Un dios salvaje

En mi humilde opinión estamos ante una pelicula fallida del admirado por otras muchas Sr. Polanski.

Drama/Comedia? Se diría que ni lo uno ni lo otro. Donde están las gracias? y el drama?

Hay multitud de situaciones inverosímiles, algo que no cabe nunca en una obra artística que se quiera llamar como tal y que la echa para abajo rápidamente.

Las fabulosas Sras. Foster y Winslet, andan muy perdidas, obligadas a diálogos y situaciones bastante ridículas, que no se cree nadie y en un escenario claustrofóbico; incapaces de ilustrar una crítica inteligente y entretenida de la falta de comunicación y el egoísmo de la sociedad actual, que por lo visto pretende el director polaco/americano.

No me olvido del gran actor C Waltz, que sencillamente no se encuentra en su papel, tan absurdo en sus diálogos de idas y venidas.

Irrecomendable cien por cien.

Simplemente Keko Jones. Adoro las sátiras y las películas que se desarrollan en un único espacio y esta no está ni remotamente a la altura de su título. Es insulsa, aburrida, sobreactuada, forzada, personajes insoportables, diálogos predecibles y soporíferos. La temática en cuestión es un auténtico tostón. Simplemente estoy a cuadros con las críticas que la clasifican de obra maestra.

PD: La historia se desarrolla en Brooklyn, pero fue grabada en París debido a que el entrañable director, Roman Polanski, no puede pisar EEUU por abusar de una niña de 13 años. En este caso nos lo ha puesto fácil para que no tengamos el dilema de separar obra de autor y ha creado esta plastufa infumable.

Hay una simpática palabra en español que describe perfectamente lo que es esta presunta -y presuntuosa- película: ÑORDO. Pero no se trata del típico ñordo que se ve venir de lejos -por ejemplo, el que se deja arrastrar plácidamente por el arroyo fecal-, sino de un ÑORDO MAYESTÁTICO Y ALEVOSO, de esos que sólo se perciben cuando ya los tienes a 3 centímetros de la boca -el mortífero zurullo playero que te viene con una ola-. Y es que, claro, tratándose de un film como éste, con director y actores de relumbrón, uno se deja llevar y se mete donde más le cubre.

Lo único rescatable de toda esta hez es el entrañable John C. Reilly y lo buenorra que está la Kate Winslet (incluso echando la pota). He dicho.

Nada nuevo sobre el horizonte.

Reconozco que las adaptaciones cinematográficas de obras de teatro no son mi fuerte. En cualquier caso, no acaba de convencerme ésta. Creo que una adaptación Woody Allen (incluso un mediocre Woody Allen) hubiera dado como resultado un producto mucho más inteligente, elegante y agradable.