Violent Cop

Buena película de nuestro singular amigo, hace lo que mejor sabe hacer, y es que; nunca un rostro fue tan inexpresivo, y nunca esto fue más eficaz. La película consigue tenerte atento para descubrir que va a ocurrir luego, y el final es espectacular, aunque sería mejor película de no ser por las propias carencias del guion y algunos detalles que no tienen mucho sentido.

Takeshi Kitano irrumpió en el mercado cinematográfico con esta opera prima, en la que desde un principio, sienta las bases de su cine, con un empleo de los tiempos parsimonioso, en contraste con una violencia explicita y severa, con la que ofrecer una visión caótica del mundo que nos rodea.
Se apoya en un personaje oscuro, que imparte justicia por encima de la ley y según sus principios, da una forma severa y contundente.
Takeshi deja pinceladas de humor negro, acompañados por una extraña e irónica conclusión, que resulta comprensible a la vez que demoledora.
Llega a presentar imágenes y situaciones que llevan consigo un cierto toque poético, dentro de un mundo lleno de violencia y destrucción.

Una buena historia realizada de no tan buena manera. Ritmo es lo que más pide esta película. No en la sucesión de hechos (bastante buena), sino en las escenas, en los diálogos. Los personajes se encuentran e intercambian cuatro frases en mucho tiempo, con silencios que muchas veces no vienen ni a cuento (no tratan de reflejar incertidumbre, tensión, etc.). Esto llega a deseperar por momentos.

La peli va ganando según se desarrollan los hechos, llegando sus dos mejores momentos al final, impactante por un lado y tan pesimista como realista por otro. Podría haber sido mejor peli con más ritmo, mejores diálogos y mejores interpretaciones.

Por suerte, o no, cuando parecía que esta película iba a ser una mera adaptación japonesa de Harry El Sucio (1971), el director que la estaba dirigiendo, Kinji Fukasaku, cae enfermo, y sin pensárselo dos veces, Takeshi coge las riendas de la dirección, sin ningún tipo de experiencia anteriormente y empieza a dirigirla desde cero, convirtiéndola en una obra propia.

Todo empieza con una gran escena en la que unos chavales le propinan una CRUEL paliza a un vagabundo y se marchan riendo (Claro homenaje a Kubrick y su Naranja Mecánica), pero cuando uno de ellos llega a su casa aparece un policía de paisano y le devuelve esa paliza. Todo parece indicar como va a ser el rumbo de la película.

Este policía, Azuma (Beat Takeshi) se ve envuelto en un brutal enfrentamiento con un peligroso Yakuza para intentar resolver (utilizando toda la VIOLENCIA que sea necesaria) un caso sobre narcotraficantes en el que están involucrados su hermana y su mejor compañero en la policía.

Cave destacar el REALISMO con el que ofrece a las ciudades de Japón, como las escenas de los niños, ademas de otras grandes escenas como la de la persecución, que no sea hace nada larga pese a su duración y por supuesto la impecable escena final.

Buen debut del genial director nipón en el mundo del cine, dirigida con mano férrea y sobriedad mezclando interminables escenas en las que se observa al protagonista pasear de un lado al otro del encuadre con estallidos de violencia nada gratuita, mostrada con crueldad y realismo. Esta peli que supuso la antesala para posteriores éxitos como Reservoir Dogs o la muy parecida en argumento Teniente Corrupto, emblemas de la nueva ola de los 90.
Con un estilo muy personal, tanto en la dirección como en la interpretación, marcados por el destino de dos accidentes, el primero el que sufrió el que iba a ser el director en un principio y que tuvo que ser sustituido por el que a la postre se convertiría en uno de los directores más prestigiosos del cine asiático, el segundo el que sufrió Kitano con una moto y que le dejaría una cojera característica y unos tics en la cara que ya son míticos en sus actuaciones.
Cabe destacar que a nosotros, los occidentales, nos resultará chocante esta toma de contacto con la cultura japonesa en ciertos comportamientos de los protagonistas, mientras que en el cine americano lo importante es matar y que no te maten, en Japón existe una cultura milenaria, marcada por el honor la venganza y el suicidio ritual, que se ve reflejada en ese duelo de samuráis entre el poli violento y el yakuza sanguinario, que trascenderá mucho más allá de todo lo que les rodea hasta que el circulo de autodestrucción de ambos se estreche en un inevitable duelo final.
El final es estremecedor.