Al encuentro de Mr. Banks

Brillante relato, Hermosa película, cautivadora en más de una dirección que hace que cobre el más puro sentido del buen cine en cada fotograma, en cada instante es cine de una calidad superlativa que llevaran a la reflexión mis más profundas ideas sobre el amor y la amistad en una persona (sensible) como yo. “Saving Mr Banks” me ha encantado desde su divertida apertura hasta su conmovedor desenlace, cine en estado puro es inteligente, sensata y sobre todo conmovedora; es una reflexión y una lección de vida. Totalmente recomendable y merece verse porque películas como esta son escasas, son talismanes en brutos que necesitan pulirse y este me ha encandilado apoyado por una soberbia actuación de Thompson que hace cobrar vida a P.L Travers un personaje sumamente complicado que va desde el amor hasta el odio, un carrusel de personalidades dentro de una misma persona o más bien dentro de un mismo personaje y el increíble como conmovedor amor de una tierna niña hacia su padre (increíble los flashbacks en la película) que enseña que la vida es más que ganar dinero y vivir bien es amar con locura y Thompson sintió con locura este personaje como en sus mejores días incluso como si se hubiera quitado unos años, junto con Hanks una dupla fantástica pero ella me ha cautivado en todos los sentidos, su trabajo es sencillamente apoteósico. El aporte de Farrel a la cinta es también muy bueno y sirve de base para todos aquellos que quieren mostrarles algo diferente a sus hijos. Guion muy rico, personajes divertidos y buenas actuaciones (Thompson es clase aparte) hace de “Saving Mrs Banks” una película correctísima y digna de verse. Mis padres, los libros y las películas me han enseñado que las grandes historias nunca terminan porque siempre dejan una enseñanza que perdura por la eternidad y sí Mary Poppins vivirá y permanecerá por la eternidad.

La sala de cine, tiene la capacidad mágica de transformarse en lugar de ceremonias y rituales emotivos que trascienden el propio entorno físico. Las butacas y la pantalla blanca, encierran un poderoso secreto que despliega toda su fuerza con la esencia pura del cine, el séptimo arte, la expresión que conjuga la visión, el oído y la emoción. De esa manera, la comunión entre el espectador y la obra, se produce a través de los lazos emocionales que durante años ha tendido el celuloide hacia sus seguidores: desde el silencio y la combinación del blanco y negro, a la fantasía que es capaz de plasmar las tres dimensiones, el cine ha sido, es y será uno de los caminos más poderosos que tiene la imaginación para encontrar su libertad de expresión.

Y es que, el poder de la imaginación va más allá de cualquier barrera. Siento lástima por aquellos que han perdido la inocencia del niño que sabe que en la imaginación tiene un fiel aliado para afrontar las aristas más desgarradoras de la vida. Porque amigos, pese a quien le pese, la imaginación no es una válvula para escapar de la realidad y huir de los problemas; muy al contrario, nos permite coger nuestra rutina y transformarla a nuestro antojo para poder extraer de ella los matices más dolorosos y convertirlos en virtudes que modulen nuestra personalidad. Esa alquimia arrolladora es el motor de "Saving Mr. Banks", el último ejercicio de la factoría Disney, que siguiendo su propio libro de estilo, nos regala una obra que se sumerge en los entresijos de una industria que encierra muchas luces y sombras. Y aunque la película de John Lee Hancock, no resulte atrevida, y esboza una imagen excesivamente bondadosa del Hollywood clásico, los mecanismos del cine trabajan a favor de esta fábula que para cualquier cinéfilo, encierra el encanto de la regresión a una época pasada en la que la fantasía poblaba la mayor parte de nuestra capacidad racional, haciéndonos viajar a universos imposibles.

Fue Walt Disney, con sus virtudes y defectos conocidos por todos, uno de los mayores culpables en lo que a hacer realidad los sueños de generaciones enteras se refiere. Por ello, su imagen en esta cinta, resulta un canto a esa imaginación tan necesitada cuando la realidad nos supera. Porque aunque haya un exceso de bondad en el libreto de la película; aunque el lavado de cara de un creador denostado por muchos, pueda parecer excesivo; aunque la recreación de una época dorada resulte incompleta; aunque la realidad quede sepultada bajo la edulcorada mirada de un guión que busca el impacto emocional; es el alma del niño que una vez soñó con Mary Poppins la que trasciende la pantalla y encuentra en "Saving Mr. Banks" una obra hecha con cariño por director, actores y demás trabajadores de una fábrica que lleva años puesta en marcha al servicio de nuestras emociones: la fábrica de los sueños.

Siéntense, recuerden porque aman el cine, y déjense llevar por el viento del este. El resto, es labor del recuerdo y de "Saving Mr. Banks".

Entré sin mucha fe, obligada casi por mi pareja, ya que no he sentido pasión ninguna por la historia y película de Mery Poopins jamás, así que fui pensando que a ver, por probar.

Me he encontrado con una película emotiva, con toque serio, aunque quiza también con un exceso de edulcorante. Pero es una película Disney, ¿qué podríamos esperar?. El lavado de imagen de Walter Disney ha dado sus frutos, y con la gran compañía de Emma Thompson (a la cual daría un Óscar por esta película) el resultado final es una película entretenida, con gancho, emoción, carisma e intensa.

Sin duda una sorpresa.

El verdadero y exclusivo "making of" de "Mary Poppins"; la fascinante ensoñación, imaginación de una solterona que sobrevive a su propia infancia. Una curiosa y encantadora película, un relato que te seducirá y atrapará tanto como la propia institutriz voladora! Un exquisito y completo trabajo, una meticulosa y ciudada puesta en escena, una hermosa y delicada fotografía, unas maravillosas interpretaciones, un espléndido guión, diálogos punzantes y ricos en ironía..., y todo lo que se quiera para un magnífico conjunto al servicio, rescate de un peculiar ser atrapado en su jaula de oro que pide a gritos ser liberado; el personaje de Emma Thompson y su impresionante interpretación te cautivarán, te harán reír y sufrir, te devorarán por dentro haciéndote sentir toda su persona, permitiéndote percibir toda su atrapada esencia que pide clamorosamente ser encontrada, felizmente descubierta. Deliciosamente cálida y afectiva, exquisita en su complacencia, tierna y dulce como un algodón de azúcar, seca y firme como la madera que lo mantiene, te transporta a su mundo, un tormentoso viaje a sus dañinas ensoñaciones, a la negación de la íntima persona que manifiesta ser; empeñas todo tu coraje por entenderla, por liberarla, por hacerla feliz, por recogerla del encorsetado molde que ha creado para su subsistencia; redecorar la realidad, alimentar a la niña que lleva dentro, que vuelva a creer en la magia se convierte, también, en tu objetivo. Te gusta, te cae bien desde el principio, su espíritu te impregna desde el primer minuto y ya no se despega de ti; afinidad completa para un querido personaje, tan querido o más que su propia y afamada invención. Si viste "Mary Poppins"..., deberías ver esta película para entenderla mejor, para descubrir su origen y su "por qué"; si no has visto "Mary Poppins"..., deberías ver esta película para, seguidamente, ver la susodicha y completar un hermoso y fascinante círculo; si no has visto ninguna de las dos ni piensas ver, como mínimo, este excelente y distinguido trabajo es que tienes muy poca gracia y nada de sabiduría para distinguir algo bueno cuando lo tienes delante. Que eso tenga remedio es algo que no tengo claro. Por fin pueden volar, Ms Travers -creadora de Mary Poppins-, sus magníficos personajes, su espléndida creación para infinita suerte de todos nosotros!!!

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Aprovechando la racha de los estudios por contarnos qué sucedió, durante el rodaje de tal o cual película con personajes famosos (Marilyn, Hitchcock), sumado al cincuenta aniversario del estreno cinematográfico de "Mary Poppins", la Walt Disney Pictures homenajea a su creador desvelándonos parte de la compleja personalidad de la autora de la inigualable institutriz y su reticencia a que su afamado personaje cayera en las manos del almibarado, genial y controvertido padre o padrastro del ratón Mickey. Walt ya había "compensado la realidad", en palabras de Hanks-Disney con la Alicia de Carroll y con Peter Pan de Barrie, y a esta australiana polifacética (actriz, mística, escritora, periodista) no le hacía gracia que sus demonios internos volcados en las historias de su institutriz se banalizaran por showmans nuevos ricos.
Así intuimos que la Poppins original no era tan dulce, guapa, mágica y cantarina como la Andrews y que el señor Banks es el epicentro de todo el cotarro.
La película dirigida por un J.L. Hancokc que se prodiga poco en la dirección hace que funcione el presupuesto con una factura artística currada, un guión que se sustenta en la añoranza de la famosa película (lo confieso, la adoro) y en la actuación siempre eficiente de Emma Thompson, acompañada por rostros ilustres en roles secundarios. A la postre producto de la factoría Disney con sus luces y sus sombras. El padre fundador apenas se marca un "speech" emotivo biográfico para ablandar a la intransigente autora.
Al igual que la versión edulcorada y oscarizada de Mary Poppins, puede que estos sucesores de Disney también estén compensando la realidad, dejándose en el tintero el lado canalla de sus protagonistas y el peso real del talón y los beneficios que a la autora en horas bajas le permitió hacerse rica y a Walt salirse, una vez más con la suya. Nunca lo sabremos.
El caso es que en definitiva uno comparte la idea de que el mundo ya posee demasiadas historias tristemente reales, incluidos los cuentos plagados de crueldad para que nos pongamos estupendos y puristas cuando a un señor se le ocurrió compensarlo con un poco o mucho de azúcar para que la píldora de la existencia pase mejor. Previo paso por taquilla por supuesto.
PD. Siempre quise ser Dick Van Dyke en su inmortal personaje.