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Lucky

Drama Habiendo sobrevivido más que sus contemporáneos, el anciano "Lucky" se encuentra en el tramo final de su vida, donde se verá impulsado a un viaje de autodescubrimiento. (FILMAFFINITY)
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Críticas 70
Críticas ordenadas por utilidad
17 de mayo de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un pequeño pueblo en el desierto americano vive Lucky (Harry Dean Stanton), un hombre de noventa años que vive solo. Cada día se levanta, hace ejercicios en casa, acude a la cafetería donde se saluda con el camarero diciendo “No eres nada”, hace un crucigrama, se va a casa a ver concursos televisivos, y por las noches se va a un bar nocturno a tomarse un bloody-mary y charlar con sus amigos.

La película la dirige John Carroll Lynch, y se trata del último film que protagonizó el gran Harry Dean Stanton antes de morir, lo que supone un aliciente extra para ir a verla. Sin que sucedan grandes cosas, la película reflexiona sobre la existencia, sobre la realidad de las personas que están en el ocaso de sus vidas, sobre la soledad, el sentido de la vida, la familia y la muerte.

Pese a todas las divagaciones existenciales y hasta filosóficas del film, no hay nada de pedantería en el mismo. En absoluto. Las preguntas, dudas, miedos y pensamientos que se presentan son los mismos que tendría cualquiera, por lo que nos podemos poner perfectamente en el papel de los protagonistas, más allá de algunos pensamientos surrealistas (especialmente los del personaje que protagoniza David Lynch).

No es el típico retrato lastimero sobre los últimos días de la vida de alguien. En “Lucky” la vejez es solo un estado más, algo natural y llevadero. El protagonista disfruta de sus recuerdos y se adapta al presente, a su realidad, haciendo funcionar su mente dentro de esa amalgama de huesos y pellejo que es su cuerpo. “Estar solo no es lo mismo que sentirse solo”, dice con sabiduría este personaje encantador, que a pesar de su desolador aspecto, pasea su nonagenaria existencia transmitiendo una razonable felicidad que adereza con pensamientos, sarcasmo e integridad.

La trama no es importante ni va a ninguna parte. Lo que importa es el camino. Así, la película discurre de un modo sereno y fluído, entre reflexiones, conversaciones, bromas y buena música. Se intenta desdramatizar la muerte y la vejez, y nos lo cuentan con un sentido poético poco visto en este tipo de historias, y con un sentido del humor siempre latente, incluída la pequeña broma con que el director cierra la película.

Lucky se hace entrañable para el espectador desde el principio del film. En seguida nos parece conocerlo. Sus rutinas gimnásticas, sus crucigramas, sus andares trémulos, su irrenunciable cigarrillo (confiesa que fuma un paquete al día, yo creo que más) o su afición a la música mexicana, nos hace tomarle simpatía. No es un viejo cascarrabias, ni tampoco un tierno viejecito, es simplemente un tipo normal que tiene muchos años, al que no sabemos con seguridad como ha tratado la vida (apenas sabemos que fue a la guerra) y que sigue pensando por su cuenta y planteándose cosas hasta el final.

El film está muy bien realizado, y no parece una ópera prima, pero lo es. John Carroll Lynch debuta como director con este largometraje y lo hace de un modo más que correcto. Con una inesperada eficacia para un debutante, nos deleita con una película elegante, sencilla y llena de sensibilidad. Con algunas escenas que son pura poesía. Su ritmo pausado no aburre, y demuestra tener muy buen gusto a la hora de elegir canciones, y mucho talento para conmover sin ser sensiblero.

Pero a pesar de la buena dirección, hay que admitir que todo el protagonismo recae sobre el actor principal. Habitual secundario de lujo (salvo en “Paris, Texas”, y no se si alguna más, creo que siempre le he visto de secundario), es precisamente en su última película en la que es protagonista casi absoluto, por fin. Y eclipsa todo y a todos, desde el director hasta los compañeros de reparto. Unos compañeros de reparto, por cierto, nada desdeñables. Ahí aparecen Ron Livingston, Beth Grant, Ed Begley Jr., Tom Skerrit y hasta el mismísimo David Lynch, que tiene un papel muy acorde con su estilo de hacer películas.

Dice Lucky en una de sus primeras reflexiones que: “el realismo es aceptar una situación tal y como es. Lo que ves es lo que hay. Pero lo que tu ves no es lo mismo que lo que veo yo” (más o menos, no recuerdo la frase literal, pero algo así). Y así es. Quizá por eso, no tiene pudor en mostrarnos el mal aspecto que tiene un cuerpo de noventa años, y nos hace saber con su interpretación que le aterra la llegada de la muerte, que cada día de vida es un regalo y que es dramático no tener más, que maldice el tiempo perdido en tonterías y que se arrepentirá hasta el fin de sus días de haberle quitado su canto a aquel ruiseñor al que disparó siendo niño.

Para un admirador de Harry Dean Stanton como yo, ver esta película era una obligación. Siempre me ha provocado ternura, pero esta vez se ha superado a sí mismo. Ver “Lucky” es viajar al futuro. Si la vida me respeta, alguna vez seré Lucky. Todos lo seremos. Y cuando llegue ese momento, será algo conocido, porque ya lo he visto. Esa sonrisa cómplice que Stanton nos dedica a todos justo al final de la película, y con la que se despide de los espectadores y de la vida es de esas imágenes que uno se queda para siempre.

https://keizzine.wordpress.com/
keizz
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28 de abril de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Calificación: 7,5

John Carroll Lynch (más conocido por su trabajo como actor en títulos como “Fargo”, “Zodiac” o “El Fundador” donde interpreta a uno de los hermanos McDonald) dirige en Lucky al carismático Harry Dean Stanton (célebre por sus papeles en “París, Texas”, “Alien” o “Repo Man”) en su ópera prima como director.

En su último trabajo, Harry Dean Stanton, fallecido el pasado septiembre, interpreta en esta tierna fábula a Lucky, un anciano solitario que a pesar de su avanzada edad nunca le ha dado demasiada importancia a su existencia y ahora empieza a replantearse su visión sobre la vida y la muerte.

Lucky es ante todo un tipo con gustos sencillos que vive de forma tranquila en uno de esos pequeños pueblos del desierto donde todos sus habitantes se conocen pues los puntos de encuentro son escasos. Todos los días después de levantarse realiza sus ejercicios de yoga, disfruta haciendo crucigramas y caminando de un sitio a otro fumando.

Su vida rutinaria transcurre con normalidad hasta que un día se desvanece sin motivo aparente. Ya en la consulta, el doctor le dice que está perfectamente. Las pruebas realizadas no demuestran ninguna anomalía, incluso teniendo en cuenta la cantidad de tabaco que fuma para un hombre de su edad. En palabras de su médico: “es un duro hijo de perra”.

La causa es que simplemente es viejo, y se está haciendo más viejo aún. En ese instante, Lucky se da cuenta de la proximidad de la muerte, y que por muy bien que se sienta física y mentalmente en cualquier momento le puede llegar su hora.

Desde los años 50, Harry Dean Stanton participó en más de 200 películas, y en sus más de sesenta años de carrera colaboró con directores de la talla de Francis Ford Coppolla, Ridley Scott, Wim Wenders o David Lynch, con el que trabó una gran amistad.

Harry Dean Stanton (1926-2017) se dio a conocer por su papel protagonista en “Paris, Texas” (1984) y en papeles secundarios tanto en cine (como el ingeniero que es devorado primero por “Alien”) como en series de televisión (dentro de la última entrega de “Twin Peaks”). Lucky es su última aparición en la gran pantalla.

Como el propio director ha reconocido: “El guion está pensado para ser interpretado por Harry Dean Stanton desde su escritura. Es un homenaje a él como actor y como hombre. En esencia es biográfica, las historias de Lucky están escritas a partir de la vida de Harry. Un ejemplo es el primer diálogo de la película en el que Lucky entra en la cocina de Joe diciendo “No eres nada”, Joe le contesta “Tu tampoco”. Lucky termina diciendo “Muchas gracias”. Eso era lo que pensaba Harry sobre lo que somos todos: nada”.

Al principio de la película, un guiño a la definición de “realismo” mientras realiza un crucigrama nos encamina hacia la representación de esa proximidad con la muerte y cómo afrontarla.

Filosofando sobre la percepción que cada uno tiene sobre lo que ve, Lucky nos demuestra que lejos de ser un viejo senil, su lucidez acerca de lo que le rodea es encomiable. Además, los distintos personajes que le acompañan en este viaje cuentan sus propias historias sobre el destino ofreciendo diversas perspectivas ante sucesos que les cambiaron la vida.

Planos generales que nos muestran el paisaje del desierto y música de armónica de fondo mientras camina por las calles del pueblo nos envuelven en un aire melancólico que describe fielmente a este taciturno hombre solitario; muy lejos de sentirse solo como él mismo explica.

Entre la aparente fragilidad de un hombre de más de noventa años y la fortaleza de alguien que sigue en pie a pesar de todo, Lucky empieza a mirar atrás algo asustado pero convencido, tomando conciencia de ese inevitable final que a todos nos llegará, sin saber qué ni cuánto tiempo ha de esperar.

Harry Dean Stanton, al igual que su alter ego Lucky, no son de esos personajes que tienen las vitrinas llenas de premios, pero son aquellos que siempre te alegras de ver y que te hacen esbozar una sonrisa por la naturalidad y desparpajo que impregnan a cada momento.

Lucky es en definitiva una comedia dramática sobre la concienciación de alguien que sabe de su final cercano y que decide valientemente afrontarlo con un humor ácido manteniéndose fiel a sí mismo desde el principio. Lucky es un maravilloso testamento para culminar la carrera de un actor que lejos de interpretar, nos muestra cómo vive esos últimos instantes en su propia piel.

Escrito por Manuel Lara Rodríguez
https://cinemagavia.es/lucky-pelicula-critica-dean-stanton/
Cinemagavia
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5 de mayo de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El debut en la dirección del actor norteamericano John Carroll Lynch, un secundario conocido por sus papeles en películas como " Zodiac ", " Fargo " o " La invitación " y en series de televisión como " The Americans " o " American Horror story ", es una magnífica película, que funciona muy bien desde su sencillez narrativa y las emociones que provoca ver a su protagonista, un Harry Dean Stanton en sus últimos meses de vida, y que no pudo ver la película terminada porque no quiso viajar a Locarno, el lugar en donde se presentó la película por primera vez debido a que en la actualidad no se puede fumar en los aviones y que no quería hacer un viaje tan largo a Europa desde la localidad californiana en donde vivía ( todo eso lo contó el director en el pasado festival de cine de Gijón, que fue el lugar en donde se estrenó la película en España, y en donde tuve la suerte de verla ). El actor no pudo visionar una copia de la película ya que murió a mediados de Septiembre del año pasado con 91 años, un mes después de la primera proyección en la localidad Suiza citada anteriormente.
El actor está presente en cada uno de los fotogramas de esta historia sobre la vida y la muerte, el cielo y el infierno, la soledad del ser humano, y que está rodada de manera natural, con sencillez, sin buscar forzar la historia con trucos, sino como una producción independiente que si entras en la historia te emocionarás, y que tiene varias escenas memorables, y mucha ironía. Una gran actuación de Harry Dean Stanton, que fue candidato en varios premios de carrera norteamericanos, sobre todo en los más independientes, entre ellos los Gotham y Satellite, y que sonó en las primeras semanas de carrera como candidato a nominación al Óscar, aunque sus opciones reales se fueron diluyendo según pasaban las semanas

La propuesta está rodada en California, en las localidades de Piru y Cave Creek, en donde el desierto y la aridez son elementos del paisaje de esas pequeñas ciudades.
La película cuenta la vida diaria del personaje que da título al proyecto, y comienza con Lucky haciendo ejercicios en casa para mantenerse en buen estado de salud y así hacer caso al médico siguiendo unos buenos hábitos de vida, entre los que no cumple el dejar de fumar ( aunque en una visita al doctor a mitad de la cinta termina por rendirse ante la tozudez del anciano, y le dice que cree que seria peor que dejara ese hábito que continuar fumando ). La película parece que no cuenta nada pero nos muestra mucho, y al contrario de lo que me sucede con la coproducción de Francia y Japón estrenada hace una semana " El león duerme esta noche " que me aburre, en esta ocasión y quizás por el lugar en donde la vi por primera vez ( en el marco incomparable del Teatro Jovellanos de Gijón ) la película me ofrece un retrato de la realidad de un personaje, que podría ser el reflejo del día a día del propio Dean Stanton, y funciona sin necesidad de grandes giros sino que es una propuesta donde las emociones y la naturalidad son fundamentales.


El guion presenta unas historias paralelas interesantes y que están bastante bien desarrolladas, y en ese bar, propiedad de Joe, en medio del desierto, se reunen unos personajes variopintos que tienen una visión diferente de la vida, y que dialogan mientras toman unas copas. Entre ellos destacan nombres como los del director y artista David Lynch ( no tiene ninguna relación familiar con el director, pese a compartir su apellido, lo que explicó John en el FICX diciendo que era una de las cosas que más le preguntaban en la presentación de esta película ) en el papel de Howard, Tom Skerritt en el de Fred y Barry Shabaka Henley como el propietario del local, mientras que Ed Begley Jr. es el doctor de cabecera del protagonista y el que le atiende cuando sufre un desmayo. La película termina de manera perfecta, y poco antes hay una escena con el propio Harry Dean Stanton cantando unas rancheras lo que se repite en otros momentos de la cinta, y otro de los elementos característicos, además de escuchar cantar al protagonista, es la banda sonora compuesta por Elvis Kuehn, que fue premiada en Gijón, al igual que el actor protagonista ( este último de manera póstuma, ya que había fallecido 2 meses antes de que comenzara el festival que tiene ligar en la localidad asturiana ).
Una película fácil de recomendar al público medio, y sobre todo a los que les gusta el cine de autor a los aficionados a las películas en donde intervino el actor norteamericano, y en general a todos los que quieran ver una historia sencilla que muestra la vida diaria de una persona mayor con buen estado de salud.

LO MEJOR: La actuación de Harry Dean Stanton. La sencillez del relato.
LO PEOR: Algunos personajes secundarios no están bien desarrollados.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
WILLY74
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7 de mayo de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Lynch actúa en esta película, pero no la dirige. La dirige, en debut directorial, el actor John Carroll Lynch, que hasta donde sé no tiene ningún parentesco con David Lynch. A pesar de no estar dirigida por David Lynch, contiene esa típica escena lynchiana en mitad de película, donde hay un antes y un después.

Me ha recordado bastante a la inmensa película "Una historia verdadera", que aunque fue dirigida por Lynch (David) es muy poco lynchiana. Curiosamente, el protagonista de "Lucky", Harry Dean Stanton, es colaborador frecuente de David Lynch y tiene un pequeño pero magistral papel en "Una historia verdadera".

En "Lucky", Harry Dean Stanton tiene un gran y magistral papel como noventañero esquivo con la muerte (aunque como todos sabéis, este fue su canto de cisne). A través de varios encuentros, entre los cuales destacaríamos uno con su antiguo capitán en el Nostromo, Harry Dean Stanton aprende y nos enseña filosofía de la vida. Hasta se echa unos cantes rancheros.

David Lynch no está mal en un papel que hubiera bordado Jack Lemmon.

Gustará a: grillos, gente apellidada Lynch, budistas
No gustará a: vendedores de seguros, Jesús Vázquez, tortugas no testudínidas.
eristuff
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11 de mayo de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lucky es una maravilla. Con una sencillez asombrosa, sin alardes, emociona al espectador desde los primeros fotogramas. Es un homenaje en vida a un gran actor que tiene la oportunidad de despedirse de su profesión por la puerta grande, pues él es Lucky. Cogiendo aspectos de su propia vida, Dean Stanton al igual que su personaje sirvió como cocinero en la armada a bordo de un Landing Ship Tank (LST) en la batalla de Okinawa durante la II Guerra Mundial. Era un fumador empedernido, algo que no le impidió llegar a una edad tan avanzada como los 91 años. No pudo ver el que quizá sea su papel más redondo frente a una cámara, ya que justo después de protagonizar la película, el bueno de Harry falleció.

La estructura del filme es sencilla y sólida. El día a día de un hombre que con 90 años sigue una rutina muy marcada día a día. Una rutina que incluye unos ejercicios de yoga matutinos, un café en casa y otro en la cafetería, ambos cargados de mucha leche y mucho azúcar (como el señor Lobo en Pulp Fiction), la elaboración de crucigramas, ver un quiz show en la televisión y por último la tertulia diaria nocturna en el pub con viejos amigos.

Unos amigos que acompañan a Lucky y entre los que encontramos a Howard -David Lynch-, un hombre que tiene como única compañía a una tortuga que ronda los cien años; Paulie -James Darren- un vago que vive del trabajo de su amante Elaine -Beth Grant- la dueña del pub.

Esta rica galería de personajes esta dirigida perfectamente por un actor que debuta tras las cámaras: John Carroll Lynch. Famoso por papeles secundarios en Zodiac, Fargo o Gran Torino, el orondo intérprete nos brinda con su ópera prima la que quizá sea la mejor película junto a Tres anuncios en las afueras en lo que llevamos de 2018.

Lucky tiene momentos de gran cine, en los que Carroll Lynch sabe captar la esencia del personaje principal colocando la cámara en el lugar preciso y dejando que todo fluya. Hay escenas muy poderosas que elevan la categoría del filme. Me quedo con dos especialmente. La primera de ellas, la que comparte Lucky con otro veterano de la IIGM, papel interpretado por Tom Skerrit en el que ambos recuerdan los días que pasaron el pacífico y que marcaron toda su vida.

El segundo de ellos en el que el protagonista, hablando por teléfono, desvela el momento más triste de su vida, relacionado con un ruiseñor. Ambas escenas, cargadas de emotividad y sensibilidad, ponen los pelos de punta al espectador.

Una joya, una gran película, una obra maestra. Es lo que se me viene a la cabeza cuando pienso en la película de Carroll Lynch, en la historia del solitario Lucky. Una despedida perfecta para un secundario de lujo, uno de esos 'robaplanos' que podían ensombrecer a cualquier estrella con la que compartiese cartel.

Más sobre esta y otras películas en el blog: argoderse.blogspot.com.es y en la página de facebook: argoderse
Daverunner
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