Logan

El mutante muta a base de esfuerzo.

Desde el minuto uno Jackman comienza a zarpazo limpio y este inicio no parece augurar nada positivo, visto la carga tan pesada que lleva sobres sus hombres después de la infumable Lobezno inmortal. Esta no es una apreciación mía, el mismísimo Jackman lo atestigua en sus propias carnes. Destruido, ahogado en alcohol, atormentado y enterrado en pesadillas, demuestra con esta evidencia palpable que la culpa viene de atrás, de secuela anterior. El ambiente que lo rodea no parece mejorar. El metraje avanza lentamente y los personajes que lo acompañan, en un principio, están contagiados por la desazón que planea sobre su sombra. Entonces al rescate aparece ella, una niña menuda, insignificante, estática, pero que esconde algo extraño que lo expresa en su mirada y en unos ojos desafiantes. La historia comienza a crecer en intensidad minuto a minuto sobre todo en los momentos carentes de acción.

El culmen del apoteosis de esta película estalla en un acto tan violento y sorprendente que irremediablemente Lobezno se desintegra, dando vida y paso a Logan. Ahí, en ese estado efervescente Marvel deja su sello. Una granja en el campo, una familia, la niña de sus ojos, y su mentor y los acontecimientos que suceden humanizan a Logan y a cualquier ser con vida que haya presenciado tales hechos. En plena desesperación ante lo que acontecido todo vicio anterior desaparece en este renovado superhéroe. Desaparece el egoísmo desaparece la venganza desaparece el odio, dando cabida a la posibilidad de convertirlo en un digno acompañante de los vengadores.

Mundo Marvel. No importa los minutos que tenga un personaje en la historia ni lo irrelevante que pueda parecer, la sorpresa puede saltar en cualquier momento, el que pasaba por allí para darle cuerpo a la historia puede conseguir tener su momento culminante, su minuto de oro, y esto lo deja claro el granjero su furgoneta su escopeta y el cartucho que le hacía falta. De sorpresa en sorpresa aún le quedan cosas por hacer a Logan en este film, él que anteriormente había sido un X-Men defiende a su estirpe a pecho descubierto, a cuchillo mortal, a vida en juego. Sin importarle las consecuencias en una persecución por el bosque que recuerda los comienzos de X-Men y que hace renacer la saga de nuevo Logan lo da absolutamente todo, visto como acaba.

Me ha parecido notable que un tipo con tres cuchillos de acero de veinte centímetros bien afilados que le salen de cada mano a modo de zarpas haya conseguido de un solo plumazo sacarse el polvo de los hombros, diría incluso, que sin un rasguño, pero en éste caso acaba como un colador. Yo le diría a Jackman, tu Logan es bienvenido al universo Marvel de los Vengadores.