Cementerio viviente

Stephen King es un prolífico escritor que según mi criterio, tiene bastantes buenas historias, y otras menos destacables, poco cuidadas y con argumentos fáciles que aportan escasos ingredientes a través de los cuales se alargan enredándose sobre si mismas para concluir en narraciones ciertamente mediocres, que de no haber sido firmadas por King, hubiesen pasado absolutamente desapercibidas.
El aclamado autor supera las 50 novelas publicadas, y alrededor de 200 relatos en los más de 40 años que lleva publicando.

Respecto a CEMENTERIO VIVIENTE, la película sobre la que escribo, avanza con torpeza mezclando elementos del pasado que nada tienen que ver con el presente. Mucha escena que no aporta y debemos aguantar para que la historia avance hacia un final bastante prosaico, resuelto con un estilo muy reconocible.

La película es sencilla, a veces hasta cutre, más que miedo da risa, aunque hay que reconocer que el pequeño Miko (el que insultaba al tío Jesse de Padres Forzosos cuando iba a la guardería, y también el de Mercury Rising, con el bueno de Bruce Willis), pone los pelitos de punta cuando le da por blandir el cuchillo y hablar con esa vocecilla tétrica.
No es de lo mejorcito del cine, pero entretiene, que ya es mucho.

Una vieja historia que ofrece un buen paseo, se trata de cine terrorífico puro, construido con la escuela clásica sobre una carretera maldita y un cementerio de mascotas, tiene tiempo de dar lecciones sobre la muerte y, como no, de cruzar la barrera a través de varios puntos y de buscar solución a la desgracia a través de lo sobrenatural, en la mayoría de su trazado es simple misterio que apenas se sostiene, pero se va transformando en tragedia para ir olvidando el sin sentido, poner los pies en el suelo y hacer pasar un rato desesperante, una ambientación y una secuela final que vale la pena todo su desarrollo.

Terror fantástico que comienza y se va desarrollando de manera un tanto tópica y que , sin embargo, avanza hacia el desenlace de manera brillante en un in crescendo impactante y brutal. De la mente de Stephen King sale esta historia marcada por las obvias y lógicas licencias narrativas del género, pero efectiva en su totalidad; yo la verdad me he pegado algún que otro susto e impactado, sobre todo en su tramo final, el gato, los camiones, el excaso vecindario del lugar, aislan al espectador en la trama al igual que a los protagonistas en los momentos adecuados. Solvente dirección y recomendable cinta que causa miedo en su justa medida. Un 7/10 porque sí que me ha erizado los pelos con una efectiva puesta en escena y logrados efectos de sonido.

Los 80 fueron la época dorada del "creepshow", de ese cine de terror que a día de hoy se ve a medio camino entre lo cómico y la serie B. Antes de que la década nos abandonara, Mary Lambert nos regaló esta pequeña joya del mismo que marca la línea entre eso que mencionaba y un producto de calidad. Por supuesto, gran parte de culpa la tendrá la novela de Stephen King, pero lo cierto es que El Cementerio Viviente es una de las mejores películas dentro de su género. La ambientación es sencillamente magistral, y Lambert tiene una inspiración que no volvió a demostrar en ninguna de sus películas.

La película tiene todo lo necesario para un relato de terror de los que entusiasman a los adolescentes. El mensaje, como tantas otras veces, nos vuelve a decir que no juguemos a ser Dios y aceptemos la muerte de nuestros seres queridos, así que no vais a encontrar en ella mucha profundidad aunque como digo sí calidad.