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Ex Machina

Ciencia ficción. Thriller. Drama Caleb, un joven empleado en una importante empresa de tecnología, gana un peculiar premio: pasar una semana con el dueño de la misma en un lugar remoto en las montañas para evaluar si Ava, un robot-mujer con inteligencia artificial, tiene conciencia. (FILMAFFINITY)
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Críticas 275
Críticas ordenadas por utilidad
13 de diciembre de 2015
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"Ex Machina" es una rareza en nuestros días. La ciencia ficción no es mi género preferido, pero sí he disfrutado de propuestas del estilo como "Inteligencia artificial" o "Eva". Fabular cómo seria (o será) el futuro, si las máquinas, creadas por seres humanos, llegaran a ser tan perfectas... etc etc.

Con una estética sumamente estilizada, hasta fría, la película de Alex Garland no es original: recorre lugares comunes del género (ingenieros que juegan a ser dioses, máquinas inteligentes...), El argumento, por decirlo de algún modo, es un territorio sobradamente transitado por otros directores. Sin embargo, esta propuesta, de ritmo pausado, cuenta con el aliciente de usar lugares comunes, sí, pero para ir sorteando con mano izquierda las minas de lo ya visto para ofrecer un producto sumamente interesante y sugerente, que propone una especie de juego de espejos (hombre versus máquina) y que acaba por atrapar por proponer una lectura singular.

¿Qué pasa cuando el hombre se pone ante una máquina en la cual la inteligencia artificial lo es todo? La respuesta a tan estimulante pregunta está aquí. El programador informático, ganador de un sorteo efectuado por el multimillonario jefe de la empresa en la que trabaja, tiene el honor de llevar a cabo ese experimento.

El reparto, compuesto de sólo tres actores principales, está fantástico. Domhnall Gleeson, desconocido para mí hasta la fecha (hijo del gran Brendan Gleeson) borda su papel de chico tímido y solitario, aferrado a su trabajo como programador y fascinado por esa máquina con inteligencia artificial, una soberbia Alicia Vikander (curioso apellido, por cierto), creada por el multimillonario que juega a ser un Dios, un acertadísimo Oscar Isaac.

En suma, una propuesta muy estimulante, quizá de las más estimulantes del año, que te sumerge en un universo inquietante a la par de cautivador en el que difícilmente te quedas frío, a pesar de la atmósfera desangelada que la envuelve. El final es de los que cuestan de olvidar.
Sémele
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26 de enero de 2016
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Caleb (Domhnall Gleeson) es un joven que es seleccionado por Nathan (Oscar Isaac), un multimillonario que trabaja con robots e inteligencia artificial, para pasar una semana en un lugar aislado entre las montañas donde tiene un centro de investigación, donde trabaja, ensambla e interactúa con los distintos prototipos que va creando. En este caso lo que busca es que mediante distintas sesiones, Caleb se relacione con Ava (Alicia Vikander), su última creación, para ver si efectivamente ha desarrollado una inteligencia artificial.

De esta forma el film se va desarrollando entre las sesiones que tiene el protagonista con el robot, que tiene un aspecto femenino, y las interacciones entre los dos hombres mientras comentan sobre el trabajo y las conclusiones que van sacando. La película fue escrita y dirigida por Alex Garland, un escritor de novelas de Ciencia Ficción, que ha ido incursionando en el cine, primero como guionista y ahora dando el salto como director, aunque en su primer largometraje funge en ambos apartados.

La obra de Garland es una fresca propuesta de Ciencia Ficción que juega con un elemento sencillo en la tecnología robótica: la inteligencia artificial. Ciertamente el realizador logra manejar muy bien lo que propone, escenas bien construidas y diálogos que la refuerzan, siendo lo más interesante que cada frase de uno u otro personaje están llenos de intriga, que pone a pensar al espectador e involucrarse, consiguiendo un vaivén emocional de sumo interés.

El aislamiento, el sentimiento y el amor son puestos a prueba, ¿qué ve el protagonista? ¿Qué va sintiendo? ¿Cómo va evolucionando su labor? ¿En quién debe confiar? Todo hasta llegar a un punto de no retorno. Aunque su tema se envuelve alrededor de una máquina, no hay que dejar de lado el aspecto humano y el drama social que envuelve al protagonista y que se desarrolla en la película, lo que lo hace humano es lo que lo hace caer en errores.

Ex Machina además del estimulante ejercicio argumental que propone, es una obra visualmente muy atractiva, la labor en cuanto a la creación de este lugar de trabajo está muy bien conseguida, realizando una mezcla entre lo tecnológico que sucede al interior de este lugar, frente a la espectacular majestuosidad de la naturaleza a su alrededor, parajes que por cierto son noruegos.

Una buena película, sugerente, llamativa e interesante, bien realizada e interpretada.
10P24H
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29 de enero de 2016
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Ex Machina es una película sutil, bella, que camina pausadamente y te mantiene durante las casi dos horas de metraje en una especie de semi-trance, de limbo, de congoja.
Todo en ella supura buen gusto y un cálculo milimétrico.
Te puede gustar más o menos la temática, pero aquí no hay trampas, no hay cabos sueltos. Todo tiene una razón de ser, una explicación lógica que no da lugar a dobles lecturas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
adrianvelazkez
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11 de febrero de 2016
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"Ex Machina", narra la historia de Caleb (Domhnall Gleeson), un joven programador de la empresa Bluebook, que es seleccionado por su jefe, Nathan (Oscar Isaac), a visitar su remota residencia, para que participe en un test que evaluará a su última creación: un androide con inteligencia artificial llamado AVA (Alicia Vikander).
Alex Garland, guionista de títulos como "28 days later" y "Sunshine", escribe y dirige este thriller psicológico con buen pulso e inteligencia. La historia es narrada de manera lineal, donde se muestra las vivencias de Caleb, durante los siete días que dura su estadía en la lujosa casa-laboratorio de Nathan.
Por un lado se muestra la relación personal-laboral entre estos dos personajes, mediante las conversaciones que sostienen, dan cuenta al espectador de información valiosa acerca de su percepción de mundo, aspiraciones y cuestionamientos morales, enriquecidos por diálogos densos con claras analogías a obras como Frankenstein de Mary Shelley, a las pinturas expresionistas de Pollock o al personaje biblico del Génesis, Eva.
Del mismo modo, se muestran las sesiones (siete en total) del desarrollo del test entre Caleb y AVA, lo que resulta de lo mejor del filme. Esto acompañado de diálogos sútiles, que entretejen la conexión inevitable entre estos dos personajes. Cada sesión es rotulada en fondo negro, lo cual dota al relato de temporalidad, y permite que el espectador se sitúe y se sienta incómodo al acercarse el final del test.
Contrariamente, las escenas filmadas en los espacios naturales (cataratas, caminatas, vista al río), distorsionan la claustrofobia que envuelve al protagonista , que ha sido cuidadosamente remarcada por la falta de ventanas, teléfono, personal, confidencialidad extrema, luz tenue, vigilancia continua, entre otros elementos, lo que viene a distraer del relato el suspenso que envuelve a los espectadores y al mismo Caleb, acompañados de diálogos sin mucha trascendencia para la historia.
La historia está contada prácticamente en su totalidad desde el punto de vista de Caleb, lo que permite que los hechos se vayan conociendo junto a él, introduciendo al espectador en los sucesos contados y en el -no- conocimiento de qué ocurre en las demás partes de la casa, generando intriga y suspenso. En los únicos momentos que no se cumple este elemento narrativo es cuando Nathan observa las sesiones del test o al llegar el final de la historia.
Uno de los aspectos más destacados del filme es el uso de la luz y el color (buen trabajo de Rob Hardy), dotando a los espacios de realismo y que sitúan a los personajes, en un moderno laboratorio de investigación, haciendo uso de la luz tenue para enmarcar el elemento de la intriga con el uso de los primeros planos y planos detalle. Así mismo, los colores tiene una función notable dentro de la diégesis ; el uso del blanco (camisas de Nathan y Caleb, vestidos de asistente asiática y AVA) vienen a hacer alusión de la "inocencia, pureza, honestidad" de las acciones de los personajes, por su parte el uso de verdes y azules en la naturaleza connotan "inteligencia, tranquilidad, confianza" , así como el uso de tonalidades rojas (a la hora de los cortes de energía) vincula a los personajes en "pasión, deseo y seducción", lo cual agrega matices no solo narrativos sino psicológicos.
Otro aspecto técnico notable es la música sofocante compuesta por Geoff Barrow y Ben Salisbury, que acompaña generando expectación e incomodidad en el espectador como testigo de la historia; elemento esencial en un buen thriller psicológico.
El reparto actoral está muy bien, un Domhnall Gleeson (Star Wars VII, The Revenant) como Caleb, que cumple con lo requerido como joven inteligente, frágil, pasional; un contundente Oscar Isaac (Drive, A most violent year) como Nathan, genio de la robótica, pretencioso y cínico; sin embargo la que sobresale del elenco es la actriz sueca Alicia Vikander (The Danish Girl) como la andrógena AVA, haciendo una interpretación complicadísima, usando expresividad facial mínima pero con la que logra transmitir emociones (o eso parece puesto que es un robot) y un preciso lenguaje corporal dotando al personaje de credibilidad y autenticidad, lo cual es un elemento primordial para que el espectador entre en ese juego mental irresistible que pretende el relato.
No se puede dejar de lado los magníficos efectos visuales que otorgan verosimilitud a la historia, debido al realismo de los andrógenos y sus complejos circuitos. Gran trabajo que fue reconocido por la Academia con una nominación en esta categoría.
Garland con su ópera prima se aventuró a dirigir un filme moderno que plantea dilemas existenciales, sociales, morales, que dan cabida para múltiples valoraciones y análisis, que escapan del objetivo de esta crítica. Si bien no es un filme perfecto, es un buen trabajo de esa necesidad del ser humano de jugar a ser un dios, y de como la ciencia puede llegar a niveles (in)imaginables en un futuro (no muy lejano).
Dennis0021
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17 de febrero de 2016
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Sorprendente debut, esta ascética pero apasionante película plantea múltiples reflexiones sobre el papel de la tecnología, el hombre, su ética y su porvenir. Como todo buen relato de ciencia ficción

http://celuloidesenremojo.blogspot.com.es/2016/01/top-20-2015.html
Néstor Juez
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