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Cowboy de medianoche

Drama Soñando con el éxito como cowboy de exhibición, el joven e ingenuo tejano Joe Buck se traslada a Nueva York, donde comienza a trabajar como gigoló seduciendo a mujeres maduras de Manhattan. Joe pronto descubre que ese mundo no es como él se imaginaba, pero antes conoce a Rico "Ratso" Rizzo, un timador que lo quiere estafar. (FILMAFFINITY)
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Críticas 118
Críticas ordenadas por utilidad
30 de noviembre de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crítica breve de Cowboy de medianoche (1969)

A través de la maravillosa melodía que Harry Nilsson crea con su tema “Everybody’s Talkin”, veremos como un inocente tejano llamado Joe Buck (Jon Voight) realiza un viaje hacia Nueva York, para como él mismo dice: “vivir de la mujeres”.

Poco le durará la alegría a este vaquero de escaparate, cuando vea que la vida es mucho más cruda de lo se imaginaba. En una dura y marginal Nueva York perfectamente retratada por el director John Schlesinger.

Preciosa historia que nos ofrece con gran esplendor varios puntos, destacando la soledad y la amistad.

Gran papel de Dustin Hoffman (Rico) realizando una de sus mejores interpretaciones en la que da vida a un hombre solitario, granuja y cojo. Lo que lo convierte en un fantasmón en toda regla.

Cowboy de medianoche es una dura historia en la que veremos como “el típico sueño americano” se desmorona, siendo testigos momento a momento de ello.
SCuenca
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7 de julio de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para darnos un punto de partida se plantea aquí de forma explícita y en trascurso de toda la película la pregunta ¿por qué estás aquí?. La historia de “Cowboy de media noche”, se traza de forma sencilla pero aplastante. Se relata la historia de dos peregrinos que se encuentran en New York y desarrollan una autentica amistad. Rico (Hoffman) un hombre curtido por su experiencia en esta “gran ciudad”, y marginado no solo por su cuerpo incapacitado y tuberculoso sino además por la sociedad, apenas subsiste (y sin más opciones) del robo de centavos y de las sobras de la urbe. En este mundo Rico se encuentra con Joe (Voight), un muchacho provinciano, extremadamente ingenuo , generoso y optimista (y es que la canción de Harry Nilsson hace que creamos que las cosas van a estar mejor), que llega a la ciudad con un equipaje ligero y su herramienta de trabajo: un disfraz de vaquero, con el único objetivo de cumplir su sueño: ganar dinero fácilmente como gigoló y cambiar su destino de ciudadano de segunda mano, para él un "lavaplatos". El pasado y causas de Joe se revela con precisos e ingeniosos Feed backs. Hasta aquí y por ahora la historia parece dibujarse como historia de vida, cruda y sin sorpresas. Pero hay que ver la ciudad en la que habitan estos dos personajes; una ciudad estrecha, de ricos, pero con grandes miserias, de calle, de indiferencia, de doble moral…donde la basura se acopia en los suburbios y vive en las sombras sin oportunidades….¿por qué estás aquí?
Desde el 2011 y en retrospectiva, vale la pena apreciar esta película como una gran apuesta a la “autocritica” de la sociedad norteamericana, cuanta ampolla habrá generado mostrar la otra versión del sueño americano, de por sí las nominaciones y premios Oscar (como única en la historia) bajo la “calificación X” de la película hablan por sí solos. Sin embargo, esta película no ha envejecido, continua vigente pues ¿acaso no es la historia que se repite en todas las ciudades? No tienen que ser tan grandes, ni industrializadas, ni pertenecer a Europa o a los Estados Unidos, para que cualquiera de nosotros pase con indiferencia y “por un ladito” de este “undergraund” con sus habitantes, sus tristezas y desesperanzas, quizás es aquí donde el espectador es un sujeto tácito en la historia, llevándolo a la triste contemplación y por qué no al cuestionamiento individual y del colectivo.
De las razones, persona y carácter de sus dos protagonistas, parece que el público tiene diversas apreciaciones, que a mi juicio todas son validas. Yo tengo la mía propia, pero para discutirlas tendría que recurrir a puntos y escenas de la película, y no la quiero desgastarla, prefiero hacerles una invitación para que la vean, merece!!!

(sigo en spoiler, sin tirarme la pelicula)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
LAHETITIA
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8 de febrero de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este director británico plasmó en esta cinta la frialdad y rudeza con que el primer mundo estadounidense (neoyorkino) recibe al inmigrante rural (tejano en este caso). Un joven Joe Buck (Jon Voight) cree que su estampa y estatura va a conquistar a las señoras de edad de la capital. Pronto entiende que sus sueños no tienen cabida dentro de la vida urbana y rápidamente desciende a los lugares marginales de la ciudad. Conoce a Rico "Ratso" Rizzo (Dustin Hoffman), un estafador de poca monta, gravemente enfermo, pero que se convertirá en el único amigo dentro de la urbe.

Esta cinta ganó el Oscar a mejor director, mejor película y guión, además de poseer una banda sonora y un montaje sobresalientes. Los planos son opresivos, salvo en la llegada de Buck a la ciudad, creyendo que va a conquistar el mundo con su vestimenta de vaquero pasada de moda.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Anibal Ricci
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3 de agosto de 2013
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de su sugestivo título, el Oscar a la mejor película en 1969 para «Cowboy de medianoche» le queda bastante grande. Cualidades tiene, sí, pero en conjunto no pasa de ser una película discreta.

Si hablamos de cualidades, debemos hablar de los actores protagonistas. Tonelada de talento condensando en dos cuerpos radicalmente distintos. Uno rubio, otro moreno; uno alto, otro bajito; uno sano, otro enfermo; uno, animal de ciudad, el otro un cowboy de la profunda Texas. Jon Voight y Dustin Hoffman, quienes no necesitan nada, ni siquiera diálogo, para hacer ellos solitos una película. Uno se llama Joe, y el otro tiene nombre italiano, Ratso. ¿Qué une a estos dos hombres en las alcantarillas de la brillante Nueva York? Creo que os equivocáis al identificar la película como una crítica social al sueño americano. El retrato de los bajos fondos no es más que el marco y el hilo conductor que sirve para el verdadero tema sobre el que gira «Cowboy de medianoche»: la homosexualidad. O, si lo preferimos, la sexualidad del individuo en un sentido amplio. Es la única forma que veo para encontrarle algo de sentido y complejidad a la historia, porque si no, en serio que no sé qué me están contando ni qué interés podría tener el barullo velado que me muestra Schlesinger.

A través de unos recuerdos entre ensoñaciones y flashbacks, descubrimos tres hechos fundamentales de la vida de Joe. Ausencia materna y cuidados de una abuela no siempre atenta; la figura masculina del amante cowboy de su abuela; y un episodio, nunca especificado, del abuso sexual a su novia por parte de unos chicos del pueblo. Estas tres experiencias son interpretables, tanto en lo que fueron como en sus consecuencias, ya que no llegan a explicarse con claridad, uno de los posibles fallos de la película. Sin embargo, es evidente que tienen una influencia muy grande en la sexualidad de Joe. El deseo arraigado de ser «un macho» hace que se vista de cowboy y quiera ganarse la vida, atención a la disparatada y rocambolesca idea, como gigoló de mujeres.

Sin embargo, las cosas no salen como se planean, y entre dimes y diretes, felaciones no consumadas en cines y pesadillas que repiten un «eres el mejor» obsesivo, Jon trabará amistad, y en mi opinión, un gran amor, con un pobre y triste vagabundo cojo y virgen (¿por qué será?) que inspira verdadera compasión. El desenlace lleno de luz natural y camisas hawaianas me hace pensar que la cosa, por fin, se define de una vez, en todos los sentidos. Insisto que es interpretable, y quizás esa ambigüedad sea otra de las cualidades de «Cowboy de medianoche».

Liberación hippie como cultura oficial, aventuras sexuales entre la comedia y el drama, una banda sonora de John Barry y Nilsson inolvidable, y dos hombres entre la miseria que encuentran calor en el otro. O quizás es que no he entendido nada de nada, puede ser.
Kaori
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18 de marzo de 2006
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre es de agradecer que se intente reflejar algo de realismo en el cine, sobre todo en una sociedad como la estadounidense tan proclive a falsear las cosas. La crítica aquí no es tan feroz como la de American Beauty muchos años después, pero es igualmente meritoria. Basta mencionar una secuencia en que, en una avenida repleta de gente, se ve a un hombre inconsciente tirado en el suelo sin que nadie se interese por él.
El bullicio y el submundo de la gran ciudad están muy bien reflejados y la película posee un estilo visual rápido y nervioso y muy elaborado.

Hoffman y Voight están magníficos como los dos perdedores protagonistas, entre ellos surge afecto y apoyo mutuo, es posible que incluso amor, aunque no sea sexual.

La melancólica música de John Barry y el uso de la canción de Nilsson "Everybody's talkin'" han quedado como algo inolvidable.
Ennis
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