El príncipe de Egipto

Principal problema de toda narración o largometraje basado en una historia bíblica: la crítica atea subjetiva.

No me considero católica practicante, y mucho menos alguien que se crea en lo más mínimo lo que hay escrito en el que debe ser el más pedante libro de ciencia ficción jamás escrito, pero no por ello voy a menospreciar lo que es un auténtico deleite en el campo de la animación.

El Príncipe de Egipto nos transporta a un mundo que ya conocemos muy bien, con personajes que más de una vez habrán aparecido en los sermones de la Iglesia, pero lo hace de una manera tan majestuosa que resulta imposible no compararla con el clásico "El Rey León"

La banda sonora encaja a la perfección con los sentimientos que trata de transmitir el narrador y hace que sintamos un desenfreno de emociones que culminan en una descarga eléctrica por todo nuestro cuerpo cuando en nuestros tímpanos resuenan las notas finales de cada una de las canciones utilizadas.

La animación y el dibujo son sensacionales, así como las expresiones faciales de los protagonistas... y el doblaje, que pone los pelos de punta.
¿Cuál es el problema entonces? ¿El hecho de que la palabra Dios se repita tanto como el nombre de Moisés? Pues señores, yo no veo diferencia entre eso y el que digan que lo hizo un mago o un fantasma.

En conclusión, si tanto les preocupa que les coman la cabeza con propaganda religiosa, centrense en otros aspectos del film como es la exaltación del valor y la amistad, la bondad, la esperanza y la libertad.

Lastima que no se esté siguiendo la estela de esta película en audacia y alejamiento de infantilismo aunque se resienta de tratar el tema de un modo con algo de teleserie para adolescentes, siempre será mejor que temas exclusivos para párvulos con cierta tendencia al retraso evolutivo.
Inolvidables la escena de la persecución entre las obras del templo y el numerito musical de los magos en palacio (con los grandes juegas ya) así como muy bien solucionado el proceso de integración en la tribu de Jetró mediante la danza comunal. De otro modo hubiera sido harto complejo para el público al que se supone va destinada la película.
Es cine americano y carga con todos sus defectos pero en conjunto es una gran película.

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Poco podemos contar de la historia de “El Príncipe de Egipto” que no se haya contado ya, si no la conoces es que has estado viviendo en una cueva en oriente medio. De lo que sí podemos hablar es de la poca fuerza que tienen las canciones en esta película en comparación con sus homónimas de Disney. Composiciones musicales que aunque están bien compuestas y llevadas a cabo con buenos métodos, no acaban de cuajar ni de resultar pegadizas, quizá por ese tono tan grandilocuente y de opereta que tienen todos los temas, o porque las canciones que pretenden ser más populares tienen más de villancico que de otra cosa. Lo importante es que siempre después de terminar de ver una peli de animación salgo canturreando alguno de sus temas, cosa que no me paso en su día con “El Príncipe de Egipto” y que no me ha pasado ahora con su revisionado.

Por otro lado llama la atención el desarrollo tan maduro y generalmente oscuro de la cinta, que comienza con una canción sobre la esclavitud y la masacre de los bebés por parte del Faraón. Después sigue con unas escenas ligeras sobre la relación entre Moisés y Ramsés, con sus momentos de humor para los peques… pero ahí se acaba todo, después de esa escena casi todo son momentos serios y muy dramáticos. Y es que una trama tan chunga como el éxodo, que habla de la esclavitud y de cómo un dios deshace el entuerto entre judíos y egipcios a base de mano dura no tiene una manera “ligera” de ser contada sin saltarte partes importantes de la trama.

El gran acierto de “El Príncipe de Egipto” es su ritmo; la película no se para nunca, no tiene escenas inútiles y el ritmo es frenético en todo momento, sabe condensar de manera brillante en 90 minutos lo que otros no supieron en 170 y eso tiene mucho mérito. Es cierto que se deja detalles por el camino, pero lo importante esta ahí, incluso dedica unos minutos de metraje a desarrollar la relación entre Moisés y Ramsés de una manera intachable, tanto que resulta más creíble que en la mayoría de films sobre el Éxodo.

Sin embargo no vayáis a pensar que la película es perfecta, no amigos. El diseño de personajes es tremendamente desigual, mezclando cánones muy diferentes para personajes, pareciendo a veces que se mezclan varios estilos de dibujo en el film. Tampoco ayuda nada la ramplona gama cromática y errores en animación que hacen parecer muchas veces a los personajes estrábicos, con maneras extrañas de andar y movimientos en ocasiones demasiado robóticos.

El Humor también se queda fuera en la mayor parte de la película, sólo algunas pinceladas aquí y allá amenizan un film que pese a durar tan solo 90 minutos se le hará pesado a los más pequeños de la casa.

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Fragmento extraído de www.generacionfriki.es

Preciosa cinta del año 1998 con la que DreamWorks se estrenaba, dando comienzo a una larga y brillante lista de películas de animación. La productora, creada entre otros por Steven Spielberg, crea una película que inunda el alma y protesta contra la opresión del pueblo hebreo ejercida por el antiguo Egipto.

Moisés, en un principio hermano del que iba a ser heredero de la corona de dicha nación, descubre su verdadero origen, convirtiéndose de esta forma en un hebreo más. Tras conocer su identidad, Moisés lucha contra la esclavitud a la que es sometida su pueblo y que no había querido ver en todo tiempo pasado. De esta forma, los hermanos que tan unidos habían estado, comenzarán a distanciarse sin vuelta atrás.


Se trata de una película realmente atractiva, que conmueve y que engancha de principio a fin, con una banda sonora excepcional y muy bien escogida (recibió la estatuilla por ello). Esto, más la magnifica expresión en las caras de nuestros protagonistas, el regocijo visual que supone esta cinta y el hecho de que la película gira constantemente entorno a la huida de Moisés de un pasado irreal, cierran una labor muy complicada, llegando a tocar el corazón del público.

Bajo el punto de vista de un ateo, encuentro que el príncipe de Egipto es una de las pocas películas con contenido religioso que recomiendo. Quizás sea porque a pesar de mi poca fe, la historia de Moisés siempre ha llamado poderosamente mi atención.
La historia de dos hermanos separados y enfrentados en el antiguo Egipto y del regreso del protagonista para liberar al perseguido pueblo judío después de haber huido años atrás es una trama que engancha al espectador y hace que sea una película más que entretenida para ver tanto adultos como niños. Mi calificación? Un merecido ocho.