El rayo verde

El rayo verde de Éric Rohmer es un drama romántico y psicológico basado en una mujer parisina bastante inadaptada a la sociedad, que pasa unas vacaciones de verano sola y triste después de que su amiga las cancelara en el último momento. Dirigida con un ritmo sereno y con el estilo habitual y reconocible del director, es una obra sencilla que exprime como en otras cintas del cineasta pocos temas para crear largas y naturales conversaciones que sacan todo el jugo a dichas temáticas, logrando un modo único de realizar cine que encantará a los que vean un film del director y queden prendados de su estilo y forma de hacer cine tan particular, concluyendo un magnífico film dentro de su peculiar estilo de hacer cine.
La fotografía es lumínica y vistosa en un natural y evocador trabajo lleno de imágenes agraciadas que reconfortan ver, logrando una labor inspiradora y repleta de matices hermosos. La música es clásica pero también escasa, ya que es usada en pocas ocasiones y predomina más bien los silencios, pero en ocasiones suena una música triste y melódica que incrementa la sensación de melancolía. Los planos y movimientos de cámara consuman una labor bastante personal a través del uso de la cámara en mano, plano-contraplanos, generales, seguimiento, plano-secuencia, circulares, detalles, avanti y retroceso que exprimen lo mejor de las interpretaciones.
Las actuaciones son profundas y con calado psicológico. Como protagonista Marie Riviére actúa bien en un personaje frágil y solitario que no se inserta ni acopla a la sociedad que la rodea, siendo convincentes los acompañamientos de Rosette, Béatrice Romand, Vincent Gauthier, Sylvie Richez y Basile Gervaise entre otros. Emplea para estos la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones variados y formales de gran colorido en una decente labor que junto con los decorados y exteriores te transportan al momento y lugar en cuestión.
El guion, escrito por el director junto con Marie Rivière, es una historia sencilla sobre una joven secretaria de vacaciones algo inadaptada a la sociedad que no consigue ser feliz, mostrando un film profundo con muchas y largas conversaciones sobre temas triviales u opiniones sobre algunos temas como la alimentación que dejarán al público atónico en el sentido de hacerle ver un sencillo y buen film con una temática tan simple como efectiva. Esto se lleva a cabo con una narrativa profunda y natural que es bastante cotidiana en sus comunes conversaciones, consiguiendo un trabajo muy sugerente en lo que quiere dar a entender el director. Cabe señalar también, el montaje que hace del film una historia que va sucediendo en el paso de los días, en un trabajo lineal y seguido.
Para finalizar, la considero una obra profunda en el conocimiento de un personaje complicado y poco sociable que trata unos largos temas de conversación sin ser nada importante o trascendental, tan solo temas triviales y cotidianos para hacer del film algo particular y desde luego distinto a lo convencional. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, montaje, planos y narrativa que convierten a El rayo verde, en un film con un estilo propio y particular de un director que se centra en ofrecer algo distinto y de difícil comprensión psicológica.

Entre las muchas que había visto de Rohmer, no estaba El rayo verde. Y es que podemos llegar a pensar, erróneamente, que si vemos una tercera parte de lo suyo, ya está todo visto; que nada habrá de sorpresivo en lo que resta. No, no debemos acercarnos a él buscando estimulación, novedades o personajes singulares. Todos los modelos que utiliza puede que estén ya en nuestros catálogos. Para nada importa. Nuestra actitud ante su obra debe ser de relajada contemplación; al pausado ritmo que él dibuja sus, en apariencia, pequeñas historias: las cosas, simplemente, suceden.

Con esa indolencia que a todos nos acompaña en los largos, claros y agotadores días de verano, marchamos de vacaciones con la inconstante, aburrida, inconformista, pesada... y, a pesar de todo, vitalista Delphine (Marie Rivière). Ella es una secretaria que no sabe muy bien lo que busca, pero que tiene muy claro lo que no quiere. Y allá que nos vamos: al río, al mar, a la montaña...; poniéndonos en la piel de la joven desnortada y de quienes han de soportarla. Entendemos sus inquietudes y desazones, comprendemos también la incomodidad y el pasmo de sus ocasionales amigos y, en ocasiones, deseamos también que termine pronto la tortura, por incumplimiento, de los "placenteros" días de asueto.

Sólo he visto dos películas de Eric Rohmer, ésta y "Cuento de invierno", y necesito visionar más. Me gusta este tipo de cine tan realista y natural, me aficioné a él cuando hace unos años me quedé cautivado con "El árbol de los zuecos" de Ermano Olmi.
No sabemos qué tipo de vida y relaciones personales tiene la protagonista antes de disfrutar de sus vacaciones, pero a tenor del desarrollo del argumento nos lo imaginamos. Es difícil identificar-
se con ella, por lo menos para mí lo es, pero sientes intensamente la necesidad de que encuentre aquello que tanto busca, aunque ella no sepa muy bien lo que es.
Prefiero no conocer la obra ni la vida del director a la hora de comentar su película para así no
verme en la obligación de entrar en comparaciones ni en valoraciones.

Qué película tan bella. Lo más curioso de todo es que a medida que uno avanza, puede sentirse mucho como Delphine, o puede identificarse con ella por momentos en los que se ha sentido así. A medida que uno avanza pudiera también tan solo pensar en el personaje, explicárselo a sí mismo. Pero, al menos para mí, más allá de ese momento bello del final, el golpe de la película viene cuando se acaba por completo y empiezo a pensar aún más en ella, en todo lo que estuve viendo antes de llegar al final. Y es entonces cuando ese final se vuelve más hermoso.

Todos esos "fracasos" que Delphine acumula. Todas esas personas con las que no logra conectar, toda la gente a la que aleja, todos esos que le dicen que necesita salir de su zona de confort, todas esas veces que trata de hablar y se traba, todo lo que Delphine siente o piensa y el resto no comprende (nosotros mismos pudiéramos no entenderla a veces, incluso entiendo que haya quien la encuentre insufrible), todos esos momentos en los que la esperanza va y viene (casi siempre que viene es en pequeñas cantidades que pronto desaparecen)..., cobran mayor fuerza en el final. Ese final que es la esperanza que a pesar de todo tuvo Delphine. Ese sentimiento que se ha pasado la vida buscando. Y en ese momento más que nunca, nosotros somos Delphine.

Presiento que yo la veré varias veces, quizá porque puede que con una sola se me escape algún que otro detalle (igual es una película corta). De verdad, sé que muchos se verán identificados. O al menos a mí me pareció encontrar a mucha gente que conozco y a la que quiero en Delphine.

¿Un 7 para esta película? ¿En serio? No desconfío de las habilidades de Rohmer, no es por eso, pero no porque se llame así vamos a condecorar todo lo que haga.
Reconozco que cometí el terrible fallo de verla doblada al castellano, por ello cuando escuche a la prota hablar de vacaciones en España pensé que quizás quería venir a asesinar a quien la dobló, ya que lo que hizo esa persona debería de ser considerado delito.
Pero la muchacha era tan pánfila que ni se le pasaría por la cabeza. Lo de ella es un tema aparte, es la demostración del daño que pueden hacer los teletubis en la mente de las personas.
¿Análisis de la soledad? No perdonen lean "El lobo estepario" (pero no se les ocurra ver la peli), incluso tiren por Zaratustra, pero no hagan caso de este tipo de ñoñería pijo-burguesa.

Si soy sincera la verdad es que ha sido la peli con la que más me he reído últimamente, el colmo del absurdo y la simpleza humana.
Como consejo, si tienen la oportunidad de hacerlo, prueben a darle velocidad a los diálogos, yo aumenté una "rayita" la velocidad cuando ya no tenía ningún tipo de fé en la película y la verdad la chica ganaba personalidad hablando, era hasta convincente a veces, además de esta manera acaba antes.