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A pleno sol

Intriga. Thriller Tom Ripley, un cazafortunas, es enviado a Europa por el señor Greenleaf para buscar a su hijo Philip, un playboy mimado, y llevarlo de vuelta a los Estados Unidos. A cambio recibirá 5000 dólares. Philip engaña a Tom fingiendo que está decidido a volver, pero no tiene ninguna intención de dejar a su prometida ni de cumplir los deseos de su padre. (FILMAFFINITY)
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Críticas 33
Críticas ordenadas por utilidad
19 de octubre de 2012
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fruto de varias adaptaciones al cine, de la mano de realizadores como la italiana Liliana Cavani o el alemán Wim Wenders, tal sea más notoria esta primera incursión que hizó René Clément en 1960, en pleno apogeo de la “nouvelle vague” y en que la carrera de Alain Delon alcanzó la fama. La adaptación de la novela “El Talento de Mr. Ripley” de la escritora norteamericana Patricia Highsmith también fue también versionada posteriormente en 1999 por Anthony Minghella (El Paciente Inglés) con Matt Damon de protagonista.

La acción se desarrolla en Italia y somos partícipes de las andanzas y la buena vida que se lanzan el multimillonario heredero Philippe Greenlaf (Maurice Ronet) y su amigo Tom Ripley (Alain Delon), enviado por el padre del primero apara convencer a su hijo de que regrese a Estados Unidos a cambio de 5000 dólares. Ripley es objeto de las humillaciones de Philippe en sus paseos y juergas por las calles de Roma, Taormina y el Mar Mediterráneo. El asesinato de Phillipe en manos de Tom y el uso que hará éste de la identidad de la víctima para despistar a la policía, lo llevarán a convertirse en una ficha desencajada del caso, en que el desaparecido cadáver llegará a convertirse en principal sospechoso.

El intrigante desarrollo de la acción (las airadas escapadas del inteligente Ripley y usando sus meticulosos métodos) es la espina dorsal de la película que ya arranca con la sucesiva presentación de los personajes divirtiéndose y jactándose de sus mentiras que acabarán con el asesinato y la fugaz huida “disimulada” para que un crimen perfecto acabe convirtiéndose en una investigación imperfecta, consolidando el talento de Ripley como uno de los personajes más sólidos y consolidados de la novela negra contemporánea.
Natxo Borràs
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7 de agosto de 2010
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Pleno Sol es una buena película de intriga que nos cuenta la historia de un muchacho que es enviado por el padre de un rico heredero para que haga volver a casa a su hijo, vividor y prepotenete, a cambio de una cantidad de dinero.

René Clément nos regala una cinta de intriga al estilo Hitchcock en donde la trama va dando giros insospechados, donde nada es lo que parece y que remata con un tramo final magistralmente pensado. Habla la película de como una persona puede llegar a hacerse pasar por otra evitando todo tipo de problemas que surgen al adoptar su nueva personalidad.

El pulso narrativo y argumental está muy bien estructurado, aunque en ciertos tramos se pueda volver un poco lento, las situaciones están muy bien resueltas y los actores son muy solventes.

De hecho, en esta película se adivina el inicio de la gran carrera del genial actor francés Alain Delon, muy joven en este papel que borda de forma magistral. Las escenas en alta mar poseen gran calidad cinematográfica y son dignas de señalar igual que la trama y los giros de guión.

Una buena película, entretenida y ratos fabulosa.
jrc
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29 de junio de 2017
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine francés se reivindica con un notable y asfixiante thriller que es un juego de asesinatos, falsas identidades y deseos por cumplir. Es más, me corrijo. Es un thriller tan sólido y los personajes están tan bien concebidos y retratados que indudablemente se abre hacia al drama o lo que es lo mismo, al conflicto interior de protagonistas. Muchos comparan "A pleno sol" con las obras de Alfred Hitchcock pero en realidad, tal vez salvo en "Crimen Perfecto" (1954), el inglés se queda bastante por debajo, al menos en este género, de lo logrado en esta ocasión por René Clément. Por no hablar del remake "El talento de Mr. Ripley" (1999), que pese a sus esfuerzas y algunas virtudes, Jude Law, acaba naufragando como película.

El presente largometraje es la adaptación de "El talento de Mr. Ripley", la novela de Patricia Highsmith publicada en 1955, y la misma se beneficia de la presencia de dos galanes de altura, Alain Delon, que está impresionante, y Maurice Ronet. La tercera en discordia es Marie Laforêt, una chica que sin ser objetivamente fea, te sabe a poco, tal vez porque al estar al lado de estos dos se ve eclipsada y por comparación parece hasta poco agraciada. Por cierto, que siguiendo con el reparto atención a la fugaz aparición de Romy Schneider, que por entonces estaba de novia de Alain Delon. Otro protagonista indiscutible es Italia, esas viejas calles plagadas de gente, el sol del Mediterráneo y ese mar donde ocurren tantas cosas.

No suelo coincidir demasiado con los críticos profesionales pero en este caso me parece acertadísima la reseña de Miguel Ángel Palomo para el diario "El País". La película irrumpe desde el comienzo con una fuerza y una claridad que rara vez se ve en el cine: basta unos pocos minutos para comprender la naturaleza de cada uno de sus personajes, sin artificios, dilaciones inútiles y lo que es mejor, sin pretender justificarse con lloriqueos penosos. Y sin embargo, el supuesto Tom Ripley (Alain Delon), me pregunto si no estará realmente usurpando ese identidad, camina con una máscara que parece ocultar su verdadero yo. De hecho, me ha recordado al igualmente hermético y frío antihéroe de "Chacal" (1973). Buena película.
Reaccionario
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24 de julio de 2020
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
227/31(23/07/20) Notable thriller francés dirigido de modo ágil por René Clément, con guión propio junto a Paul Gégauff (“Accidente sin huella”), adaptando la novela de 1955 “El talento de Mr. Ripley”, escrita por la texana Patricia Highsmith (que tras su éxito dio lugar a una serie de cuatro novelas más basadas en el antihéroe Tom Ripley: “La máscara de Ripley” (1970), “El amigo americano” (1974), “Tras los pasos de Ripley” o “El muchacho que siguió a Ripley” (1980) y “Ripley en peligro” (1991). Aquí el estelar protagonismo recae en Alain Delon, acompañándole un electrizante Maurice Ronet y la hermosa cantante Marie Laforêt. Cumplido este año el 60 Aniversario de su estreno (10 Marzo 1960) se mantiene fresca e inquietante. En lo que es un argumento turbador jugando con la percepción del espectador, con giros retorcidos, con elementos malsanos, con subyacente homoerotismo soterrado entre los co-protagonistas, con una descripción de personajes excelsa en cómo se adentra en su psicología, siendo su protagonista fascinante en su modo camaleónico, un lobo con piel de cordero, con un desarrollo cautivador, con un subtexto punzante de la lucha de clases, de la arrogancia de la clase alta frente a los ‘inferiores’, su hedonismo, su nihilismo, su insatisfacción por tenerlo todo, y como los ‘inferiores’ aspiran envidiosos a obtener (todo) lo que tienen los de arriba. Una trama cargada de suspense, de intriga, de inteligencia, con tramos de una gran intensidad. Ello ingeniosamente haciendo co-protagonista los decadentes paisajes, los pueblos mediterráneos, Roma, el mar y ese velero (Marge). Aunque Patricia Highsmith alabó la adaptación que hizo René Clément de su novela, calificando el filme como “tan bello para la mirada como interesante para el intelecto”, expresó su malestar por el final a su entender moralizante de la película. El mismo argumento sería retomado 39 años después por Anthony Minghella en “El talento de Mr. Ripley” (The Talented Mr. Ripley, 1999), película estadounidense con los actores Matt Damon (Tom Ripley), Gwyneth Paltrow, Jude Law, Cate Blanchett y Philip Seymour Hoffman, que tendría 5 candidaturas a los Premios Óscar del año 2000.

La película está claramente partida en dos. La primera parte es una comedia dramática, con dosis de romanticismo, donde se nos presentan los complejos personajes, donde se delinean sus circunstancias, aunque me falta el pasado de Tom Ripley, un enigma como ha llegado junto a Phillipe. Asistimos en este tramo a la superficialidad naif de la vida del muy acomodado heredero, su vida elitista, como veja sin rubor a su particular ‘bufón’ Tom, personaje que en este bloque está un poco tras Phillipe, creando su doppelgänger; La segunda parte se da tras una catárquica partida de póker, entonces el film entra en modo thriller, donde Tom es el Maestro de Marionetas, donde cada pieza tiene que ir encajando en su maquiavélico plan para hacerse con todo , donde la información nos será oteada sagazmente, hasta desembocar en su punzante final, no fiel al libro, pero si cierra de modo mordaz en humor negro su metraje.

El alma del film es Tom Ripley, lo conocemos in media res, no sabemos cómo ha entrado en contacto con Phillipe, lo vemos que es su sombra, está al servicio del rico y caprichoso heredero, dejando desde el inicio las migas de pan de cómo empieza a desdoblarse en Phillipe cuando lo vemos firmar postales en nombre de él, fruto de la desidia de él. Tom va cogiendo las migajas que el deja, mantiene un ménage à trois (de besos) con una joven y él en un carro, se pone su ropa escondidas, sus zapatos, lo imita frente al espejo (donde incluso en un gesto de claras resonancias gay se da un beso en el reflejo de sí mismo). Pero a la vez vemos que no es abnegado en su cometido, trama a sus espaldas, guarda sin saberse porque unos pendientes de una joven que ha estado con Phillipe. Sentimos que guarda algún plan secreto, que se ve alimentado por los agravios y humillaciones de Phillipe. Tipo calculador, manipulador, observador, ambicioso, amoral, avaricioso, que actúa con una frialdad sociópata. El modo en que Phillipe, representante de la alta alcurnia trata con desprecio a su ‘lacayo’ Tom, nos hace empatizar con el protagonista, con lo que cuando llega el momento catárquico podemos llegar a sentir parte de esa inquina germinada con ese trato vejatorio. Con lo que en esa segunda parte de artimañas, suplantaciones, mentiras, asesinatos, nos hacemos cómplices entusiastas de este ambiguo personaje. Todo esto encarnado por Alain Delon de forma sensacional, en la cúspide de su belleza (y soy hetero), de su esplendor magnético, con encanto natural, con elegancia, brillante interpretación.

Phillipe es un hedonista hijo de papa millonario, que pasa sus ociosos días en la Riviera italiana disfrutando con su novia Marge. Mantiene una extraña relación con Tom Ripley, un perverso juego del gato y el ratón. Phillipe sabe que Tom no es trigo limpio, pero cree poder controlarlo y a la vez le sirva de entretenimiento en sus tediosos días, haciéndole saber su inferior posición en la pirámide social. Su juego de poder tiene su apogeo en el velero, donde las humillaciones tienen su zenit ‘A pleno sol’, para desembocar todo esto en el clímax durante una partida de póker donde parece estar faroleando hasta que la sangre corre por la cubierta y las cartas quedan boca arriba. Maurice Ronet da vida al malcriado hijo de ricachón con naturalidad, emitiendo insatisfacción, volubilidad, nihilismo, superioridad moral de su clase, muy bueno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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4 de agosto de 2006
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realmente no conozco el remake del que fue objeto esta película que me propongo comentar, y de otra, más reciente, también basada en una obra de Patricia H., protagonizada también por este mismo personaje pero con aires y métodos más a lo Hannibal Lecter, si no me falla en demasía la memoria, recuerdo lo suficiente para mantener inmutable mi firmeza al respecto de la contundente conclusión a la que llegara tras su visionado, diría de un cierto carácter, ¿llegó a ser feroz?, negativo.
Por ello y algunas cosas más, acudía a ver este film con algunas precauciones, poca ilusión y dejando que las expectativas brillaran por su ausencia, y qué, únicamente, pudiera ser iluminado conforme transcurriera la experiencia.
Empezó a inquietarme a la vez que suscitara ya cierto interés el desmoronamiento del tratamiento de la historia que yo previamente me había configurado atendiendo al principio de la sinopsis que pude leer en esta misma página: “Tom Ripley, un cazafortunas, es enviado a Europa por Sr. Greenleaf para buscar a su hijo Philip, un playboy mimado, y traerle de vuelta a los EEUU. A cambio recibirá 5.000 dólares.” Mi ingenuidad en el sentido de tomar las cosas de manera demasiado literal o clásica en cuanto a narración argumental, me llevó a imaginar las primeras escenas de la película en Nueva York o donde fuera en el marco de la búsqueda de Tom Ripley e intento de contratación, y posterior explicación del objetivo, su llegada a Roma, su encuentro con el hijo pródigo…etc. Pero para sorpresa y error mío, resulta que las primeras imágenes del film nos muestran a Tom Ripley como compañero de juergas del que supuestamente debía convencer para que volviera con su padre, feliz y divertidamente asentados en Roma desde hace varios años. El hecho de que se prescindiera y resolviera de un plumazo de toda esa “parte” de la historia, hizo que desestabilizara toda la aparente concepción argumental que me había construído y que, de sorprendentemente, me encontrase ante una nueva historia.
Una historia que me fue interesando a medida que avanzaba y me sorprendía con sus giros, tal vez porque yo no esperaba nada, (mi mente en cuanto a posibles acontecimientos se revelaba vacía y blanca), al menos en principio, de lo que podía suceder. Todo iba desarrollándose de forma indolente, bastante natural, sin que me diera la sensación de que toda la trama y el contenido de esta hubiera sido planificada de forma precisa y fría, pues sus principales puntos de inflexión, momentos decisivos y determinantes, parecían responder más a la casualidad, a una revelación, a algo latente, pero ni si quiera perfilado o a una reacción puntual originada por un estado de ánimo fruto de las circunstancias concretas que ese momento envolvieran. Hannibal Lecter mostrado mientras baja pesadamente y con asflixiante esfuerzo, perfectamente reflejado en un rostro desencajado por el agotamiento? Ahí está la diferencia.
(sigue abajo)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
GAINSBOURG
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