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Los duelistas

Drama A principios del XIX, durante las guerras napoleónicas, un teniente de húsares del ejército francés, el aristócrata Armand D'Hubert (Keith Carradine), recibe la orden de arrestar al teniente Feraud (Harvey Keitel) por haber participado en un duelo. Feraud, encolerizado, desafíará una y otra vez a D'Hubert durante quince años. (FILMAFFINITY)
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Críticas 72
Críticas ordenadas por utilidad
26 de agosto de 2011
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una factura impecable para una historia densa, embriagadora y de aires quijotescos. La hora y media se nos pasa en un santiamén, casi sin darnos cuenta tras haber presenciado la historia de una rivalidad a muerte, sin motivo aparente pero con el aire grandioso de los guerreros cuyo honor les lleva a defenderlo hasta las últimas consecuencias.

Si en filmografía del realizador británico la tendencia al esteticismo ha sido una constante que en más de una ocasión ha devorado a la propia trama en "Los Duelistas" las imágenes consiguen ensamblase a la perfección con la historia. El itinerario de la rivalidad entre el tranquilo y pausado D´Humbert y el vehemente y explosivo Feraud tiene la fuerza que sólo las grandes tramas de la literartura es capaz de proporcionar. Joseph Conrad escritor cuyos textos han dado lugar a filmes tales como "Lord Jim" o "Apocalypse Now" consiguió una maravillosa novela corta que condensaba en pocas páginas la compleja personalidad del soldado, del hombre de honor como mayor patrimonio hasta el punto de hacer despreciar la vida de forma irreflexiva.
Con gran fidelidad al texto literario y la presencia de dos adecuados intérpretes en los roles de duelistas, una pequeña obra maestra esencial para todo buen aficionado al cine histórico
ALVARO
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2 de octubre de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No quiero reiterar, ni caer en la diatriba fácil criticando la ambición o la debilidad ante el dinero, pero me sumo al pasmo que produce el rápido, e irreversible, "aburguesamiento" de Ridley Scott como creador.

En 'Los duelistas' consiguió mantener el romanticismo propio de la literatura clásica, y plasmó una epicidad profundísima sin recurrir, como haría después, a discursos atronadores y afectados.

Ojalá tuviera yo un enemigo como Harvey Keitel. Un tipo que no te pierde la pista. Un cazador que pretende seguirte hasta el fin de tus (y sus) días. Una némesis incansable. Debe ser irónico que la lealtad más incorruptible que te hayan profesado nunca en la vida, haya sido la de tu mayor enemigo.

Gracias.
Nuño
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10 de mayo de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solemos admirar los trabajos que nos dejan los mejores cineastas del panorama actual todos los años, perfectamente consolidados con la ventaja de subsanar un fracaso con una película futura mejor, pero también solemos ignorar cuales y como fueron sus inicios en este mundillo; los hay difíciles y frustrados, y los hay brillantes y reveladores como es el caso.
A finales de los 70 debutó Ridley Scott, cuyo futuro iba más encaminado al mundo de la televisión y sorprendió tanto al jurado del festival de Cannes como a los espectadores por la potencia de las imágenes y el gran talento desplegado, algo prácticamente insólito en un novel.
"Los duelistas" tiene en apariencia un argumento simple, en el que dos soldados del ejército de Napoleón se van retando a duelos durante las dos primeras décadas del siglo XIX, motivado por aquello de el "honor" que tanto se solía custodiar en aquella época. Como ya he dicho antes, no es el argumento lo que destaca, sino el espectáculo visual que supone contemplar encuadres de fotogramas con un paisaje natural otoñal e invernal en el que abunda la niebla y los atardeceres que alargan las sombras de los árboles sobre el verde del campo. Con unos encuadres perfectos y una puesta en escena magistral de los escenarios interiores, algo que recuerda mucho a "Barry Lyndon"del gran Stanley Kubrick, cinta que seguramente Ridley visualizó repetidas veces para realizar esta gran ópera prima, y no es de extrañar porque la rodó dos años después.
He mencionado a Kubrick, para muchos el mayor genio de la historia del séptimo arte (probablamente yo también lo piense), genio con el que nada más y nada menos se comparó a Ridley Scott en los cinco años próximos porque en ese período hizo "Alien el octavo pasajero" y "Blade runner", dos inigualables obras maestras de culto que consolidaron uno de los debuts más impresionantes que se recuerdan en un cineasta, pero pasado el tiempo esa maestría fue decayendo hasta nuestros días, convirtiéndose en un buen director preso de la irregularidad y del Hollywood más comercial que le ha llevado a continuos fracasos, porque doy por hecho que "Exodus" me va a decepcionar.
Una auténtica joya no demasiado conocida a día de hoy, pero que pone de manifiesto el arte que tuvo Ridley Scott en su momento con películas arriesgadas de un increíble potencial técnico y ambiental, y aunque después de esa racha nos ha dejado cosas inolvidables como "Thelma y Louise" o la épica "Gladiator", tengo la sensación de que jamás se volverá a ver el gran talento del director británico.
Corleone94
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13 de septiembre de 2008
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ridley Scott, para mi gusto, es uno de los mejores directores que hay ahora mismo, debuto con Los duelistas y ese acierto le condujo a una gran carrera, Blade Runner (1982), Black Rain (1989), Gladiator (2000), Black Hawk derribado (2001), Los impostores (2003), American Gangster (2007) entre otras.

Esta película en cuestión, es bastante buena, se podría decir que notable, ( y solamente era el principio), para ello necesitaba dos buenos actores Keith Carradine y Harvey Keitel, y si además este ultimo era mundialmente conocido pues mucho mejor; pues ya se sabia por aquellos tiempos que Harvey Keitel le daba mucho realismo a todo lo que hacia (Malas calles (1973) y ¿Quién llama a mi puerta? (1968) por ejemplo). También decir que la ambientación a la época, es una de las mejores que yo había visto. Los duelos son buenísimos todos, a espada, a caballo o a pistola, con todos vas a disfrutar. La película toca puntos fuertes como el honor, la hipocresía o el sinvivir de las ciudades corruptas de aquella época.

En definitiva, es un peliculón que no te puedes perder, por que esta lleno de ritmo y por que veras un duelo sin fin por toda Europa entre dos caballeros que se respetan, se odian y a la vez se quieren; un clásico en toda regla. Espero que te guste.
Lucky Luciano
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21 de julio de 2021
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra admirable del maestro Scott que te interesa desde el inicio porque te engancha con un buen cebo, un cebo de calidad para consumidores cinéfilos de historias. Historias de odio y revanchas de tiempos acabados. La película empieza con unos encuadres pictóricos bucólicos, unas tomas hermosas de "pastorcita con gansos" —más de un artista romántico que de un impresionista—, cuando de golpe te mete de una bofetada en la dinámica de los duelos a muerte, retos entre caballeros, con sus padrinos, con armas a elegir y con las debidas formas. Te quedas enganchado sin remisión hasta el final. Si no aceptas batirte te perseguirá el contrincante como si fueras una gallina. No queda otra que seguir.

Harvey Keitel es un pesao, un cansino napoleón que no ceja en su empeño. ¡Qué gran figura la de ese personaje! Y qué odiosa. Es el revolucionario, el fiel seguidor de Napoleón, el dictador que se corona a sí mismo. El otro pobre, el retado mil veces, es el realista, el comedido, el prudente que aguarda su turno. Las guerras napoleónicas hicieron demasiado grande a Francia, pero Napoleón no se libró de pagar su osadía.

Los duelos son emocionantes hasta el punto que los vives. La confianza del uno en salir adelante es el temor que sientes y eso lo consigue el maestro Scott poniendo unos escenarios y un vestuario de lo más real. Cualquier detalle es un punto más a favor de la historia que está contada de la manera más recreativa. La figura cuadrada de Harvey Keitel, con el abrigo y el enorme bicornio es encomiable, destila un aire maligno y no digamos si ya se junta con sus amigos. Hay que recuperar a ese tío, a ese personaje insistente y cuadriculado, y esos sombreros también.

Se supone que Joseph Conrad entraría de lleno en los profundos pensamientos de los dos militares, revelaría la tirantez hasta de cada pelo de sus bigotes, cada duda, escudriñaría el sentimiento del odio por parte de uno y de resignación por parte del otro, es fácil suponerlo, y sin más, todo esa palabrería tan común en el escritor, densa como una papilla, aquí no es necesaria porque está perfectamente expresada en imágenes.

La paciencia, la sorpresa, la resignación... están en el caminar del personaje del caballero Armand D´Hubert (Keith Carradine), y sientes lo mismo que él ante la fijación por conseguir algo que se le resiste al caballero Gabriel Feraud (Harvey Keitel), el consumir el reto en el que parece que le va la vida en ello alimentado con una furia y un odio incombustible. El desafío es la misión de su vida.

Los paisajes, el vestuario, la variedad del relato y el avance del tiempo están plenamente conseguidos. Las poses de los contrincantes en el primer duelo a florete son de una plasticidad maravillosa, atrayente. ¡Cómo refleja la confianza de uno y el temor del otro! La mano tonta equilibra el lance, el toque. Es una película indispensable en el haber de cualquier aficionado.
floïd blue
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