Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel

Mediobiografía de uno de los grandes iconos de la moda, Coco Chanel (Audrey Tautou). Anne Fontaine, tras un ligero prólogo y otro epílogo de la misma naturaleza, se centra en 1908, o sea, la juventud de su estrella, antes de que se acercara a la fama. Quizás por eso le interesa más el lado humano y vital, sus amores que sus creaciones, sobre las que se pasa casi de puntillas. El resultado final es un drama romántico correcto, con buena ambientación, aunque con poca emoción. Sin embargo, el que quiera saber algo más de la vida de la diva o de sus trabajos, se puede llevar una decepción pues se trata tan solo de presentarla como una mujer adelantada a su tiempo, todo políticamente muy correcto.

A mi parecer, el enfoque temporal se ha escogido a posta para eludir cualquier asunto espinoso. Como dice Valdemar, Coco Chanel era "feminista, transgresora y revolucionaria", motivo por el cual hizo tan buenas migas con los Nazis durante la ocupación de Francia que según dicen sus biógrafos, llego a ser espía alemana. De hecho, tras la Segunda Guerra Mundial huyó a Suiza, costándole muchos años superar su imagen de colaboracionista. Por supuesto, nada de esto sale en la película. Así que hablemos de moda. Hay cosas preCoco o Coco, que son buenas y otras no, pero si la moda, como la sociedad, está en permanente cambio, el arte está en escoger lo mejor sin perder la esencia.

La verdad, es que me esperaba bastante más de esta recreación de la vida de Chanel.

Un biopic que cae en los típicos tópicos de siempre, se hace incluso insustancial y bastante pesado.

Una historia que atrapa pero no apasiona.

A pesar de su condición de típico biopic, tengo que decir que es bastante bello, y lo que podría haber quedado en una pastelosa historia de amor, ha salido de ese riesgo notablemente.

Todo en gran parte se debe a la conjunción técnica, que desborda frescura y una brillante elegancia. Los preciosos vestuarios, de gran riqueza artística y variada, merecen un Oscar.

Aparte de envolvernos con esta lujuria técnica, el guión nos convence y la dirección nos hace aplaudir.

Lo mejor: La bella banda sonora y el rico vestuario.

Lo peor: Cae en los tópicos de biopic convencional.

La realizadora Anne Fontaine ha sido la encargada de realizar el film sobre la vida de la diseñadora francesa que rompío moldes justamente en una época muy complicada para cualquier miembro del sexo femenino. Lo curioso de este film es que en lugar de ofrecernos un "biopic" en el que se detallen la vida, obra y milagros de Coco Chanel (con los gestos de Audrey Tatou), tras mostrar un breve prólogo en el que vemos a una niña, Gabriel (la futura Coco), siendo abandonada por su padre, el film se centra en un breve período de su vida, en los inicios, cuando sólo era una joven digamos "diferente", primero ganándose la vida cantando en algunos tugurios junto a una amiga, y luego cobijándose en la sombra de un rico hacendado de vida disoluta. De hecho, el propósito de Fontaine, es mostrarnos a Coco en su esencia, en el momento en que, poco a poco va forjando su propio caracter, rompiendo la rigidez del mundo que le rodea, en el que la mujer se tiene que conformar con mantener una posición relegada, en un mundo dominado totalmente por los hombres.

La postura de la realizadora es bastante acertada, intentando no tanto acercarse al mito sino más bien a la mujer, una mujer ciertamente especial, cuya actitud fue totalmente rompedora, e incluso acercarse a su relación con dos hombres que seguramente le debieron marcar Etienne ( Benoît Poelvoorde) y “Boy” (Alessandro Nivola). También arriesga bastante mostrando un episodio de la vida poco conocida de la modista, obviando otros episodios mucho más conocidos, y sólo concediéndole la fama, la fortuna y el reconocimiento en el epílogo final.

Sin embargo, en general, Fontaine tiene una forma de llevar las acciones "rebeldes" de Coco excesivamente convencional y demasiado impersonal y blanda en general, en contraposición a los hechos rompedores que quiere narrar, es decir, quiere mostrar una actitud rompedora, pero no acaba de transmitir esa lucha. Por otro lado, si bien el apartado masculino está bastante bien logrado, tanto Poelvoorde como Nivola están estupendos y convincentes en sus papeles, en el femenino no tanto. Y esto incluye, lamentablemente a Tatou, que incluso está arrebatadora con un atuendo tan andrógino como el que aparece en el film, y con una voluntariosa interpretación, pero totalmente carente de fuerza y sin conseguir transmitir la pretendida fuerza que se le supone a tal personaje, por lo que lo que nos muestra en la pantalla se limita a lo que se supone que debía ser la persona, y nos lo tenemos que creer más por lo que sabíamos antes de entrar en el cine que por lo que realmente transmite el film.

La propuesta de Fontaine es honesta y respetuosa con el personaje, pero en esta ocasión, el film en su conjunto resulta un tanto blando y rutinario, y en ciertos compases aburrido.

Cuando veo una peli biográfica, me gusta que unan las dos facetas de la persona. La personal y la profesional. En Chaplin, me gusta que unan sus lios amorosos y el cómo crea sus películas, que le impulsa a hacerlas. En Amadeus, la vida de Mozart y cómo crea sus melodías. Aquí, tan sólo he visto la faceta personal. Además, el personaje no acaba de despuntar, la ponen como una mujer independiente y liberal, pero no termina de convencer si siempre está dependiendo de los hombres. En cuanto a su faceta profesional, no se ve nada. Se pueden vislumbrar sus inicios, pero poco más.

Personaje hay, película aún no. Si la vida de Coco fue tan simplona como lo que pasa en esta película Coco se hubiera quedado; sin embargo, aquí tenemos un biopic que se caracteriza por mostrarnos una vida más que interesante de una manera que el espectador no va a poder soportar. Estos son los ejercicios franceses que nos hacen querer el cine norteamericano y sus fórmulas. A veces frívolas o hasta refritas nos hacen sentir los personajes como parte de la historia también del cine.
Esta película no era para pasar inadvertida, ni mucho menos. En ella están, ni más faltaba, las fibras de la primera mitad del siglo veinte y sus modas. Pero, para completar el sombrío panorama de Coco avant Chanel, ni siquiera se siente el aire de la época y lo que realmente está pasando.