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Philomena

Drama Basada en hechos reales. Philomena Lee, una adolescente irlandesa que vivía en un internado de monjas, se quedó embarazada y se vio obligada a dar a su hijo en adopción. Cincuenta años después, decide contárselo a su hija y se pone en contacto con un periodista de la BBC para que le ayude a contar su historia y a encontrar a su hijo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 108
Críticas ordenadas por utilidad
7 de enero de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando te arrebatan o pierdes a un hijo es como si perdieras parte de ti mismo y de tu alma. Eso es lo que nos intenta transmitir acertadamente el cineasta Stephen Frears, gran director en tratar temas humanos, recordemos sus más ilustres trabajos: “Las amistades peligrosas”, “Café Irlandés” o “The Queen”. Partiendo de una historia real, la de Philomena Lee, una mujer que, cincuenta años después, quiere encontrar al hijo que le fue arrebatado por las monjas de un convento en el que vivió de adolescente, Frears nos brinda una película modesta e intimista pero sentida y desgarradora. Para ello se basa en el libro “The lost child of Philomena Lee”, de Martin Sixsmith, el periodista que la ayudó en su búsqueda siguiendo la pista hasta los EEUU, personaje (Steve Coogan) coprotagonista junto a la propia Philomena (Judi Dench). Por otro lado, hay también una velada denuncia de los métodos poco delicados y cristianos con que en algunas ocasiones, la jerarquía católica ha valorado más lo material que lo espiritual.

A pesar de tener un material humano de una potencia y de un dramatismo sin parangón, Frears rehúye cualquier atisbo de blandenguería lacrimógena y aparatosa para apoyarse en un guión que contiene todos los elementos del melodrama clásico, otorgándole un toque de elegancia y pulcritud británica, todo funciona con una precisión descriptiva sorprendente pero eficaz. Aunque existe algún “flash back” describiendo la vida en el convento de la joven, muy elocuente en todo caso, el film se centra en el proceso de investigación que madre y periodista llevan a cabo. Dos personajes dispares cuya relación, es tomada como epicentro de la construcción dramática del film. Se trata de dos personas que nada tienen en común, uno es ferviente religioso (Philomena) y el otro es un ateo convencido (Martin), unidos para llevar a cabo un trabajo que beneficiará a los dos: para ella, conocer el paradero de su hijo; y para él, publicar un libro sobre lo ocurrido que le devuelva la credibilidad profesional tras haber sido expulsado como asesor del Partido Laborista del Reino Unido.

Con esta extraña pareja al mando del argumento todos los demás elementos van encajándose en el film sin dificultad alguna. A medida que Philomena y Martín irán averiguando la vida y amistades del hijo perdido, la relación en cierto modo, entre la madura mujer y el periodista se irá también estrechando, algo cercano pienso yo, a una noble labor por descubrir la verdad, salvando claro está las distancias, pues además de la labor meramente profesional surge una amistad sincera y sentida que el propio periodista luce en más de una ocasión, al conocer lo que verdaderamente ocurrió con aquel niño arrebatado que su madre sólo pudo ver por última vez tras los cristales traseros de un lujoso coche que observó cómo se alejaba entre el frondoso bosque que rodeaba aquel convento, un lejano día de mitad del siglo pasado.
Antonio Morales
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16 de diciembre de 2014
12 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Philomena es una encantadora abuelilla con la cara de Judi Dench.

Philomena en su juventud cometió un desliz y se quedó preñada.

Philomena perdió a su niño porque lo compró una familia adoptiva.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Talía666
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14 de marzo de 2014
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi crítica en spoiler. No destripo el guión pero puede influir mucho en la manera de verla y es una película mucho más disfrutable si se ve sin razonar (y dejas que su sensibilidad te invada) que analizándola.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
iviMaster
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14 de octubre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Philomena (Philomena, 2013) es una de aquellas películas que periódicamente reciben una nominación al Oscar sin saberse muy bien el porqué y se retiran (después de no ganar nada) en el más incomodo de los silencios. La tragedia en este caso proviene de un director como Stephen Frears, que a lo largo de su carrera ha demostrado sobradamente su talento, en filmes como High Fidelity (Alta Fidelidad, 2000) o Dangerous Lisiaons (Las amistades Peligrosas, 1988).

El caso es que la nominación de Philomena huele a motivos políticos y académicos, que parecen anteponerse a lo que se supone como una elección justa. El filme de Frears parece cumplir el cupo de películas aparantemente exóticas que se cuelan por norma en el concurso. Pero además, la película cumple los requisitos que la industria norteamericana requiere para dicho certamen, siendo edulcorada, fácil y maniquea. Philomena no es más que la réplica inglesa de las películas de superación y lágrima fácil que cada X tiempo arrasan en Hollywood.

Como no podía ser de otra forma, la película está basada en hechos reales, algo que siempre da más caché a este tipo de filmes. Nuestra protagonista, interpretada por Judi Dench, es una adorable ancianita irlandesa que una vez trabajó como enfermera en una institución religiosa. Allí tuvo un hijo, que finalmente fue confiscado por las religiosas del centro, y sin que ella lo supiera vendido a una rica familia norteamericana (dato que ella desconoce). Ahora, ya en la ancianidad, nuestra protagonista decide investigar lo que ocurrió con su hijo. No estará sola, porque en su camino se cruza el personaje interpretado por Steve Coogan, un periodista de la BBC que ve la oportunidad de su vida.

Para empezar, el personaje de Judi Dench resulta bochornoso en muchos momentos. Frears lo construye como el arquetípico de anciana bondadosa que siempre está contando gracietas. De hecho, uno de los ejes está en ver la adaptación de nuestra protagonista en territorio norteamericano. Por ridículo que resulte, y tal como si una pareja cómica rancia se tratara, la película nos muestra a Judi Dench y Steve Coogan realizar conversaciones intrascendentes con aires de humor inteligente. Nada más lejos de la realidad, la película resulta aburrida cada vez que se deja al personaje de Judi Dench comentar historias con moraleja o chistes sin gracia.

Por otra parte, la película no tiene ninguna crítica. Se intenta meter con calzador un debate sobre la religión, pero el director no sabe sacar ningún provecho. Dench interpreta una irlandesa, y como viene siendo habitual dentro de los arquetípicos, ella es católica. Mientras que nuestro reportero inglés de la BBC es ateo “y mucho más moderno”. La película aprovecha el caso principal del filme para intentar atizar a la iglesia católica, pero el nivel de profundización es mínimo. De igual manera le sucede a la otra herramienta que tiene el filme para este debate, como son los diálogos que se establecen entre los dos personajes. Dench defiende a las religiosas en todo momento (incluso cuando se entera del fraude al que fue sometida), mientras que nuestro protagonista masculino, aprovecha cualquier ocasión para atacar a las monjas y yendo más allá, a la religión católica. Aún así, y como ya comentaba, el debate está hecho para agradar al mainstream y nunca hay un verdadero nivel detrás. Frases como: “Porque nos iba a dar Dios deseos sexuales si luego nos pidiera que los reprimiéramos” no ahondan precisamente en el tema, sino que sirven para reforzar los tópicos así como los pensamientos preexistentes entre los espectadores que ven la película.

Pero más allá de debates la verdadera lástima es el tono edulcorado del filme con el que Stephen Frears recubre el filme. Algo que resulta bastante extraño teniendo en cuenta la acidez con la que el cineasta había logrado en otros filmes. Sin embargo, en Philomena, el riesgo es mínimo. Frears se encarga de realizar un proyecto preconcebido que no tiene alma y que simplemente se dedicar a interpretar las pautas ya establecidas del cine comercial: Empatía por la protagonista, giros de guión, debates pseudointelectuales, ..

Azúcar en sangre, que por otra parte se combina con un tono bastante frío y que no consigue despertar al espectador de su letargo. Frears parece querer echar el freno de mano en su camino hacia la sensiblería y como conclusión el resultado es un filme que se debate continuamente entre una frialdad excesiva y una cursilería lamentable.

http://neokunst.wordpress.com/2014/10/13/philomena-2013/
Kyrios
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4 de abril de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basado en un drama real sucedido en Irlanda pero que se ha repetido, se repite y seguirá repitiéndose por todo el mundo continuamente. La clásica jovencita se embaraza y las monjas se hacen cargo del bebe. Después alguien lo toma en adopción. Ahora están de moda las niñas chinas porque los chinos prefieren niños.¡ Qué pena que no apadrinen a todos los negritos de Somalía entre otros países!
amarin
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