El séptimo sello

Si eres una persona capaz de trasladar tu mente a la forma de pensar y costumbres de hace 50 anos, está película podría tener sentido, está bien armada y actuada, PERO para el conocimiento y sensibilidad que tenemos hoy en día, creo que resultara muy aburrida y nada interesante para la mayoría de espectadores.

De todas maneras, si eres un cine filo intelectual, conocer una antigua joya del cine, seguramente no estará mal.

Y por fin saqué valor y me dije de hoy no pasa, hay que ver "El séptimo sello". Y lo vi. Y tengo la sensación, esa extraña sensación que nos invade a veces, de haberme perdido algo, no es eso de "que rollo de película", no, es más bien, "estoy delante de algo grande o hermoso o brillante, pero no acaba de pillarlo".

Lo que sí me da la impresión es de tratarse de una cinta que ha envejecido bastante. Aquello de ir por ahí tratando de encontrar el sentido de la vida a partir de la meditación y la reflexión ante los acontecimientos cotidianos es más de la época de la película que un asunto de actualidad.

Da la impresión de estar leyendo un manual nihilista o existencialista de allá por los años cincuenta. Es muy interesante, pero son conceptos ya superados.

Lo que sí es cierto es que la estética de la película es particularmente interesante y los personajes, aunque demasiado estereotipados, están bien encajados en el ambiente. Es un acierto haber ambientado la historia en la época medieval, eso le da universalidad y la hace paradójicamente más contemporánea.

Aún así me ha parecido lo bastante interesante como para darle una nueva oportunidad a Bergman, sobre todo por la necesidad que tengo de saber porqué es el director fetiche de Woody Allen

Por lo pronto me quedo con la de los Monty Python, es más divertida y más de acorde a mi forma de pensar.

Aunque se supone que esta película es el epítome de la producción artística de este director y se admira como "obra maestra", la encuentro sumamente sobrevalorada, sobre todo a la vista de producciones suyas posteriores.

Aunque tiene momentos notables, estos son efímeros y se diluyen; la obra no es capaz de despuntar ni salir adelante. Se entierra a sí misma y arriesga poco en comparación con lo que vendría después. Sí, por supuesto que es "cine de autor" (personalísimo, por demás), pero a la postre se queda más cerca del teatro que del 7º arte y el regusto que deja al espectador es el de mostrar este lío teológico monumental que tenía Bergman en la cabeza más que presentar un mensaje madurado donde el espectador puede decidir.

No estoy diciendo que sea mala película, pero la considero "cine sobrevalorado". En sus intestinos hay más flojera que nervio y fortaleza. Los personajes apenas son desarrollados y Bergman presenta sus dilemas sin realmente haberlos "masticado". Es como si apelara a una profundidad que no consigue alcanzar y por tanto es incapaz de presentar. Parece más un "esbozo" de mosto dulzón que un buen vino. Hay mucha "mezcla", pero poco asentamiento madurado. El regusto final es que se han impuesto los problemas psicológicos del sueco... y todo queda sin solventar, como en el aire.

No es su mejor película ni por asomo. Esto es un recital de sus luchas internas con la fe y la muerte, pero tendríamos que esperar a producciones suyas posteriores más maduras para alcanzar algo de madurez (valga la redundancia). Sin ir más lejos, El Manantial de la Doncella presenta prácticamente los mismos dilemas con un nervio y fortaleza y un juego entre líneas que casi dejan en ridículo al "Séptimo Sello".

Aburrida, desagradable y sobrevalorada película. La tenía pendiente de ver desde hace años, y en efecto me ha resultado tan intrascendente como me temía. Quizá en el año 1957 supuso algún tipo de descubrimiento, hoy en día no es más que un retrato sobre fanatismos religiosos trasnochados, aunque lamentablemente aún hoy en día persisten millones de adeptos a religiones medievales que tan sólo han traído desgracias a la humanidad. Se salvan algunos planos grotescos entorno a la partida de ajedrez con la muerte, que es la única idea que se salva de todo el montaje. Por lo demás, me resulta simplista la fijación de Bergman por las rubias angelicales, y su visión plomiza de la existencia, aunque matizada por la lucidez del personaje Juan.

Este film es el reflejo del miedo e incertidumbre que sentían las personas en esa época, causado por una enfermedad terrible (la peste negra). A pesar de que es cruda esta realidad, el director es melodramático por lo tanto no cansa al espectador.
La luminosidad es única, al acompañar esos paisajes tan majestuosos. Esta película es un clásico que todos deberían ver.