El último atardecer

"The last sunset" sería uno de los mejores y más completos westerns de la historia del cine si:
- 1.- Los dos actores principales estuvieran a la misma altura. Hudson es mucho más alto que Douglas pero no le llega a la suela del zapato en fuerza interpretativa.
- 2.- La actriz principal, Dorothy Malone, no apareciera en cada secuencia como recién salida de la peluquería y con los labios perfectamente pintados. No lo digo sólo porque esa actriz sea tan guapa que no necesitaría ninguna estheticienne a su servicio sino porque el personaje que encarna se pasa la película conduciendo un carromato en durísimas condiciones y no puede resultar más falso que aparezca siempre tan acicalada.
- 3.- Si en algunos momentos el propio realizados no incurriera también en excesos esteticistas. A veces la cámara se recrea en exceso en las escenas importantes, sobre todo en la parte final, tan solemne. No me gustan los westerns demasiado preciosistas, y éste va un poco por ahí.
El resto es perfecto.

Brendan O'Malley (Douglas) es un hombre pendenciero que busca en México a Belle Breckenridge (Dorothy Malone), un antiguo amor y ahora casada con una que tiene una bonita hija adolescente (Linley). Su marido es hombre bebedor y cobarde (Cotten). Éste le pide ayuda para conducir un ganado de su propiedad hasta Texas.

Pero tras la pista de O'Malley va Dana Stribling (Hudson), un severo y vengativo sheriff que quiere arrestarlo por haber dado muerte a su cuñado tiempo atrás.

Robert Aldrich se pone manos a la obra en este magnífico, singular y asombroso western. No sólo hace Aldrich una dirección genial, sino que dio los papeles protagonistas a dos actores emblemáticos: un gran Kirk Douglas y el siempre enorme Rock Hudson que están sensacionales, el primero como pistolero y el segundo como agente de la ley.

Este excelente western cuenta también con otros actores y actrices de talla como Joseph Cotten (estupendo), la Malone, hermosa y que hace un buen trabajo, o la neoyorkina Carol Linley, muy bonita.

Asombrosa la dirección de Aldrich que se ejercita como un realizador sobrio, con fuerza y diría que todo un clásico. Una dirección difícil de olvidar por su indudable calidad y originalidad que incluso roza lo surrealista.

Pero hay además un personaje nuclear en esta cinta: la presencia de ese guionista sin par que fue Dalton Trumbo, quien adapta la novela homónima de Howard Rigsby (“Sundown at Crazy Horse”), para construir una historia romántica tintada de drama e incluso de mitología (Electra). Los diálogos, las escenas, todo parece escrito para procurar una sensación intensa de pasiones, de suspense o de enorme emoción.

Este magistral libreto de Trumbo sostiene este crispado western entre agresivo y asfixiante, pero con una perturbadora y a la vez obsesiva vena romántica.

En suma, un western insólito dibujado en la pantalla por el director de fotografía Ernest Laszlo en tonos amarillentos y naranjas, que crean una atmósfera muy especial a modo de desierto artificial, a cuyos colores se suman unos personajes que parecen sacados de una novela del siglo XIX, con ocultas y encrespados ímpetus y anhelos sexuales, la rivalidad entre dos hombres por una hermosa mujer e incluso la insinuación de incesto.

Hay películas predestinadas a ser obras maestras, cómo está que nos ocupa. Un equipo ganador, Dalton Trumbo un guionista y escritor excepcional, un Kirk Douglas en su mejor época, un Rock Hudson cumplidor y una Dorothy Malone espectacular cómo mujer de rompe y rasga. Personajes muy bien caracterizados, con el porqué de sus actitudes y comportamientos muy bien explicados. El peso del pasado y de las malas decisiones tomadas, uno de esos westerns al que no le sobra ni le falta nada, la condicíon humana al desnudo, sobre todo, un Kirk Douglas en uno de los mejores papeles de su carrera (que ya es decir) Un Robert Aldrich inspirado siempre es una garantía.

Película un tanto desconocida que no figura entre las grandes del género, pero sí que merece un lugar destacado.

Sin duda el guión de Dalton Trumbo (perseguido por Mccarthy, y uno de los destacados de la "lista negra") es aclamado unánimemente, así como la realización y cómo no, el trío protagonista, que está excelente, al que se le suma la joven Carol Lynley, la guapísima hija rubia, actriz con una filmografia menor que las tres citadas estrellas, pero con una interpretación igualmente efectiva aquí.

Estamos ante un western atípico, donde se nota la mano del maestro Aldrich y el guión siempre emocional y convulso de Trumbo. Si a ello acompañamos una fotografía espléndida (Ernest Laszlo, "Apache", "Veracruz"), con unos paisajes muy bien filmados (frontera Texas-Mejico), las cabezas de ganado, con unos personajes fuertes, todos ellos, y con mujeres que sufren por amor, con odios y venganzas soterradas, no cabe duda de que el film es magnífico.

A mi, personalmente me encanta Kirk Douglas, uno de los mejores actores de siempre, que aquí está simplemente hechizante. Venía de rodar el año anterior "Espartaco" de Kubrick; estaba, pues en pleno apogeo.
Su personaje aquí, crepuscular, lleno de tormento interior, puede ser tan dulce y poético como la miel, o despiadado como un asesino. Intenta recuperar un amor pretérito, pero la pesada carga de su atormentado pasado es demasiado grande.
Es fantástico verle cantando en español con los mejicanos (cucurrucucu paloma). Su estudiado vestuario negro (espléndido), durante todo el film contrasta con el luminoso traje amarillo.

Pero esta solidez ocurre con todos, Rock Hudson o una Dorothy Malone en una espléndida madurez, que solo quiere dejar atrás el pasado y comenzar una nueva vida alejada de más dramas.
El personaje de Joseph Cotten es lo más flojo del film, no por la interpretación sino por el poco peso específico en medio de la tragedia.

La peli es casi un melodrama con piel de western, crepuscular, por momentos poético, otras salvaje, con un metraje ajustadísimo, perfecto, donde no sobra ni falta nada, de hecho el preciso desenlace es genial.

Aldrich consigue crear una atmósfera asfixiante, con pequeños momentos de sosiego que siempre son mínimos y engañosos, hasta llegar a la escalada final, un desenlace magistral que Aldrich rueda con gran maestría, inolvidable.

Magnífico western alrededor de dos hombres -un forajido (Kirk Douglas) y su perseguidor (Rock Hudson)- impelidos a transportar ganado hasta su jurisdicción, trayecto que supondrá una tregua antes de enfrentarse en un duelo a muerte. Entretanto, ambos se dedican a rivalizar por el amor de una mujer (Dorothy Malone), a quien acompaña su hija adolescente (Carol Lynley).
Dalton Trumbo concibió un guión a caballo entre el melodrama pasional y la tragedia griega, al que Robert Aldrich incorporaría las correspondientes dosis de acción propias del cine sobre el lejano Oeste.



"Es difícil odiar a una persona cuando la conoces."