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El gran carnaval

Drama. Cine negro Charles Tatum es un periodista sin escrúpulos que atraviesa una mala racha a causa de su adicción al alcohol, razón por la que se ha visto obligado a trabajar en un pequeño diario de Nuevo México. Cuando un minero indio se queda atrapado en un túnel, Tatum ve la oportunidad de volver a triunfar en el mundo del periodismo. Entonces, en connivencia con el sheriff del pueblo, no sólo convierte el caso en un espectáculo, sino que, además, ... [+]
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Críticas 73
Críticas ordenadas por utilidad
15 de diciembre de 2007
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ácida crítica hacia los medios de comunicación, una visión terrible sobre lo que son capaces de hacer estos para conseguir una noticia y perpetuarla hasta sacarle el mayor jugo posible.
Gracias a un mordaz guión y a una interpretación magistral de Kirk Douglas, Wilder consigue arrancarnos del supuesto mundo ideal de los medios.
Increíble como una noticia puede atraer a tanta gente y convertir un paraje solitario y desértico en un circo y en un espectáculo de masas.
No deja títere con cabeza, de hecho, los periódicos que repudian a un periodista, cuando este convierte una simple noticia en un acontecimiento, los mismos periódicos que antes le repudiaban ahora le quieren en nomina, es terrible el oportunismo que nos muestra el director.
Muy interesante.
misled
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10 de mayo de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Billy Wilder ya había demostrado su infinita agudeza un año antes de dirigir "Ace in the hole", con esa sátira implacable y lúcida sobre la decadencia de las celebridades de Hollywood que no supieron digerir el ampuloso éxito del estrellato. "Sunset Boulevard" es una de las obras más brillantes de la historia del cine. Puro talento.
En esta ocasión, Wilder vuelve a sacarse un AS de la manga o, directamente, un póker de ases:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
willieyenka
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30 de agosto de 2012
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estaremos todos de acuerdo en que Wilder es más conocido por sus comedias y que se le daba muy bien lo de hacer reír, algo puede que realmente sea más difícil que hacer llorar. Sin embargo con "El gran carnaval" queda demostrado que cuando alguien es bueno en esto del cine lo mismo da hacer una cosa que otra que el resultado suele ser potente. Wilder era bueno, tropezó como muchos en alguna ocasión, pero desde luego no en esta historia de un periodista sin escrúpulos que con tal de alcanzar la gloria en su profesión es capaz de todo.

Queda claro que Wilder es un maestro, no sólo soy yo el que lo dice, pero si lo es para mí es porque es capaz de hacer dramones como este, denunciando una parte del periodismo odiosa, denunciando una sociedad de zoquetes por un lado y depredadores mentales por otro. Un lugar en el que habitamos todos, tal cual, lleno de atontados que se dejan llevar, que van a donde va todo Dios sin preguntarse por qué, sin saber que quien está detrás de esos movimientos sólo busca triunfos personales (como el personaje de Douglas) Lo queramos o no pertenecemos a una sociedad boba, habitamos un lugar en el que el más necio es el que tiene más éxito. Un planeta triste como el que Wilder describe, pero real, tanto, que es el mismo 50 años después.

La vida o la muerte de quien sea vale más o menos según cómo se venda. Y si de esa venta todo se trastoca a través de un periodismo rastrero es porque hay quienes están de acuerdo en que esa compra y venta se realice de forma tan lamentable.
Luisito
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20 de mayo de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wilder nos muestra un carnaval denigrante y esperpéntico, el reflejo de una sociedad enferma, el arribismo revanchista, la ambición del poder, la avaricia desmedida, el egoísmo atroz y la ingenuidad candorosa de un pobre minero indio que es utilizado como moneda de cambio para el beneficio de unos zafios y deleznables personajes sin escrúpulos. Todos ellos, más una ingente masa de público mentecato, ávidos de curiosidad y morbo abyecto, que convierte un drama humano en un divertimento indecente, con atracciones, música country, globos y la presencia de la televisión como testigo de semejante inmundicia, un auténtico negocio carroñero. No es de extrañar que la película no tuviera aceptación por el público americano, pues se veían fielmente retratados como en un espejo.

El periodista desahuciado y alcohólico, de conducta poco escrupulosa, Charles Tatum (Kirk Douglas) que se refugia en un pequeño periódico de Alburquerque, cuyo lema es “Decir la verdad” (el director del rotativo, es el único hombre decente del film), que merced a una desgracia aprovecha la ocasión de la exclusiva noticia, para chantajear y recuperar su antiguo trabajo y su antigua posición social, utilizando el periodismo más sensacionalista y burdo que existe. El sarcasmo con que es descrito un sheriff provinciano, seducido por medrar en la demagogia electoral populachera, que se vende al mejor postor. La mujer desleal y avariciosa que pretende enriquecerse con el infortunio del marido, en el tugurio que ambos regentan. Un minero indio que busca utensilios de sus antepasados para venderlos a los escasos turistas que pasan por el pueblo, queda atrapado en una cueva (La montaña de los siete buitres), el nombre es premonitorio de lo que ocurrirá.

Modesta película para la Paramount co-escrita y producida por Billy Wilder, que pertenece al grupo denominado: “películas serias”, (Perdición, Días sin huella, El crepúsculo de los dioses). La sobriedad del trabajo de Wilder contrasta con la ácida naturaleza de su pintura colectiva: quizá puede pecar de cierta desmesura en su exposición, un cierto trazo grueso de los protagonistas. Wilder mira a sus personajes desde la altura distante de un intelectual europeo, sorprendido y asqueado por una sociedad provinciana y despreciable. Personalmente prefiero al Wilder irónico, romántico, caustico y feroz de sus comedias chillonas, desenfrenadas o negras, pero sobretodo muy humanas.

Wilder había ejercido de periodista durante su juventud en la Alemania previa al nazismo. Por lo tanto conocía perfectamente cómo una noticia convenientemente manipulada puede convertirse en una bola de nieve imposible de detener, en definitiva, la prensa carente de ética puede producir un espectáculo bochornoso. La trama de “El gran carnaval” se inspira en un hecho real ocurrido en Kentucky en 1925. El vitriólico y humanista Wilder, como otros creadores, se sirvió de la sátira a lo largo de su carrera para mostrarnos el mundo hipócrita y cínico que le tocó vivir.
Antonio Morales
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4 de abril de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hace mucho hice una crítica de esta película y, diantres, se me olvidó decir lo más importante que tenía que decir. Así que lo diré ahora, y después, tras los tres asteriscos, dejaré lo que escribí no hace mucho intacto. Lo que se me olvidó comentar en la anterior ocasión es el hecho de que el doblaje de esta película que yo escuché tiene algo de inquietante. Debe de ser una versión (del doblaje, digo), medianamente actual, puesto que uno de los personajes tiene la voz del mismísimo Barney Gumble.

El misterio, curiosidad, o lo que sea, radica en algunas expresiones sueltas que llaman la atención. No sé qué se tomaron los encargados del doblaje, pero seguro que se lo pasaron bien al incluir esperpentos fonéticos irrisorios tales como... "Man lanzao una pelota...", pronunciada por el elegante Douglas. Que no estoy de coña. De vez en cuando, el tono serio de la película era roto por pronunciaciones de frases como esa. En total, escuché cuatro. No sé cuántas habría. El caso es que una de las cuatro se me olvidó. Así que reproduciré las dos restantes: "Esa er la razón"; y, estén atentos tanto ahora como cuando vean la película, porque esto es de libro...

"PERRITOS CALIENDAS". Sí, sí. Lo comprobé rebobinando y tal: "perritos calienDAS".

Ahí queda la anécdota.

***

Charles es un capullo, es arrogante, altivo, impertinente, avaricioso, egocéntrico; corrompe a todos cuantos le rodean, le pega a las señoras y enciende las cerillas con una máquina de escribir. Todo un joputa, que mientras reúne todas esas cualidades negativas (aunque lo de las cerillas es bueno y mola), triunfa.

Luego, cuando se da cuenta del mal que ha hecho, de lo malo que ha sido, y se arrepiente, fracasa. Por parvo.

Una bella muestra de lo perra que es la vida, de lo perro que es el destino y de lo perro que es el periodismo. Mordaz sátira. Brutal crítica de portentosos guión y dirección.

Una obra para la historia que no se lleva el título de obra maestra como una catedral por un par de cosillas que, por muy mal que queden al final de la crítica y por mucha importancia que puedan parecer cobrar al situarse al cierre de ésta, no merman en demasía la calidad general de lo que viene siendo una gran película:

-La actuación de Douglas, aunque buena, es pretenciosa.

-Más pretenciosas son aún no pocos diálogos, que parecen ir buscando sin disimulo alguno y casi con un poco de desesperación el aplauso de los amantes de las frases memorables, y que son los principales culpables de que la actuación de Kirk sea como es.

-Pena de final exagerao.
AGF
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