El paso del diablo

Tipica película de terror, bien hecha, dentro de su género. Buenas interpretaciones, paisajes impresionantes, y un final de auténtico sobresalto. Para los amantes del género, totalmente recomendable.

El intrépido e incombustible Renny Harlin vuelve a esas cumbres nevadas que tanto éxito le dieron en "Máximo riesgo" (1993) con "El paso del diablo", un survival horror de expedición a lo desconocido en formato found footage, aunque no muy orgulloso de esa condición, y con sabroso volantazo final hacia la sci-fi de terror. Todo ello evocando a infinita distancia a la "Trollhunter" (2010) de André Øvredal.
"El paso del diablo" coge como base el incidente del paso Diátlov, sucedido en 1959 en los montes Urales. Sobre él la película fantasea, dándole una capa de barniz de hecho sobrenatural. Ahora, más de medio siglo después de aquello, un grupo de cinco estudiantes retornarán al lugar bajo el pretexto de elaborar un documental que intente desentrañar qué sucedió aquel día para que nueve excursionistas se alejaran, sin motivo aparente, de las tiendas de su campamento base con vestimenta inadecuada, muriendo más tarde de hipotermia.
Así desarrolla un Renny Harlin al que el estilo de metraje encontrado le sobra tanto como a un surfista un anorak, una cinta de preliminares demasiado previsibles y hasta desesperantes que reserva todas sus posibles armas para una recta final de metraje en la que "El paso del diablo" se tira a la piscina sin mirar si hay agua o no. De perdidos al río. Y aquí es cuando admito que esa parte final es la que propicia que le profese relativo amor a un film que, de otra manera, solo habría merecido olvido. CGI de baratillo y agujerillos de guion mediante.

Durante la primera hora de la película no ocurre absolutamente nada. Los protagonistas se toman unos chupitos de vodka en una taberna rusa, se hacen una foto en la nieve con dos perros muy simpáticos, filman a unos niños también muy majos bailando rap, montan en un destartalado camión, entrevistan a una anciana venerable, inician el ascenso de la montaña, y, ¡por fin!, llegan al dichoso “Dyatlov Pass” y levantan el campamento base. Ah, sí: la chica del sonido está buenísima, tiene un par de… ojazos espectaculares. La trama arranca y se desarrolla a partir de este momento. Y ahora sí se puede seguir la historia con algo de interés. Pero, ¡diablos!, hemos tenido que esperar una hora para que suceda algo. El tramo final tampoco es gran cosa, pero depara alguna que otra sorpresa interesante, y se cierra esclareciendo todos los interrogantes planteados, lo cual es de agradecer.
Queridos amigos de la fantasía y el terror, “The Dyatlov Pass Incident” es una película totalmente prescindible. No sé si es un título pensado para estrenarse en la televisión o directamente en DVD, pero lo parece. Muy, muy flojo. Y enterarse de que Renny Harlin está detrás de este proyecto desconcierta todavía más. Este es el verdadero misterio que la película no aclara: ¿cómo es posible que el director de “La jungla 2” o “Máximo riesgo”, films llenos de adrenalina y acción, haya pergeñado semejante muermo? Que tenga unos efectos especiales cutres, pase, está claro que la cinta ha costado cuatro duros; tampoco vamos a adelantar nada ensañándonos con el casting, con ese presupuesto es lo que hay; lo que yo personalmente no puedo aceptar es que esas carencias no se intenten suplir, coño, con algo de entusiasmo e imaginación. Está rodada con desgana y se nota. Le falta ritmo, como he dicho, y atmósfera. Es un “found footage” de los malos. La media hora final entretiene (aunque tampoco es para lanzar cohetes, no nos confundamos), pero a mí me cabrea tener que esperar tanto para disfrutar una película.
De acuerdo, “The Dyatlov Pass Incident” es superior a “Entity”, “Grave Encounters” o “Emergo”, y esto es todo lo bueno que puedo decir de ella. Títulos pertenecientes al mismo género también muy modestos como “Evidence“ (y no cito esta película por casualidad: creo que es la referencia más clara de “The Dyatlov…”) la superan con creces.
Por cierto, es sorprendente lo que está cundiendo “El proyecto de la Bruja Blair”. Trece años han pasado ya desde que se estrenó. Esta cinta emblemática gustará más o menos, pero convendréis conmigo que es la precursora de una moda que ha traído aire fresco al género.

Es una faena en películas como esta, que podrían estar bien, que se fastidie el asunto de una forma tan torpe. La idea no está mal. Tiene una serie de buenos detalles y un final relativamente bueno. Pero el problema es la falta de imaginación (o de ganas de trabajarse un poco la historia). Me enoja enormemente cuando el guionista tiene que poner a los personajes en circunstancias peliagudas de "cualquier forma", o sea, haciendo que tengan unas reacciones totalmente absurdas (ejemplo: se monta una expedición de gente "supuestamente preparada" para investigar la desparición de un grupo de alpinistas en condiciones totalmente inexplicables y, en cuanto empiezan a pasar "cosas raras" se pone todo el personal "de los nervios" y con ganas de marcharse... Joder, pues menos mal que estaban preparados, jajaja...). Con la estética, ya un poco manida, de rodaje de cámara en mano para, supongo, involucrar y asustar más al espectador. Lo dicho, una pena. Para pasar el rato si no eres muy exigente con la lógica de una historia...

Hace poco Rusia, haciendo gala de su "tremendo compromiso" con el incidente Dyatlov, decidió desclasificar el expediente que tuvo y tiene en vilo a todas las redes sociales. No solo había presión social, los mismos familiares de las víctimas reclamaban por una respuesta. El único superviviente de aquello hacía lo mismo. Pues bien, luego de más de sesenta años Rusia dictaminó que...¿avalanchas? ¿demencia por hipotermia? What a fuck. Para lavarse las manos dibujando diagnósticos que no cuadran mejor dejaban el caso como clasificado, así el gobierno ruso no perdía la poca fiabilidad que le quedaba.

Entre estos atolladeros llega El paso del diablo: peli al uso de cámara en mano donde puedes saltearte la primera media hora porque respeta a rajatabla (y para mal) la fórmula ya conocida. Presentación pavota de personajes anodinos que se van a enfrentar a algo. Ya lo sabemos, basta con dos o tres pelis similares para entender la idea.

El incidente fue lo suficientemente ambiguo y confuso como para que el guión pudiera echar mano de cuanta versión anduviera por ahí. Yetis, luces, ovnis, conspiración, teletransportaciones, radiación y etcéteras. Lo grotesco es que no omiten ninguna, y si bien saben manejar la tensión la ensalada de supuestos utilizados termina por agobiar. Llegando a un desenlace harto acomodaticio (spoiler)

No sabe destacar. y como ejercicio de estilo pues...ya dejó de serlo. Ya es plena fórmula genérica. Se perderá por eso.