Wilbur se quiere suicidar

Es tan difícil ver una película original que cuando encuentras una joya como ésta sólo hay que dejarse llevar y disfrutarla, aunque la historia es dura de verdad. Pero la manera de contarla (excelente directora Lone Scherfig) y la extrema bondad del personaje del hermano( Adrian Rawlins) convierte esta película en un placer. Muy recomendable

Otra interesante muestra del cine danés que refrenda el hecho de que no es necesario mucho presupuesto ni una historia demasiado original para hacer una buena película.

Llevada con un ritmo tranquilo y con una intensidad sutil, aderezada con toques de cinismo en diálogos dramáticos y con un guión algo simple, pero con la virtud de estar desarrollado con buenas actuaciones y una naturalidad digerible y disfrutable.

Del lado negativo podría señalarse que el ritmo se mantiene parejo desde la mitad y no eleva su intensidad, esto aunado a la atmósfera oscura y un poco claustrofóbica de las escenas puede llegar a aburrir un poco.

Si desconce usted algo relativo a esta película. Si no ha leído más que su título y le ha dado miedo darse de bruces con un dramón. Si ha leído la trama y ha creído estar ante una película introvertida e intimista o, simplemente, una historia más sobre la triste naturaleza del ser humano, debo avisarle, algo de razón tiene usted en esto, pero no toda.
Si hay algo que hace especial a Wilbur es su magnetismo y el carisma de los que le rodean. El camino de todos los personajes (protagónicos -no solo es Wilbur- o secundarios) hace de este film, reposado y tierno, una reflexión de la difíciles situaciones a las que, a veces, nos toca enfrentarnos en la vida.
Se trata, ante todo, de una película de personajes, cada uno con su historia de vida a cuestas de por sí compleja, pero todas ellas tratadas con un toque de humor, lo que permite disfrutar del largometraje con cierto alivio y sin pañuelo en mano.
Sin embargo, la película deja a merced del espectador algunos planteamientos, no dando respuesta a todas las preguntas que se hace uno/a tras el visionado. Y es que, como ocurre en la vida misma, no siempre tenemos la respuesta para todo lo que nos ocurre. Quizás por eso, cada uno puede o no encontrarle sentido a por qué Wilbur se quiere suicidar.

He de decir en primer lugar que el comienzo de esta película, llega a desesperar, el personaje de Wilbur es insufrible, no por lo que quiere hacer, sino por su forma de actuar ante la vida y ante las personas que le rodean, pero poco a poco y por suerte para la historia el personaje se va haciendo "humano" y todo va cogiendo un ritmo mas lógico y propio de una película de este estilo. Buen drama, bastante convincente, tiene contenido y mensaje; no siempre nos toca vivir lo que queremos. Se le puede acusar de sensiblera, de predecible , pero no es el caso, en conjunto forma una bonita historia con unos personajes con los que te puedes llegar a sentir identificado y un guion mas que correcto. Película que habla sobre la vida en si misma, sobre las metas que nos fijamos y como los sueños se acaban o por el contrario comienzan. Al principio como he dicho anteriormente hay que tener paciencia pero una vez pasa cierto tiempo toda va transcurriendo con naturalidad y se va construyendo casi de repente una película emotiva y que te llega a hacer pensar.

La cineasta Lone Scherfig es integrante de una generación de cineastas superdotados que surgió en Dinamarca en torno a las figuras totémicas de Lars Von Trier y Thomas Vinterberg. Ella comenzó con los mismos parámetros y conceptos que los anteriormente referidos, incluido su paso efímero por el movimiento Dogma, pero acabó deslizándose hacia derroteros más convencionales y comerciales y “Wilbur se quiere suicidar” es prueba de tal afirmación. Lo que pudo ser un drama definitivo sobre el espinoso tema del suicidio, en su manos, termina convirtiéndose en una comedia romántica demasiado convencional que, hay que reconocerlo, va de menos a más y que tiene algunos momentos interesantes, aunque demasiados efímeros y tardíos.

La historia se adentra en la tragicomedia de un triángulo humano formado por Wilbur, un joven que quiere suicidarse a toda costa pero nunca lo acaba consiguiendo; Harbour, su hermano, vitalista y optimista en contraposición; y una chica que aparece en sus vidas para cambiarlas, la cual tiene una hija que es lo único que realmente aporta de esta propuesta descafeinada y con cierta tendencia a la palomita en los momentos en los que menos debería haber incurrido en ello.

En lugar de profundizar y diseccionar la mente de un joven apuesto, con éxito entre las mujeres, con una aparente normalidad en su vida cotidiana y que no puede desprenderse de la necesidad de suicidarse, el film camina para tirarse de cabeza en la comedia romántica y va dejando escapar las posibilidades serias y dramáticas de acometer dicho análisis, convirtiendo a sus personajes en increíbles y ficticios. Para cuando quiere llegar a la almendra de su reflexión seria en su tramo final, ya resulta demasiado tarde. Es, por tanto, en su guión, firmado por la propia Lone Scherfig y Anders Thomas Jensen, donde se encuentra el talón de Aquiles de la película.

Tampoco las interpretaciones de su elenco actoral resultan perdurables, limitándose a cumplir con su deber sin mayor complejidad. Como ocurre con la música de Joachim Holbeck o la rutinaria y mediocre dirección de fotografía de Jorgen Johansson. Nada reluce en una cinta finalmente anodina que deja sensación de oportunidad perdida por exceso de deseo comercial de su creadora.