Rabia

Una mujer despierta de una intervención quirúrgica con un insignificante problemilla: le ha salido una polla con tendencias vampíricas en el sobaco, lo que la llevará a taladrar con dicho apéndice al personal para saciar su sed. Luego los taladrados se convierten en una especie de zombis sanguinarios. Con un argumento tan disparatado uno podría esperar una comedia sangrienta descacharrante y alocada. Pero hablamos de Cronenberg, así que la historia va en serio. El sexo raro, las transformaciones físicas, su relación con los problemas emocionales, son obsesivas constantes de su cine, y aquí están todas ellas, en una película de serie B protagonizada por una actriz porno (que hace una muy buena interpretación, todo hay que decirlo), llena de escenas surrealistas y de momentos de violencia disparatada que distorsionan un tanto el mensaje filosófico que quería transmitir el autor (él sabrá cuál) pero que garantizan momentos de sorpresa y un buen rato de diversión estrafalaria. Si te gustan las tías con una polla en el sobaco, claro.

Me esperaba más de este film: más violencia, más encanto, una historia un poco mejor (no es mala historia y se lleva bien, pero creo que se podría haber llegado a más aún), no sé, más elementos que se ven en películas posteriores de este director.

Aún así está bien, es entretenida, está bien llevada y tiene detalles muy buenos. Le doy un 6/6.5

Con una temática similar a su anterior película, Vinieron de dentro de... Rabia trata del contagio de una enfermedad parecida a la rabia que una joven va transmitiendo después de someterse a una operación de cirujía estética. Esta misteriosa enfermedad provoca en la gente un instinto homicida que se propaga sin control. La escasez de medios, Cronenberg la compensa con grandes dosis de violencia y erotismo.

Tras sufrir un aparatoso accidente de moto una joven es operada de urgencia empleando una novedosa tecnología, que le permite recuperar su apariencia habitual, salvo un extraño apéndice que le sale de la axila con el que desata una epidemia.
David Cronenberg reafirmaba su capacidad para generar cine de terror, con esta historia que tiene un comienzo dinámico y prometedor, con un novedoso e inquietante apéndice, que deriva en una tradicional trama de epidemias, emulando al cine de vampiros y zombis.
Cronenberg deja su sello personal con el empleo del erotismo y lo truculento, con una trama irregular, que en algunos momentos ofrece deficiencias de cohesión y de ritmo, pero que mantiene el interés alrededor del personaje femenino interpretado con esmero, que no acierto, de Marilyn Chambers.
Maneja lo orgánico y lo visceral, ofreciendo secuencias perturbadoras, en las que se aprecia el apéndice que emerge de la axila de la protagonista, con el empleo de unos efectos especiales de artesanía convincentes y bien elaborados.
Las secuencias de los diversos ataques, resultan íntimos y sostienen en vilo el silencio hasta la culminación de los mismos, manejando la tensión y el suspense del momento, gracias al manejo de los tiempos de Cronenberg.
El modus operandi de los ataques no ofrece novedades y a pesar de que su director intenta otorgarles diferentes enfoques, llegan a resultar monótonos y predecibles, junto con las consecuencias que conllevan, cayendo en el género tradicional de plagas con reminiscencias del género Zombi.
Una vez pasa el atractivo inicial, la trama cae en un ritmo parsimonioso que únicamente gana en intensidad a medida que se presentan los diferentes ataques, cayendo en la reiteración y en la perdida de cohesión entre los sucesos.
A pesar de todo no deja de ser una confirmación de la capacidad de su director para el genero de terror, manejando un ambiente hostil, frío y perturbador, lleno de secuencias viscerales.

Los primeros años cinematográficos de David Cronenberg se centraron casi exclusivamente en el cine de terror. Sus títulos, como esta “Rabia”, ya reflejaban su gusto por lo orgánico, enfermizo y demás patologías extrañas y mortales del desconocido y misterioso cuerpo humano.

“Rabia” cuenta la historia de una de esas extrañas y aberrantes deformidades: a una mujer, Rose (Marilyn Chambers), víctima de un accidente, la operan y le crece bajo la axila un extraño apéndice que parece tener vida propia y se alimenta de sangre humana. Además, a sus víctimas las infecta y se transforman en una especie de zombies sanguinarios destinados a infectar con su violencia al mayor número de personas posible antes de morir.

Visceral como es habitual en el canadiense, Cronenberg realiza un ejercicio en el que el contexto sexual tiene gran protagonismo, por el hecho de que la chica tiene que cortejar y ser cortejada para atraer a sus víctimas. Se establece así una especie de juego perverso en el que Rose va dejando sus “encantos” por dondequiera que pasa y va provocando reacciones extremas, pero sin dejar de ser consciente de lo que hace. La sed difícilmente se puede resistir.

En el filme se mezcla lo que es el puro terror con el thriller, consiguiendo un ritmo bastante correcto que permite mantener el interés de la trama. Destacan ciertas escenas que se repetirán en la filmografía posterior de la etapa fantástica y de terror de Cronenberg, como el hecho de mostrar los procesos y los síntomas de las patologías de forma paulatina y sin miramientos.

La actuación de Marilyn Chambers es destacada, dando el pego en su papel de “femme fatale” cronenbergiana. Sus registros, entre los dramático y lo terrorífico, logran convencer y dotan al filme de la atmósfera inquietante que se espera, gracias a su sensualidad y su inocencia.

“Rabia” no entra dentro de las mejores películas de Cronenberg de esta primera etapa, pero sí es remarcable como un buen compendio de los temas que obsesionan al canadiense. Recomendable.