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Frances Ha

Comedia. Drama Frances (Greta Gerwig), una joven de 27 años, ha decidido, a pesar de su edad, intentar cumplir su sueño de ser bailarina en una compañía de danza de Nueva York. Vive con su mejor amiga Sophie, y disfruta de la vida con alegría y despreocupación, pese a que desea mucho más de lo que tiene y su espíritu inocente no es precisamente ideal para sobrevivir en la jungla neoyorquina... Una fábula moderna sobre la juventud, la amistad, la ... [+]
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Críticas 57
Críticas ordenadas por utilidad
18 de marzo de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando una película sigue en tu cabeza después de los créditos finales es porque algo tiene.

Frances Ha, de Noah Baumbach es de esos films aparentemente simples pero increiblemente certeros en su intento de atravesarte emocionalmente. Una película que alcanza el punto más alto del cine Mumblecore, justo cuando empezaba a desaparecer, o al menos, a no contar con la fuerza que supo tener a principios del milenio.

Un retrato que angustia, divierte y emociona en partes iguales. Una Greta Gerwig impresionante que nos hipnotiza con su Frances Halladay: una joven de 27 años que busca su lugar en el mundo, al mismo tiempo que se aferra a una adolescencia tardía que la vida empuja por dejar atrás. Un film que aún poniendose plazos, no muestra solo como pasa el tiempo sino como se pasa la vida, casi sin darnos cuenta.
Y ahí, en ese vacío que se forma, parecen vivir los miedos a tomar decisiones, la negación a crecer, las responsabilidades, las inseguridades, la espontaneidad, el querer vivir el día a día pero al mismo tiempo tener a los proyectos, las responsabilidad y los sueños tocandote la puerta, para decirte que el ocio por el ocio está bueno de vez en cuando, pero que en algún momento uno tiene que tomar las riendas de lo que quiere hacer y lo que quiere ser.

Y ver a los demás, a veces compararse, a veces encariñarse, a veces enojarse. Porque pareciera que el resto avanza y consigue pareja, trabajo o casa, que viaja, que parece haber estabilizado su vida. Y sentir que uno va rebotando de un lado a otro sin saber bien por qué ni para qué.

Gran retrato de una etapa de la vida muy conflictuada, de búsqueda, de desencuentros. De vínculos que dejan huella. De esperar encontrar esa mirada al otro lado de una fiesta para poder darte cuenta que esa es tu persona en esta vida. Porque eso es lo que uno quiere en una relación o en la vida, supongo. Amor.

Por momentos, esta película me devolvió la mirada y me sentí un poco Frances, lo que hizo que siendo las 3am de la noche en que la vi, no pudiera hacer más que quedarme escuchando en loop "Modern Love" de David Bowie hasta que se apagaran, al menos por un rato, el sinfin de pensamientos que se me pasaron por la cabeza y así poder conciliar, de una buena vez, el sueño.

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Wiispr
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12 de abril de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para muchos fue todo un descubrimiento, para otros fue una forma inverosímil y sutil para hacer cine y para otros tanto un film con estilo y nada mas. Noah Baumbach tiene un sello particular a la hora de hacer sus películas y eso es evidente en cada una de ellas. En esta ocasión ha ido un paso más allá y la lluvia de críticas en ambos extremos ha sido torrencial, por ello podemos decir que se trata de una de las películas más controvertidas de su año.

El arranque de la película ya nos empieza a descubrir que no estamos ante una película sin más y poco a poco el carácter potentísimo de la misma empieza a empujarnos hacía una espiral entre lo fuera de tono y lo corriente. Y es que hay que decir que muchos de sus diálogos resultan un poco fuera de lugar que nos hace plantearnos el quitar la película unas 3 veces en su primera media hora. Todo se va posicionando y nos damos cuenta que su rollo hipster es el patrón tomado por Noah Baumbach para controlar y justificar muchas de las actuaciones y hechos que ocurren en ella. Usa el sarcasmo de forma rutinaria como un registro más dándole a la cinta un aspecto más sutil de lo que verdaderamente luego es.

Su trama es una locura un tanto pretenciosa, desde mi punto de vista, trata de parecer una obra maestra y para ello se vale de ese aspecto de cine de autor de los de antes, cuando en realidad es un pobre acercamiento a lo que posiblemente quiere ser. La historia no termina de conectar en ningún momento con el espectador, que llega incluso a desesperarse con su poco avance y desarrollo, las situaciones intentan que resulten naturales pero es obvio que no es así, muchas de ellas, son escenas forzadas, momentos sin gran aporte y algunos de relleno, y si a esto le sumamos que estamos ante una película de muy corta duración esto se puede resumir, en un film con demasiada ambición que dejo todo por el camino.

Para quienes vieron en ella un gran acierto, habría que plantearlos si dicho acierto está basado en su caparazón o en el contenido, ya que si le damos color a está cinta y un ambiente distinto dudo mucho que acordara nadie de ella.

Como parte positiva podemos decir que Greta hace un grandísimo esfuerzo por no llevar la película al desastre, su actuación está bastante bien, que no extraordinaria, logra hacerse con el personaje polifacético y controlar la situación, también podemos destacar la constancia de la película para leer entre líneas y que seamos capaces de ver la parte moral que tiene que sin duda es su punto fuerte.

Como conclusión podemos decir que Frances Ha es una película recomendable, ya que estando ante una gran controversia no sabrás de que lado estás y quizás seas de los que ven en ella un producto hecho con gran atino y lleno de peculiaridades que no hay que perderse.

Lo mejor: Greta y su poder de convicción
Lo peor: Puede resultar muy desordenada

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fauno21
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8 de enero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Duo talentoso

Desde el primer momento estaba claro que que la química entre Noah Baumbach y Greta Gerwig (Frances Ha) se extendía más allá de su relación personal. Tras Greenberg (2010), en donde ambos trabajaron juntos, el director hizo público que le gustaría volver a colaborar con ella. Así, juntos decidieron escribir el guion de Frances Ha (2012), aunque no se supo hasta el final si Greta sería la encargada de dar vida de Frances. Su labor conjunta no terminó allí, pues años después crearían Mistress America (2016), película cuya protagonista volvía a ser su pareja.

Noah Baumbach sabía que Greta encajaba a la perfección en el papel de Frances. Y es que la naturalidad y el carisma que muestra la actriz estadounidense es uno de los factores clave para que la película funcione a la perfección. El espectador se ve pronto sumergido en la bohemia vida de Frances, la cual está llena de peripecias y diálogos inusuales.

*Estética atractiva

Si hay algo que caracteriza a Frances Ha es una estética fresca y novedosa, haciendo que el espectador se sienta desde el primer momento acogido por su original atmósfera. El blanco y negro hace que la trama adquiera mayor dinamismo, ofreciéndole a su vez una lozanía que, combinada con su banda sonora, hacen de la obra una novedad dentro de su aparente trama convencional. El director supo encontrar el equilibrio entre canciones pop («Every 1’s a winner», «Blue sway», «Chrome sitar» o «Modern life») y todo un homenaje a la Nouvelle Vague (con música de Georges Delerue, Jean Constantin o Antoine Duhamel). Todo ello se adhiere de forma natural a la propia personalidad de Frances, por lo que la estética de la trama adquiere todavía más frescura.

Además, vemos algún homenaje a otras películas, como puede ser la escena en la que Greta corre por una calle con «Modern life» de David Bowie de fondo, haciendo referencia a una escena similar de Mauvais Sang (1986), de Leos Carax. Se podría señalar que ambos decidieron centrarse más en el cómo y menos en el qué, como los impresionistas.

*La «canción pop»

Baumbach tenía una idea en mente a la hora de llevar a cabo Frances Ha: «queríamos hacerla como una gran canción pop, de tal forma que cuando la terminas, quieres volver a reproducirla»* aseguró posteriormente al estreno de la película. Aunque nunca será lo mismo una película de 90 minutos que una canción de tres, el film es ciertamente revisionable.

Tanto las canciones que hemos mencionado como el propio argumento en sí, hacen que la trama parezca que nunca vaya a terminar, pues Frances vive en un bucle constante de dramas y situaciones cotidianas incómodas del que da la sensación que nunca va a poder salir. Debido a ello, el espectador empatiza aún más con la protagonista y su amistad con Sophie (Mickey Summer), así como con las «adversidades» que afrontan, siempre desde un punto de vista basado en un humor suave y ligero.

*Conclusión

Pese que a primera vista parezca una comedia dramática más, Frances Ha es una recomendable película no solo por su frescura y originalidad, sino también porque uno puede apreciar que tanto Noah Baumbach como Greta Gerwig han plasmado un proyecto personal lleno de ideas originales desde el punto de vista formal.

Escrito por Jon Sagredo
Cinemagavia
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15 de enero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frances Ha (Noah Baumbach, 2012)

La importancia de la mujer en el arte es un campo de estudio que no voy a poner yo sobre la palestra. Los puntos de vista variados siempre son buenos, dan perspectiva y nos permiten ser empáticos al ojo ajeno. Vamos, lo que a fin de cuentas se llama madurar.
Y de madurar va esta película. Greta Gerwig y Noah Baumbach escriben una historia sobre recuerdos; retazos de un periodo concreto de una joven de 28 años. La fotografía en blanco y negro refuerza este concepto de rememorar tiempos ya pasados. Del montaje y el ritmo se extrae dinamismo. Esto también va acorde con el mensaje de la efervescencia de la juventud y con el objetivo de no sentar catedra. Habría sido muy fácil darle un ritmo comedido como en el resto de sus películas.

La escritura es el punto álgido de la película. Frances (Greta Gerwig) es la única protagonista, y a través de sus pasos vamos conociendo al resto de secundarios. Lo memorable esta en la descripción minuciosa de estos personajes con una naturalidad asombrosa. Además, es refrescante ver personajes de más de 25 y de menos de 40. Las historias de maduración suelen quedarse en la adolescencia o en las sucesión de crisis a partir de los cuarenta; pero nunca en esos frustrantes primeros momentos de independencia y emancipación familiar al mundo.
De este contexto tan concreto, salen multitud de temas y reflexiones que la película sabe manejar sin ponerlos en primera plana. Viejas y nuevas amistades, la muerte del idealismo (sea artístico, social o romántico), la perpetración al sistema laboral por supervivencia, etc.

Baumbach demuestra que sabe narrar con la composición en espacios cerrados encerrando o aislando personajes en los planos. En The Meyerowitz Stories (2017) o historia de un matrimonio (2019) juega en estos mismos términos, haciendo un poco lo mismo: un estudio de personajes elitistas de clase alta. En Frances Ha ocurre igual, ya que sus personajes tienen ese regusto intelectual de jóvenes ricos que viven en New York. Y puede que esto nos recuerde a alguien muy particular: Woody Allen. No es casualidad porque es la clara referencia a todos los niveles.
Personalmente, prefiero el enfoque de Baumbach, ya que Woody Allen tiene una única forma onanista de hacer películas. No es malo, al contrario, he aprendido a disfrutar de las películas de Woody Allen porque consigue transmitir una verdad metanarrativa como autor innegable. Pero Baumbach construye personajes desde cero, dándoles desarrollos emocionales y complejos diferentes.

Vamos que ambos creadores, Gerwig y Baumbach, tienen mucho talento. De Noah Baumbach no hace falta que diga nada más, pero Greta Gerwig saltará como directora años más tarde con resultados también magníficos. Lady bird (2017) volverá a dar un reflejo de maduración adolescente donde SU sensibilidad y detallismo volverán a ser una prioridad. Y mas tarde, en 2019, reinterpretará mujercitas que como mínimo es loable. Por eso vuelvo al inicio, necesitamos más puntos de vista en las historias, porque al final se filtra en el resultado final.
Paleocinéfago
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4 de abril de 2014
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez alcanzada aquella edad incierta que oscila entre los 25 y los 30 años, el pollito se queda sin excusas, y como en el fondo se muere de ganas, decide finalmente (que ya tocaba) abandonar el nido. En el fondo se siente paralizado por el miedo, pero como ya se ha dicho, acaba imponiéndose el espíritu aventurero; la necesidad de saber si todo lo aprendido hasta ese momento le habrá dotado (o no) de las armas suficientes como para desenvolverse en este mundo cruel. Así que empieza a aletear por su propia cuenta y riesgo... y se mete un soberano leñazo. Nada grave. Al fin y al cabo, ''Nos caemos para aprender a levantarnos'', dijo aquel sabio. Paciencia. Con esto y con un poco de perseverancia, seguro que todo se andará (o se conseguirá sobrevolar, da igual). Es cuestión de ponerle ganas y, sobre todo, de no perder la sonrisa. ''Al buen tiempo, buena cara'', dijo aquel otro sabio. Y así, hasta cuando se disuelvan las nubes.

Pero, ¿y si el cielo no se despeja? ¿Y si no hay manera de salir del blanco y negro? Con esas dudas más o menos existenciales rondándole por la cabeza, aparece Noah Baumbach, ese cineasta imperfecto que tanto juego es capaz de sacarle a la propia imperfección, y se asocia, delante y detrás de las cámaras, con la irresistiblemente encantadora Greta Gerwig, para firmar así la que seguramente sea la obra más imperfectamente redonda de su filmografía. La joven Frances vive (respira, come, duerme, habita...) en Nueva York e intenta, entre otras muchas cosas, que su paciencia no se agote a las primeras de cambio, en lo concerniente a perseguir lo que ella cree que es su sueño, esto es, convertirse en un miembro destacado de una de las compañías de danza más prestigiosas de la Gran Manzana. Aunque claro, es todo tan complicado... y la gente que la rodea parece tan empeñada en hacerlo todo tan desagradable...

Vuelve, como era de esperar, la eterna tragicomedia del Don Nadie, el mismo (o la misma) que en un momento dado de su vida toma la no excesivamente sólida determinación de escapar de la condición que tanto su entorno como el propio destino han querido colgarle. El intento suele terminar en una derrota igualmente insignificante, lo cual es (y ahí está el qué) un motivo tan bueno como cualquier otro para montar una celebración que podría ser, ésta sí, del todo memorable. La ''buena cara'' se convierte pues en algo más que una simple pose. Alcanza la categoría de filosofía vital, que al mismo tiempo se descubre como una solución ideal para que, tanto las lágrimas como las risas; tanto los tan odiosos conceptos de ''triunfo'' y sobre todo ''fracaso'' adquieran sabores que parecían olvidados; implicaciones insospechadas.

Con naturalidad e imprevisible sentido de la -mejor- espontaneidad, a 'Frances Ha' parece que en menos de hora y media de metraje le sobre tiempo para hablar de todo lo que realmente importa en esta vida. Así, es tremendamente fácil verse identificado con sus personajes. La gran (?) pantalla convertida en espejo, y la tan cacareada Nouvelle Vague en algo más que la mera pose a la que demasiado a menudo se ha visto reducida. Baumbach no acude a ella para buscar un -pedante- aval cinéfilo, sino que lo hace por pura extensión lógica en el planteamiento de su discurso. Se percibe casi siempre el aroma de aquel maravilloso cine francés... pero no por obra y gracia de la nostalgia de filmoteca, sino por la rotunda inteligencia de una manera moderna de entender este arte. Fruto de nuestros tiempos (por mucho que haya llegado a nuestras salas de cine con casi dos años de retraso), recién caído del árbol.

Cuando trata (de forma casi involuntaria pero igualmente contundente) sobre el amor, la amistad, las relaciones humanas en general, los sueños (así como sobre todo lo que les puede poner fin, reactivar o simplemente dejarlos en ''stand by'')... 'Frances Ha' jamás desaprovecha la ocasión para reivindicarse como lo que es: una película con vocación generacional. Desde la discretísima posición donde ha sido concebida y posteriormente lanzada, ahí está, esperando a ser descubierta por todos los polluelos que se vean incapaces (al menos de momento) de sumarse al vuelo de la bandada. Cuesta pensar, mucho más en esta época, en alguien que no se haya podido haber visto en esta situación. Casi siempre capaz de atacar la(s) materia(s) con una precisión y acierto tales que los autores parecen poseídos por la infalible suerte del principiante (la de aquel a quien las cosas le salen prácticamente perfectas, sin saber del todo bien cómo demonios lo ha logrado), el dúo Baumbach & Gerwig ofrece al espectador un nada pomposo y muy apetecible banquete que hace de lo agridulce algo exquisito; una excusa inmejorable para que la sonrisa no se borre jamás de nuestra cara.
reporter
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