada visualmente destacable. Las escenas de violencia, que tanta fama le dieron a Peckinpah, en este caso parecen escenas de circo, en las que los especialistas se dedican a caer del caballo una y otra vez. siempre haciendo lo mismo.
La historia tampoco es para tirar cohetes y encima tiene un desarrollo algo intrascendente, de escaso interés; y un final aún más empalagoso.
Con respecto a los protagonistas, pues si no hubiera sido por Charlton Heston no habria por donde cogerlos; de cartón piedra. Eso no quita que Charlton Heston tenga una interpretación muy afectada e histriónica, pero en algunas escenas está realmente emocionante, sobre todo en varios primeros planos en los que su expresividad es para quitarse el sombrero.

Interesante western crepuscular dirigido por Sam Peckinpah que nos cuenta a través del diario de un joven corneta la historia del Mayor Dundee (Charlton Heston), un rudo oficial del cuerpo de caballería de los Estados Unidos que vigila a un grupo de presos confederados con los que tendrá que compartir la persecución de un grupo de indios que han causado una masacre en la región.
La película cuenta con un reparto estelar de los mejores de la época encabezado por Charlton Heston y Richard Harris y muy bien secundado por rostros tan conocidos como James Coburn, Jim Hutton, Warren Oates o Michael Anderson Jr. Todo el rodaje estuvo cargado de problemas que llevaron incluso a Peckinpah a renegar de la película tras ver el montaje final, aún así es una gran historia épica, repleta de acción y buenas interpretaciones con lo que puede considerarse sin lugar a dudas como un clásico del género, un clásico muy recomendable incluso para los que no sean fanáticos del género.

Película de Sam Peckinpah que, como siempre, no puede defraudar. Ahora bien, considero esta cinta como una preparación para aquella gran película de algunos años después que fue “Grupo salvaje”, 1969.

Esta va de la Guerra de Secesión (1861-1865), de los ataques en un fuerte de Nuevo México de la banda de Sierra Charriba, un apache rebelde violento que acaba yéndose a México y que lleva a unos niños como rehenes.

El Mayor Dundee (Charlton Heston), decide desobedecer las órdenes de sus manda y recluta delincuentes y prisioneros confederados para perseguir a los indios y rescatar a los niños. Pero además de indios están las tropas francesas, los famosos lanceros.

El guion de H.F Fink, O. Saul y el propio Peckinpah, adaptando una historia de Fink hace aguas en diversos tramos del metraje. La señora que ama a Dudee desparece hacia el final sin explicaciones; de los nenes secuestrados no se vuelve a hablar; y el mismísimo Mayor Dundee, en algunos minutos parece un beodo y putero sin remisión.

En fin, salvamos el reparto con un extraordinario Charlton Heston, un Richard Harris sembrado, James Coburn (el aguerrido rastreador manco) sensacional, Jim Hutton muy bien, la bella Senta Berger o un Woarren Oates estupendo. Reparto sensacional.

Música de genial de Daniele Amfitheatrof y enorme fotografía de un Sam Leavit que acierta a plasmar en imágenes paisajes, batallas y primeros planos también, de un memorable rojizo oxidado.

Un Peckinpah en transición que todavía no ha encontrado sus peculiares señas de identidad. Sin embargo, es una estupenda película que más de un director habría querido filmar pero que en el caso de Peckinpah queda a uso pasos de su cine genuino.

Pero también, este filme parece una apología del derecho de intervención norteamericana allende sus fronteras y con total impunidad; y además, pasando por los buenos. Además, con el mensaje patriótico de que confederados, unionistas y otros yanquis forman un compacto frente común, salvando diferencias, para arremeter contra un enemigo común que pueden ser indios, mexicanos o franceses (francofobia yanqui).

Aconsejable verla, of course, te diviertes y ves a un Heston sensacional y batallitas de toda índole; y amores.