Los duelistas

Ahí tenéis un montón de críticas que se refieren a su calidad y a cuestiones puramente cinematográficas. Sin duda críticas válidas y cargadas de razón, pero dentro de la subjetividad que me caracteriza no puedo más que decir que Los Duelistas es una película que me aburrió una barbaridad. Se juntaron muchas cosas en contra. No me atrae el género, y sobre todo no me atrae la época. No es una película que yo me muriese por ver, pero incluso dentro de la poca predisposición que yo tenía quedé absolutamente sorprendido de lo mucho que me aburrió.

La premisa no era tan mala, una historia de esas de duelos a lo largo de los años con una pareja protagonista absolutamente magnífica. He de decir que Keith Carradine y Harvey Keitel son lo único que me llegó a gustar de la película. También me gustó la forma en la que estaba rodada, con esos planes estáticos visualmente maravillosos que parecían más postales que imágenes en movimiento.

¿Qué falló? Esa subjetiva diversión difícil de explicar con palabras. Me aburrió y eso no lo puedes evitar. En mi caso, que no soy ni mucho menos un entendido de cine, el que una película me aburra hace que automáticamente no me guste por muy buena que me pueda parecer, y en el fondo debería ser así para todo el mundo, aunque haya gente que se empeñe en anular dicha idea.

Uno no entiende a estos 2 cabezotas y a la vez los entiende perfectamente. El honor, una máquina de muerte (cuanta gente ha muerto en nombre del honor), ahora nos parece algo trasnochado, caballeros no quedan solo quedamos humanos más pragmáticos y con más amor a la vida. Seguramente si hubiera nacido en la Francia napoleónica mi educación y valores serían diferentes y no saldría huyendo ante un loco como el que interpreta Harvey Keitel, que es lo que haría hoy, ciudadano del siglo XX que ama profundamente la vida.
Lo cierto es que los 2 son admirables por muchos motivos, por su coherencia, porque están fantásticamente interpretados, por su tozudez, por el romanticismo que destilan, porque ya no se hace cine así...
¿Que te pasó Ridley Scott, para empezar 3 grandes películas y después......?

Nos encontramos ante todo un peliculón, y ahí van las razones por lo que es una de mis películas favoritas.

Riddley Scott no pudo escoger una época mejor para ambientar una historia dramática de esgrima, sociedad y obsesión por el honor. Si bien ya hemos visto películas de duelos como Scaramouche, muy buena también por cierto, u otras más recientes como Barry Lyndon, probablemente esta fue la base para la obra de Scott. Sin embargo, para quien diga que Los Duelistas es una copia de Lyndon, le diré: que no tiene nada que ver una cosa con la otra, si
bien es cierto que se parece en retomar los tiempos del honor de los siglos XVIII y principios del XIX, que son todo un espectáculo visual sobre todo por el vestuario; la obra, la trama en si, son totalmente diferentes.

La obra prima de Scott, simplista en su trama a primera vista, sin embargo da para mucho. La película se puede describir como pintura en movimiento ya que si nos fijamos casi cada escena es un cuadro de época, y el director ha querido dejarlo claro en esos segundos sin movimiento que dejan apreciar el colorido y la niebla de la Francia napoleónica. Fotografía exquisita como digo, una trama interesante que además hace una radiografía de la retaguardia civil de las campañas de L'Empereur.

Y es que Scott pudo elegir cualquier tipo de regimiento de la época, desde los gigantes coraceros hasta los inmortales granaderos, pasando por dragones, artilleros o infantería de línea pero ha buscado lo estético: los húsares. Regimiento de golfos, bigotudos, borrachos, mujeriegos, pero también valientes y apasionados. Hay una gran frase para definirlos que acuñó el Gen. de húsares Lasalle: todo húsar que no esté muerto a los 30 es un mamarracho, (murió a los 34).

Los actores magníficos sobre todo Keitel, pero también Carradine, no tengo ninguna pega que poner en su actuacción.

Veredicto: 9.5, sobresaliente película que deja además de todo esto, uno de los duelos a espada mejor recreados de la historia del cine.

275/30(29/08/11) Extraordinaria ópera prima de Ridley Scott, una preciosista obra que es todo un portento en la creación estética de los planos. Un hito artístico teniendo en cuenta su bajo presupuesto, pues no llegó al millón de dólares. El guión es en apariencia simple, pero en su contenido posee carga de profundidad. En la Francia napoleónica dos oficiales de húsares, D´Hubert (excelente Keith Karradine) y Feraud (excelente Harvey Keitel), mantienen un duelo inacabable que dura más de quince años, por diferentes motivos deben interrumpirlo en varias ocasiones. El guionista Gerald Vaughan-Hughes adapta fielmente el libro ‘The Duel’ del genial polaco Joseph Conrad (‘El corazón de las tinieblas’ o ‘Lord Jim’, llevadas al cine), basada a su vez en hechos reales de los húsares Dupont y Fournier que desde 1794 hasta 1813 duelearon en al menos 30 ocasiones, con este nimio hilo argumental se desarrolla un fresco antológico sobre una época y sobre un modo de entender la vida, para los húsares el honor era su religión, y eran ultrapracticantes de ella. Con estos dos rivales eternos recorremos estos convulsos años, desde la llegada al poder de napoleón, hasta su caída en desgracia, de cómo D´Hubert se iba adaptando cual camaleón al momento, y el visceral y tozudo Feraud era fiel al emperador. Ridley Scott reconoció la influencia que tuvo en él la Obra Maestra de Kubrick ‘Barry Lyndon’, sobre todo en el estilo plástico que anhela en cada plano hacer un cuadro naturalista, cargado de lirismo, inundado de romanticismo kitsch, un alarde de encuadre y de fotografía de Frank Tidy, ayudado por el operador de cámara, el propio Ridley, los cielos son espectaculares por su magno protagonismo, se componen lienzos inspirados claramente en el cromatismo de los contemporáneos galos Eugene Delacroix, Jacques-Louis David y el germano Caspar David Fridrich, de este último se toma prestado una de sus obras para el plano final, ‘El caminante sobre el mar de niebla’. Fue rodada en espacios naturales de una enorme belleza de los Highlands escoceses, Londres, y en la regiones francesas de Aquitania y la hermosa región de Dordoña en Francia, en esta última se rodó la mayor parte, con una ambientación prodigiosa, un vestuario de Tom Rand (‘La mujer del Teniente francés’) tan realista como estrafalario era el de los húsares, un maquillaje espléndido, es decir en el plano belleza visual sobresaliente, todo esto adornado por la excelsa música de Howard Blake, deliciosa partitura romántica, que envuelve la obra en tonos evocadores-melancólico-nostálgicos. Muy destacable son las escenas de duelos todo un alarde de originalidad, cada uno distinto al anterior, desprovista de todo tipo de glamur, se respira veracidad, la forma en que se mueven es ruda, seca, áspera, no como los bailarines-paladines que estamos acostumbrados a ver en cine clásico, rodados cámara en mano sentimos los golpes, transmiten cansancio en el combate en la galería,... (Continua en spoiler sin y con)

Una preciosa adaptación de la novel de Joseph Conrad. Con una estética y ambientación perfecta, emocionante y preciosista.
Una joya del cine. Para mí, sin menospreciar Alien, Blade Runner o Legend, lo mejor de Ridley Scott, a partir de ahí, es otra historia.