El planeta libre

Cuando uno va de vacaciones, lo normal es que en primer lugar se informe sobre el sitio; a nadie se le ocurre llevarse unas chancletas para una expedición al Polo Norte. Con el cine sucede lo mismo. Un buen cinéfilo (o pretendiente a ello) no ha de esperarse grandes sobresaltos, ni efectos especiales, ni actores de renombre internacional cuando se dispone a ver una producción francesa. Por tanto si no vas a prestar atención a aspectos como los diálogos o los planos, lo mejor es que te quedes en la industria hollywoodiense.
Una vez mentalizados es cuando podemos juzgar la cinta con relativa objetividad. "El planeta libre" no es desde luego de lo mejorcito que haya salido de Francia. Sobran escenas de supuesta risa y falta profundidad en la crítica que realiza. Sí, los seres humanos somos unos monstruos, pero para eso podemos leer un panfleto de una ONG cualquiera en lugar de tragarnos 90 minutos de metraje. No obstante, su simpleza e ingenuidad puede que sea al mismo tiempo uno de sus puntos fuertes, al permitir que mayores y pequeños puedan disfrutar por igual de la película y de esta forma les incite a pensar sobre el mundo en el que viven y en aquello que quieren hacer con su vida el tiempo que les queda.
Lo mejor, sin duda, los diálogos. Te abrirán la mente y -como a mí en su momento- te harán caer a la cuenta de que nuestro apego irracional a lo material y nuestra nociva costumbre de despilfarrar dinero y tiempo en cosas sin sentido son más graves que aquellos síntomas por los que nuestra sociedad tacha de "locos" a aquellos que no siguen las reglas.
Lo peor, que se dejan muchos cabos sueltos, tanto en la trama como en el mensaje. Pero, fiel a su carácter europeo, por lo menos te invita a reflexionar, algo que, por desgracia, se echa mucho de menos en el cine y en la televisión de hoy en día.

Dilemas morales y existenciales. Una de las películas educativas para jóvenes y adultos más inteligentemente narradas que invita a reflexionar sobre lo que somos y hacia dónde vamos; con una humildad y un sentido del humor de hilo fino.

Pues eso, ha sido toda una sorpresa porque no sabía nada de esta película ni jamás había escuchado nada sobre ella.
Me ha parecido una autentica maravilla. Con toques de humor, entrelaza una historia increíble sobre desarrollo personal, humano y ecológico.

Algunas escenas, como la del partido de futbol no pueden describirse de otra forma que magistral. Igualmente la escena con los aborígenes australianos fue maravillosa. Increíble el mensaje de: "son guapísimos, hospitalarios y tan evolucionados como nosotros". Tal vez es justo eso, que necesitemos dejar de juzgar todo desde el egocentrismo cultural occidental y sobre todo, de la cultura del dinero.

Ya solo como apunte, me resulta super divertido los comentarios que hemos ido dejando por aquí. No hay término medio en las críticas, hay quien idolatramos esta película (más por el contenido que por el continente, ya que evidentemente lo valioso de esta película es el mensaje) y quien la puntúa bajísimo por considerarla una hipperia infumable. Esta no es una película para todos los gustos. A mi me encantó pero no la recomendaré mayoritariamente a mis conocidos, pues sé que su público es de petite comite.

Si el progreso es volver a las cuevas y a hacer fuego con dos palitos, si progreso consiste en no comer carne y caminar por los prados todos en fila india, si progreso es vivir en una sociedad de personas de raza blanca para así no experimentar el racismo... Si progreso es todo eso, yo no me lo creo. Como tampoco me creo la moralina de esta película. Como tampoco me creo que ese planeta (al igual que este) sea libre.

Magnífica y genial película, con una crítica espectacular y divertida sobre nuestro mundo -hasta de de nuestro escepticismo-, viendo la libertad y la confraternidad como lo más normal y natural del mundo.
Nos ayuda a reflexionar no sólo sobre lo que estamos haciendo y lo que somos, sino también en las diferentes perspectivas que se pueden dar.
Detrás de la película, que se basa en el triunfo de la sencillez frente a la complejidad que justifica las injusticias, una profundidad que no siempre es fácil de captar al principio.
Y ciertamente es una película anarquista, pacifista, y ecologista.