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Violent Cop

Thriller. Drama. Acción Kitano debuta en la dirección con la historia de un policía de métodos expeditivos que se ve envuelto en turbios asuntos al intentar salvar a un compañero corrupto que abandona una organización criminal de narcotraficantes. Su acción enfrentará a este policía violento con un cruel Yakuza que secuestra y droga a su hermana. Thriller recuperado en occidente en los años noventa -tras el éxito obtenido por sus posteriores películas-, Kitano ... [+]
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
7 de noviembre de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una sociedad enloquecida por la violencia, enrarecida por la corrupción y donde la palabra "justicia" ha perdido su valor. Nadie hay para impedir su completa destrucción.
Un hombre podría ser la respuesta, drástica y contundente, para frenar el crimen de una vez por todas, aplicando cualquier método que sea necesario...

El singular, irreverente y polifacético artista Takeshi Kitano, conocido en medio Mundo por "Fuun! Takeshi-jo!" (en España "Humor Amarillo"), no se tomaba ni un respiro a finales de los '80, entre que escribía sus memorias, actuaba en varias películas y terminaba su mítico programa. Fue entonces cuando, sin ninguna experiencia en la dirección, tomó las riendas de un proyecto que previamente estaba en manos de uno de los maestros nipones del "thriller" criminal, Kinji Fukasaku, tras su peculiar y galardonado drama "A Chaos of Flowers".
El guión sería escrito originalmente por Hisashi Nozawa, veterano de la televisión y autor de novelas de misterio, pero esto derivaría en discusiones con Kitano por la dirección de la trama, enfocada en un principio hacia la comedia, pues éste último, considerado un humorista nato por todos sus compatriotas (hoy día muchos siguen pensando así de él), deseaba probarse a sí mismo y a los demás que tenía talento como actor serio. Así reescribiría en solitario, imprimiendo un característico y muy particular sello, una historia policíaca que corría el peligro de caer en los más manidos estereotipos.

Sea como fuere, cualquier intento por parte de los productores o de Nozawa de realizar una comedia, se esfumaría por completo dejándolo patente Kitano desde el mismísimo comienzo con esa secuencia que abre el film (pagando éste su deuda con "La Naranja Mecánica" de Kubrick), donde unos jóvenes torturan cruelmente a un pobre mendigo hasta la extenuación. Esta apertura, desagradable y agria por su duración, da paso a la presentación de Azuma, quien sin reparo decide invadir el hogar de uno de los chavales castigándole por su crimen, y ya prefigura el tono que mantendrá la película.
De esta forma tan concisa el director nos hace partícipes de la severa mirada que decide arrojar sobre la sociedad, donde la violencia y la desolación dirigen las vidas de cada uno de los seres, en especial la violencia, que se infiltra en todas las situaciones, que se propaga como la actuación de un virus, hereditario y sin control (de adultos a jóvenes, de jóvenes a niños...); por esto su personaje queda convertido, tanto como él mismo, en una especie de furioso espectador ante el inevitable avance de la inhumanidad. Pero Azuma, homólogo japonés de Harry Callahan y sutil prefiguración del policía de "Teniente Corrupto", no tarda en cruzar al "otro lado"...

Servirá de puente la intrincada investigación que mantiene el departamento sobre un grupo mafioso que trafica con drogas, revelándose sus conexiones con Iwaki, uno de los compañeros del detective protagonista, cuya corrupción y posterior suicidio es el incentivo para la implicación de éste, cada vez más ardua y profunda, en el caso. Será sin duda la oportunidad para que este hombre, melancólico, aficionado al mutismo, movido por una violencia que le domina y a la que ha convertido en su único medio de expresión, haga uso de su pesimismo integral y un cada vez más acusado sentimiento de furia irreprimible.
Cuanto más se involucre, más lejos estará de la salvación. Y es que las sombras han envuelto el camino de Azuma, algo de lo que en modo alguno desea escapar; camino en el que además hallará a su doble, Kiyohiro, el demoníaco reflejo de su pulsión de muerte y goce tabú de su violencia, un fantasma que no es sino su masoquismo, su psicosis encarnada. A partir de este encuentro, hecho duelo y epicentro de la trama, lo peor es más que probable y la susodicha violencia una bomba humana imposible de desactivar; ni siquiera la liviana presencia de la hermana, signo inequívoco de la inocencia y la pureza, sirven de freno.

De hecho el director y el film muestran un absoluto desinterés en esta relación fraternal, detalle del que adolece la trama y en el cual debería haberse profundizado; éste y otros tantos aspectos adquirirán peso en futuras obras del cineasta, pero aquí decide dejarlas de lado (la pintura, la presencia del mar, el baseball o la redención se miran de reojo) en favor (o en detrimento) de una intriga sin fisuras y bien conducida, en la línea del clásico cine negro, y de su gusto "peckinpahniano" por explorar la violencia humana, brutal y áspera, descarnada.
Violencia erigida en maestro de ceremonias en un último tramo donde se nos arrastra a un juego de masacre, locura y mezquindades que raya en lo enfermizo, finalizando en un círculo vicioso de manera muy significativa (detallado en Zona Spoiler); Kitano, en una hierática interpretación con la que crea a un personaje que, aunque con variaciones, nunca abandonará su cine, da rienda suelta a sus pulsiones más sombrías con una mirada implacable, y aunque las adorne de un ácido humor negro el efecto es devastador. A éste le siguen los correctos Makoto Ashikawa, Sei Hiraizumi, Ittoku Kishibe, Ei Kawakami y un joven Susumu Terajima que también formaría parte del universo del director para la posteridad. Por su parte, el nativo coreano Hakuryu desprende una fuerza inusitada en su encarnación del aborrecible Kiyohiro.

La excelente labor de Yasushi Sasakibara en la fotografía, densa y dominada por un negro abisal, la triste música de Daisaku Kume, a tono con la atmósfera del film, y una cuidada producción, hacen el resto.
"Violent Cop" (de mejor título original "Sono otoko Kyobo ni Tsuki") es un pequeño clásico, injustamente ignorado, del género policíaco más adusto y visceral (el de Huston, Siegel, Fukasaku, Michael Winner...) y del cine nipón con el que Takeshi Kitano, cuyo estilo aun estaba por pulir y perfeccionar, comenzaría a cimentar una filmografía de lo más fructífera.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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28 de enero de 2016
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Primera y fortuita película dirigida por Kitano, que se encontró a cargo de la dirección tras abandonar el proyecto Fukasaku, especialista en cine yakuza (“The Yakuza Papers”), y que parece continuar con la labor de este director, al terminar por convertirse el propio Kitano en el relevo de Fukasaku.

“Violent Cop” es un excelente debut para el director, dejando a un lado sus pequeños fallos de principiante, donde muestra la senda que seguirá gran parte de su filmografía, y siendo uno de sus mejores trabajos (desde mi punto de vista, su segunda mejor película después de “Brother”). Encarna a un duro policía de métodos poco o nada éticos que acaba buscando problemas, como no, con la yakuza. Su alter ego Beat Takeshi se hincha a repartir collejas y guantazos, especialmente a un pobre actor que se llevó una buena tunda, dicen que se las dio de verdad, y esa es precisamente la impresión que da al verlo. Escenas impregnadas de silencio y lirismo, que explotan en violencia desmedida. Pero esto no es sino su sello marca de la casa. El final es realmente muy bueno y acertado, de los mejores finales que he visto últimamente y que hace más grande a esta satisfactoria creación. El duelo final, además, recuerda bastante al que mantienen Rourke y Lone en “Manhattan Sur”.

Imprescindible para fans del cine policiaco, cine asiático y por supuesto de Kitano.
Hanshiro Tsugumo
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31 de marzo de 2022
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Una película algo extraña que sienta un precedente que Kitano parece perseguir durante toda su filmografía. En esta Violent Cop, un Kitano "director por accidente", acaba sacando petróleo de una película que en otras manos hubiera quedado básica. La contemplación, el tono de sátira, el humor cercano a lo incorrecto, y la extraña mezcla de melancolía con violencia visual se dejan ver en muchas ocasiones. Una película que a día de hoy envejece todavía mejor gracias a la nostalgia de la sociedad nipona ochentera, todavía arraigada en el pasado y en clima de post-burbuja inmobiliaria, que ahora queda doblemente atractiva, al menos desde el punto de vista contextual para producciones audiovisuales de cualquier tipo.

Este extra involuntario de Violent Cop me parece el principal atractivo para volver a ella en 2022, cuando escribo esta crítica, y no puedo más que sentir que el regustillo irá a más conforme pasen los años.
NeoJ
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7 de mayo de 2007
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera película de Takeshi Kitano. Tiene un desarrollo bastante lento, y el argumento no está muy elaborado, pero tiene escenas made in Takeshi.

Está bastante lejos de Hana-Bi y Zatoichi, pero aun es el comienzo de Takeshi.
CurreL
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19 de febrero de 2006
12 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siguiendo la estela de "Dirty Harry", se nos recrean todos los estereotipos del polícia duro, violento y al límite de la ley. Nada nuevo ni original en el guión, excepto el inesperado guiño final, en el que el ayudante bobo parece repetir la escena inicial, pero resolviéndola de manera muy diferente. Como todas las obras de Kitano, peca de planos excesivamente largos en cada uno de los desplazamientos del personaje protagonista: si camina 200 metros, 200 metros que le veremos caminando ¿es algún tipo de poesía visual de ésa, o tan sólo una manera de hinchar el metraje?... Porque podrían habernos ahorrado algún paseo, y explicarnos cómo se lo montan para secuestrarle a la hermana. Aunque es de suponer que la secuestraron mientras el poli duro caminaba hacia algún lado.
En fin, que para pasar el rato está bien. Tan sólo eso.
Kingo
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