Yo, él y Raquel

Lo más llamativo, y aquello que supone un verdadero quebradero de cabeza para alguien que haya visto 'Yo, él y raquel' y tenga intención de analizarla, es cómo es posible hacer un filme que, entre tanto chiste facilón, y articulándose alrededor de un compadreo totalmente sarcástico que busca explícitamente la empatía del público (a través de la voz en off del protagonista) logra que este termine K.O.

Como si se tratara de un combate con Mike Tyson, el espectador abandona la sala de cine totalmente vencido, descompuesto. Si el plan es ver la película y después ir a una fiesta, es posible que se necesite un rato para 'encajar' este monumental porrazo. Y es que no se gana Sundance haciendo una comedia de adolescentes, por muy ocurrentes que sean los gags, y por mucho posmodernismo que se le ponga a los planos. Se gana Sundance, y de paso se hace una película como Dios manda, cuando se consigue conmover de la forma sutil y extraordinariamente hábil que tiene este genial guión, por otra parte magníficamente realizado por Gómez-Rejón, un reparto bien elegido en el que destaca la dupla protagonista, y la música de Brian Eno, por no citar más elementos y alargar el párrafo más de la cuenta.

Sería tentador decir que 'Yo, él y Raquel' tiene dos caras, una oscura y otra luminosa, pero no es cierto. El tono es en todo momento ligero, jocoso. A pesar de que el argumento de la película sucumbe al peso del cáncer, no hay ningún momento en el que el filme concentre su espacio narrativo o su tempo en lo negativo.

Por otro lado, mientras el la cinta adolece de un tono efectista y reiterativo en lo cómico, la parte que muestra la historia de Raquel coge toda su fuerza de pinceladas sutiles que dibujan dejando huecos que el espectador debe rellenar. Da la sensación de que tanto el guionista Jesse Andrews como el director Texano hayan querido hilar un relato honesto en el que las cosas caigan por su propio peso.

Finalmente al público solo le quedará procesar lo que ha visto, y quizás sienta ganas de aplaudir. Un aplauso que ciertamente se merecen todos los que han puesto su talento, su energía y su tiempo para hacer esta película, esta gran película.

La adolescencia y sobretodo el paso del instituto a la universidad es una de las partes de la vida más complicadas por las que pasa la mayoría de las personas, una llena de miedos e inseguridades, y en la que ya somos lo suficientemente mayores como para empezar a percibir las complejidades de la vida, pero todavía somos demasiado jóvenes como para entenderlas en su plenitud. Y para algunos la vida en el instituto se puede considerar un infierno debido a los grupos (o gremios) que se forman para que cada uno se pueda sentir integrado a “algo”. Sin embargo, este no es el caso de Greg, un chico solitario que prefiere pasar desapercibido por el colegio para evitar conflictos con sus compañeros, y cuya baja autoestima le impide acercarse a nadie y le lleva a encerrarse en su mayor afición: crear películas amateur parodiando clásicos del cine junto a su único amigo, o compañero de curro como prefiere llamarlo, Earl (RJ Cyler). Su vida cambiará, y se complicará, cuando fuerzas mayores le empujen a entablar amistad con Raquel, una compañera de clase a la que le han diagnosticado leucemia. Con esta premisa Alfonso Gomez-Rejon dirige “Yo, él y Raquel” adaptando una novela de Jesse Andrews, una nueva aproximación al cine sobre las complejidades de ser un adolescente, con unos resultados más que satisfactorios que bien la podrían encumbrar entre las mejores junto a “El club de los cinco” (John Hughes, 1985), “El club de los poetas muertos” (Peter Weir, 1989) o “Las ventajas de ser un marginado” (Stephen Chbosky, 2012).

“Yo, él y Raquel” es en definitiva una notable aportación al cine sobre este subgénero sobre los adolescentes, bien coordinado todo por Alfonso Gomez-Rejon para hacernos llorar en las escenas dramáticas y hacernos reír en los momentos cómicos. Es una película conmovedora sin melodramas exagerados, y muy atractiva en su conjunto sin entrar en terrenos artificiales. A pesar de las referencias cinematográficas, es una película completamente accesible a todo tipo de público dada su emotiva historia, unos personajes carismáticos y el logro de captura las contradicciones personales, miedos e inseguridades de la adolescencia que muchas películas parecidas intentan capturar, pero que finalmente pocas consiguen. Muy recomendable.

Lee la crítica completa en: http://reelsofcinema.com/critica-yo-el-y-raquel/

Pocas películas llegan a preocuparse por enseñar la realidad del mundo adolescente. La mayoría recurren a tópicos como el alcohol, el sexo y las fiestas sin realmente entender qué sienten los jóvenes. El personaje de Greg en este film realmente muestra las preocupaciones y la personalidad de este sector de la sociedad: el constante pasotismo, la baja autoestima o el deseo de pasar desapercibido. Además, no retrata una adolescencia cualquiera, sino la de nuestra sociedad en el año 2015: las nuevas tecnologías y la moda hipster están presentes en todo el metraje.

Y este no es, ni mucho menos, el único acierto de la cinta de Alfonso Gomez-Rejon. Es verdaderamente asombroso llegar a ver tanta originalidad en la dirección, la estética y la fotografía de una película en estos tiempos. Los curiosos enfoques y combinaciones de colores le dan una armonía y belleza a la película que verdaderamente se agradece.
Las infinitas referencias cinematográficas que inundan la película también reflejan la sociedad adolescente moderna, o al menos un sector de ella, obsesionada con el tema cultural y artístico.
En resumen, una película original e innovadora, verdaderamente realista con el mundo adolescente actual.

Raquel se está muriendo y John y Peter son escolares inadaptados en ese peculiar sentido que tienen los escolares norteamericanos de ser inadaptados: en lugar del irse al polígono a perrear reggeton, ronear a las nenas o hacer tiktoks como los inadaptados de toda la vida, desarrollan proyectos artísticos o de ciencias (en este caso películas de cine caseras) animados por profesores que ha visto demasiadas veces “El club de los poetas muertos”. El destino hace que sus vidas se crucen y, apoyándose los uno en los otros, llevarán mejor sus correspondientes cargas.

Así las cosas, “Yo , él y Raquel” tenía todas las papeletas para terminar siendo una de esas repelentes películas de nenes forzadamente maduros (viejóvenes) que encuentran a los quince años el sentido de la vida, afrontan con determinación complicados desafíos vitales y se plantean reflexiones filosóficas que cualquier adulto normal trata evitar por miedo a la respuesta. Y, en cierto modo, lo es. Pero de alguna manera, con una inspirada mezcla de diálogos simpáticos, escenas divertidas y momentos dramáticos que conmueven sin caer en el morbo, la película hace uso de la magia del cine para hacernos sentir jóvenes e idealistas por un rato.

A pesar de que es complicado encontrar paralelismos entre las vidas escolares de los chavales americanos con lo que es la educación en España, “Yo, él y Raquel” genera empatía y ganas de que a los protagonistas les vaya bien. Y, una vez que los protagonistas caen bien, la película fluye a buen ritmo con encanto y buenas vibraciones… al menos mientras el espectador se limite a disfrutar de sus aventuras y no se analicen todos sus mensajes al pie de la letra. Curiosa y entretenida.

Sensacional segundo trabajo de Alfonso Gomez-Rejón, que nos sorprende con una maravillosa, cómica y dramática historia sobre la amistad y el amor por el buen cine.

Hacía mucho tiempo que una película no me cautivaba o "tocaba" tanto de principio a fin, algo que ha provocado que saliera de la sala de proyección con una sonrisa de oreja a oreja y con el corazón en un puño.

Son muchos los aspectos positivos de esta película, entre ellos la brillante dirección de Gómez-Rejón, no sólo a la hora conseguir sacar lo mejor del triángulo interpretativo formado por Thomas Mann, RJ Cyler (graciosísimo) u Olivia Cooke, sino también a la hora de transmitir mediante imágenes un cúmulo de diversas emociones que calarán en el espectador.

Soberbio el uso que se hace de la cámara, con planos y contra planos de múltiples tipos, con tomas muy amplias a lo Kubrick, con una rica y colorida fotografía (como buena película indie juvenil) que es un personaje más de la cinta, y con una banda sonora que, gracias al buen trabajo de Brian Eno, Nico Muhly y un conjunto de temas originales muy conocidos por el aficionado al cine, hará las delicias de cualquier espectador,

La historia, con una primera mitad muy cómica y una segunda que cambia el tono radicalmente, es un canto de amor por el buen cine (sensacional uso del [B]stop-motion[/B]) que perdurará en vuestras retinas y corazones durante días, semanas y puede que durante el resto de vuestras vidas.

Una verdadera OBRA MAESTRA.