Sólo he visto dos películas de Eric Rohmer, ésta y "Cuento de invierno", y necesito visionar más. Me gusta este tipo de cine tan realista y natural, me aficioné a él cuando hace unos años me quedé cautivado con "El árbol de los zuecos" de Ermano Olmi.
No sabemos qué tipo de vida y relaciones personales tiene la protagonista antes de disfrutar de sus vacaciones, pero a tenor del desarrollo del argumento nos lo imaginamos. Es difícil identificar-
se con ella, por lo menos para mí lo es, pero sientes intensamente la necesidad de que encuentre aquello que tanto busca, aunque ella no sepa muy bien lo que es.
Prefiero no conocer la obra ni la vida del director a la hora de comentar su película para así no
verme en la obligación de entrar en comparaciones ni en valoraciones.

En una Europa donde sólo las ideas de izquierdas caben en los medios de comunicación, donde toda ideología conservadora, creencia católica o actitud mínimamente enfrentada a la ideología plana e intransignete del falso progresismo, se aisla y se condena en pro de conducir a nuestra sociedad hacia el pensamiento único cual antigua Unión Soviética, y donde el socialismo suspira por los nuevos totalitarismos que son los países musulmanes, sorprende una película que se aleja del cine políticamente correcto y plasma la realidad de lo que fueron los países socialistas, y el presente de regímenes como el de Cuba, Venezuela o Bolivia.

Me ocurre siempre que veo una película de Clint Eastwood, me siento en el sofá con mi mujer, le doy al botón "play" y nos quedamos petrificados con el nudo en la garganta viendo transcurrir las imágenes, película tras película, año tras año. Es el mejor, es el maestro, es el cine.