Crónica de un engaño

El título original es más adecuado que el título en castellano. En ningún caso debería titularse "Crónica de un engaño" y mi crítica va más hacia este título que hacia la película misma. Uno de los valores de esta historia es que cuenta la relación de una mujer con otro hombre que no es su pareja, pero poniendo el acento en el doble amor más que en el engaño. De hecho ella es sincera, emocionalmente hablando,con ambos hombres. Quizá nunca se hubiera enamorado del segundo hombre (Banderas) de no haber estado enamorada del primero. (Liam). Me ha parecido una historia de amores complementarios. Banderas interpreta, y muy bien, un personaje un tanto esperpéntico pero al cual se puede llegar a amar, por su concepción fantástica del amor y de la vida. Este personaje tiene matices (más que el resto), aunque sea el personaje que menos parece tenerlos, y ésta es otra virtud de la película, que no parezca tenerlos y los tenga. Desde mi punto de vista, más que la crónica de un engaño, és la crónica de un instinto de venganza que progresa a aceptación y se convierte en una rara pero bella especie de comprensión.
Sí, hay tópicos, recurrencias. Y sí, hay alguna parte del guión que yo hubiera formulado de otra manera, y alguna que directamente hubiera evitado (en zona spoiler lo digo).
Pero es una buena película, yo al menos disfruté viéndola.

Los ingredientes de la peli ya eran más que vaticinadores de lo que iba a ver, pero aún así, y para no votar sólo gore, me dediqué mi momento pedicura cosmopolitan y pulsé el play.
Craso error el mío.
Banderas-de ligón chungo milanés repeinado-haciendo competencia a un Neeson que, pobrecico, hacer estas cosas y que luego te pasen, descubre el pastelón un pelín tarde.
Y claro está, la dichosita enfermedad de por medio, mal tratada, con quimios de tv movie y pelucón revuelto en plan cartoniano.
La reflexión final: ¿Merece la pena saberlo todo de tu pareja?
Hombre, si es una asesina en serie, una prostituta de barrio chino en sus ratos libres, o es más feliz con otro, casi que no.
Pues dos horas y el tal Eyre todavía nos hace precioso, emotivo y busca kleenex algo que es para partir bocas a diestro y siniestro.
Un cagadón del quince, amiguetes.
Lo mejor: La puedes ver en una hora, pasando rápido dislates varios, persecuciones floridas, ensoñaciones y mierdas envueltas con lazos de seda.
Lo peor: Que habrá gente a quienes convenza.
Bueno... Una mala noche la tiene cualquiera, que dice mi admirado Mendicutti. Así que si se levantan ñoños, con ansia de pastel rosa y tienen pañuelitos y sentimientos ragazza, superpop o cuore, véanla. Si no, a la basura.

Un marido descubre la infidelidad de su mujer y decide salir en busca del amante de esta para matarlo. Esto podría ser un buen punto de partida para un thriller, pero el director se encarga de convertir la historia en un compilado de ridiculeces que va en aumento hasta llegar al final donde, incomprensiblemente, recurre al golpe bajo quién sabe por qué razón. Laura Linney no merecía caer tan bajo. Banderas y Neeson, sí.

Richard Eyre es el firmante de esta historia que explora la relación de un hombre, Peter (Liam Neeson) quien cuando aún no ha asimilado la pérdida de su esposa Lisa (Laura Linney), descubre que ésta tenía un amante Ralph (Antonio Banderas). Sin lugar a dudas un curioso, y hasta cierto punto, macabro triángulo amoroso, por cuanto uno de sus vértices ha fallecido.
Tras un inicio y una elegante elipsis en la que el personaje de Lisa muere sin que el espectador sepa los detalles, la trama se centra en el personaje de Peter, el cual llena el vacío que ha dejado su esposa primero con la lógica pena pero luego con sospechas de infidelidad que van aflorando. A partir de aquí Peter inicia una obsesiva persecución que le llevará a Milán donde vive Ralph, amante de Lisa (el cual ignora qué le ha pasado) con el que establece una curiosa relación. La trama tiene un planteamiento inicial interesante (parte de un relato corto del autor de "El lector"), con buenos ingredientes para un melodrama: triángulos amorosos, infidelidades, engaños, obsesiones, enfermedades terminales etc. Incluso la búsqueda del "otro" (de hecho el título original es "The other man") tiene tintes que hubieran agradado a Hitchcock. Pero en el momento en que ambos hombres se conocen, Eyre no sabe mantener la tensión y el film se desinfla hasta llegar a un "clímax" final que está entre lo ridículo y lo absurdo. El realizador desaprovecha buenos ingredientes (una buena trama, un buen reparto, unas buenas localizaciones en Milán), incluso malogra el buen acierto de la elipsis inicial, al mostrarnos al Lisa en "flash-backs", de una forma innecesariamente morbosa. A mitad del film, Eyre no parece tener claro si dirigir su film hacia un "thriller" pasional o directamente hacia el melodrama, obviando explorar los sentimientos de Peter, un devoto marido cuya pena por la pérdida es sustituida por la ira de sentirse engañado, un camino muy poco explorado por el realizador. Es más, el excesivo nervio con el que Banderas aborda a su personaje, hacen perder plano a Neeson cada vez que lo comparten.
En definitiva se trata de un film fallido que no acaba de funcionar ni por el lado del "thriller" ni por el lado del melodrama.

Engaño pero al espectador. Película tirando a floja sacada de un relato corto de Bernhard Schlink que pese a tener un reparto decente pasó por toda la pena y ninguna gloria por las carteleras. Algo más de un millón de dólares recaudados para situarse en el puesto 295 en la taquilla norteamericano y el 259 mundial, donde recaudó casi el 87 % del total, justo por debajo de las perfectamente desconocidas "Brothers at War" (2009) y "Sugar" (2008). Y es que por mucho Liam Neeson, Laura Linney o Antonio Banderas, que parece salido del anuncio de Diavolo, si no hay trama o no funciona, poca cosa se puede hacer.

Para ser sinceros no sé muy bien qué pretende Richard Eyre, si ha rodado una de intriga pero tan mala que no lo parece o un melodrama con tan poco interés que tampoco da el pego como tal. Durante los primeros quince minutos no me enteraba de lo que pasaba. O dicho de otro modo, eran tales las evidencias de que... (SPOILER) que no comprendía que se pudiera jugar con la idea de que la mujer del protagonista iba a reunirse con su amante latino en Italia. Al menos tiene un suspense que te mantiene en vilo hasta que se confirma que no hay nada extraño (SPOILER). Lo que ha pasado es justo lo más fácil.