Dallas Buyers Club

Interesante propuesta, pues el punto de partida de una persona con fecha anunciada de muerte debido a una enfermedad terminal siempre da pie al drama sensiblero de turno que termina con las reflexiones de siempre, sin embargo la película se aleja de sensiblerías, mártires y luchas de superación al uso.

En su lugar, toma la historia de un hombre que lucha por salvar su vida para hacer una crítica al sistema, que ya sabemos como es: las empresas son las que dictan las leyes. En el caso que nos ocupa, las farmacéuticas mandan. El negocio está por encima de la vida. Tal y como reflexiona en algunos momentos, una persona con enfermedad terminal debería poder elegir y tomar las medicinas que crea mejores para su recuperación. Pero la ley dice que no puede. Porque es ilegal. Porque lo legal es medicarte con lo que está aprobado, lo que te mandan, y punto. Aún con todo en contra, siempre puedes seguir luchando por dominar al toro, aunque al final te tirará.

Otro de los temas es la homofobia y lo patético que resulta esa actitud. El protagonista tiene una evolución creíble sobre el tema y al final termina por caerle bien al espectador cuando al principio era un ser un tanto despreciable. Buena interpretación de Matthew McConaughey, y también de Jared Leto.

La película está bien construida, consta de una buena puesta en escena, dura dos horas que no se hacen largas y destaca sobre todo por las interpretaciones de los antes mencionados. Sin embargo, cumple con oficio pero sin brillantez, no tiene escenas a destacar y tampoco quedará en la retina mucho tiempo. Va para el montón bueno, el de ver algo correcto y entretenido. Ni mediocre, ni maestro.

Drama basado en un reportaje de Bill Minutaglio que publicó The Dallas Morning News en 1995 sobre los últimos días de Ron Woodroof, un vaquero de rodeo tejano, drogadicto, alcohólico y sexualmente promiscuo, diagnosticado en 1985 con el VIH y desahuciado, por el estado de su salud en general, con treinta días de vida. Woodroof empezó a consumir AZT, único producto contra el SIDA en aquellos años, que resultó inútil y altamente tóxico. Luego probó con medicamentos alternativos y se dedicó a su contrabando desde México para venderlos entre portadores de VIH y enfermos de SIDA en Dallas. Asociado con un transexual también enfermo, el homófobo protagonista vendió membresías de 400 dólares al mes con derecho a todo el medicamento necesario, lo que dio origen a un Club de Compradores. El contrabando expandió su red a China, Japón, Israel… y Woodroof vivió mucho más de un mes, convirtiéndose así en una especie de antihéroe real que dio ejemplo público de tenacidad y fuerza de voluntad en una lucha inclusive legal fuera de serie.

La historia y la película dejan muy mal parada tanto a la empresa privada que produce todavía el AZT como a la administración federal de alimentos y drogas en los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), que asume complicidad con la industria farmacéutica y sus negocios antiéticos, y hostigó a Woodroof y su Club hasta la muerte.

Gran historia para una gran película.

Entre los aspectos memorables por su perfección destaca la súper actuación de Jared Leto en el transgénero papel de Rayon, sidoso, drogadicto y socio de Woodroof también hasta la muerte. Matthew McConaughey en el protagónico está igualmente a la altura de su personaje, rudo, irascible, contradictorio… una vez transformados ambos hasta quedar en los huesos para lograr esa convincente apariencia de cocainómanos-heroinómanos y sidosos terminales.

En el sonido, el recurso de un desagradable zumbido para transmitir la sensación de malestar físico y, a veces, la pérdida de la consciencia con su interrupción abrupta por el silencio total, es quizá demasiado repetitivo; ocurre ocho veces con variaciones durante dos horas de metraje. Además, el personaje aplica una llave de lucha que requiere de fuerza física…

(Quienes vean la película en el cine -y no en DVD, como yo- no se enterarán de que la asistente negra del famoso club trabajaba primero en el hospital donde atendían al protagonista, hecho que sólo es posible conocer, entre otros, al ver las escenas eliminadas).

Por lo demás, bajo la dirección de Jean-Marc Vallée, con guión de Craig Borten y Melisa Wallack, Dallas Buyers Club es una de las mejores películas de 2013, al menos en Gringolandia, y representativa del cine independiente que logra calidad con bajo presupuesto, en este caso la friolera de cinco millones de dólares.

Emocion esto es lo que sentí al verla disfrute la verdad.Un tema tan escabroso esta enfermedad tan dura y esa forma de contarla con coraje,con esfuerzo,con lucha y con ganas de vivir hace que la pases de otra manera y esto es lo que me transmite esta Pelicula.Como pongo arriba las interpretaciones son de oscar Jared Leto esta sublime su mejor trabajo sin duda,McConaughey esta espectacular tambien demostrando que es uno de los grandes de su generación.Me lleve una grata sorpresa ya que no me la esperaba.No te la pierdas.Un placer.

El muy interesante Jean-Marc Vallée quizás no lo resulta tanto en un film, que no por eso no deja de tener multiples atractivos y un indudable interés ante una historia reciente que conviene recordar.

Por un lado está el trabajo de un colosal Matthew McConaughey, centro de todo el film, que vuelve a desplegar un talento infinito, para un peronaje único, tan inverosímil y falto de otros referentes a priori, que el actor con su fuerza interpretativa y su esfuerzo físico, solventa con matrícula.

Otro acierto es volvernos a llevar a un contexto y una problemática de la que últimamente no se habla demasiado, pero que ocurrió hace muy poco. Esa enfermedad que arrasó en los 80 y que durante años ocasionó un auténtico exterminio, y que en sus primeros momentos por descontrol e ignorancia provocó caos, miedo y sobre todo muerte.

Aparte de McConaughey, es este clima de terror y descontrol lo que mejor transmite una historia que acaba tomando un camino que el cine americano transita siempre con solvencia, el de un "hombre contra el sistema" y "basado en hechos reales". Aquí sin embargo es donde creo que flojea algo la historia, pues la peripecia de denuncia acaba oscureciendo el drama íntimo que marca el inicio del film, cuya primera media hora creo que es la mejor.

No obstante buena película, interesante, grande una vez más McConaughey, sin duda hay que verla.

Esta es la historia de un vaquero de rodeos mujeriego y vividor, tejano hasta la médula que un buen día descubre que tiene una enfermedad nueva y muy mortal llamada SIDA.

En ese momento tiene 2 OPCIONES:
- Resignarse a morir sin hacer ruido y tomar los medicamentos de dudosos resultados
- Luchar de forma clandestina para conseguir medicamentos efectivos y de esa forma enfrentarse a la industria farmaceutica.

Evidentemente escoge la opción 2. Esta película no es agradable de ver pero te impacta y te la crees, deja un regusto de superación en una historia sobria y sin edulcorar.

Geniales interpretaciones de Mathew y Jared Letto, creando una AMISTAD entre dos personas que de no haber compartido esa enfermedad nunca se hubieran siquiera dirigido la palabra.

En conclusión una gran película y una estupenda historia de superación personal.