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Soy Cuba

Drama. Bélico A través de cuatro historias se describe la lenta evolución de Cuba, del régimen de Batista a la revolución de Fidel Castro. Son cuatro narraciones que refuerzan el ideal comunista frente al capitalismo. Comenzada a filmar apenas una semana después de la 'crisis de los misiles cubanos', una singular coproducción soviético-cubana en la que, a lo largo de estos cuatro episodios, Cuba se libera de sus dependencias políticas para reafirmar ... [+]
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
24 de noviembre de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a partir del hecho bastante evidente de que esta película es propaganda política, que buscaba subrayar lo terrible que era la Cuba de Batista y lo que mejoró cuando llegó al poder Castro. No deja espacio para muchos matices, el maniqueísmo de la cinta es casi absoluto. Eso no significa que no se puedan retratar situaciones muy realistas, sin embargo. Una voz femenina en off, la propia Cuba convertida en mujer, hace de hilo conductor para lo que bien podrían ser cuatro corto/mediometrajes no directamente conectados entre sí. Lo cierto es que, aún así, consigue cautivar. Quizá la primera de las cuatro historias sea la más floja. Otras, en cambio, son brillantes. Es un detalle un poco raro y quizá al resto del mundo no le importe mucho, pero el sonido del machete cortando las cañas de azúcar constantemente, usado como recurso para resaltar la monotonía del trabajo –y alguna otra cosa que mejor no digo porque sería spoiler- en uno de las historias, se me quedó grabado.
Ibai_93
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4 de diciembre de 2011
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobre la zona meridional del film cuando los estudiantes con su cánticos y uno llevando una paloma blanca, en la Universidad de La Habana y vemos cómo chorros de agua intentan detenerlos, comprendemos perfectamente la ideología (sin rifles aún en ambos bandos) de un film que sin éxito alguno en su momento, es una reflexión del asunto cubano. Enmarcada en blanco y negro, la historia tiene su finalidad de encumbrar valores del pensamiento revolucionario en Cuba (“¡Dispara para defender tu porvenir”! escuchamos en la cinta), pero de pronto los excesivos silencios, los planos largos, grandes planos generales y que valga lo tautológico, toma elevada, etc.; abordan una lenta emoción de situaciones a veces bien descritas en el guión, pero que se siente un libreto cargado de idealismo.

De todas formas buen trabajo cinematográfico que atribuye experiencias de un cineasta ruso por los sentimientos de un pueblo caribeño. Y es que Caribe no es sólo un concepto geopolítico. Les recuerdo que también es un estado del alma. Ya lo dijo (para quienes salieron de Cuba) la canción de Luisito Aguilé: “Cuando salí de Cuba, deje mi vida, deje mi amor”.
gonzalo restrepo sanchez
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9 de enero de 2023
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399/11(12/12/22) Obra Monumental en su estética, Épica en su arrolladora y fascinante visualidad. Dirigida por el georgiano Mikhail Kalatozov, siendo una coproducción internacional entre la Unión Soviética y Cuba. Película de una calidad técnica asombrosa, tiene más importancia la labor de cinematografía que la historia, gracias al epicúreo DP Sergei Urusevsky en miscelánea con su operador de cámara Alexander Calzatti, filmaron con grúas y lentes de gran angular, experimentaron con película infrarroja para lograr imágenes filtradas y filmaron el 97 por ciento de la película con cámaras de mano, con planos secuencia vertiginosos, secuencias que desafían la física en como la cámara flota por lugares inverosímiles para componer planos Antológicos, travellings prodigiosos que se adentran en lo cuasi-imposible. Rodada en glorioso b/n, a veces usando película infrarroja obtenida del ejército soviético para exagerar el contraste (haciendo las palmeras y la caña de azúcar sean casi blancos, y los cielos muy oscuros, pero soleados). Un metraje de momentos Síndrome de Stendhal, alucinógenos, oníricos, extasiantes en cómo te envuelven de modo lisérgico cuasi-místico. Deja huella desde ese inicio en un montaje aéreo sobrevolando el tropical litoral paradisiaco, para seguir a una canoa que navega por un río que cruza un pueblo, impulsada por la pértiga del barquero. Film donde su calidad visual está muy por encima de lo que cuenta (apenas hay diálogos), pura propaganda comunista simplona, sin matices, ni aristas, los estadounidenses muy malos, los capitalistas horrendos, y los cubanos estudiantes y agricultores muy buenos. Quedando un tributo bello a Cuba y sus gentes. En el guion colaboraron el cineasta cubano Enrique Pineda Barnet y el poeta soviético Yevgueni Yevtushenko. El pintor cubano René Portocarrero elaboró el cartel de la película y participó en su dirección artística. Los soviéticos desplegaron un equipo de asesores de primera clase para ayudar en la producción. La música fue compuesta por Carlos Fariñas. A pesar del enorme apoyo dado, la película fue recibida fríamente por el público. Cayó casi en el olvido hasta que fue redescubierta por cineastas estadounidenses treinta años después.La película consiste en cuatro historias cortas sobre el sufrimiento de los habitantes de Cuba durante la dictadura de Batista y sus reacciones. Entre las historias, una narradora (enardecedora voz de Raquel Revuelta, representando “La voz de Cuba”). Todos los personajes son clichés.

María (Luz María Collazo; maravillosa la toma de ella cabizbaja después de haber sido sometida, incapaz de mirar el rostro de su futuro marido) que es una prostituta para un adinerado cliente, Jim (Jean Bouise), que a su vez está ella con un vendedor ambulante de fruta, René, que la idealiza. Llama la atención como a María le cuesta más vender un crucifijo de su cuello que su cuerpo, seguramente una crítica la Iglesia). Segmento que arremete sin sutilidad contra los adinerados turistas USA que disfrutaban de los placeres caribeños abusando de ellos. Mostrando el contraste entre el desenfreno ocioso de la noche en clubs nocturnos con los poblados de chabolas de la periferia; deslumbra con ese plano de gran angular de comienzo de en lo alto de una azotea en medio de un concurso de belleza con jóvenes en bikini, la cámara desciende cinco pisos hasta una fiesta con numerosos turistas junto a la piscina, la cámara se acerca a un bar y luego sigue a una camarera mientras entrega una bebida a algunos turistas, después de lo cual uno de los turistas se levanta y camina hacia la piscina, y la cámara la sigue, por lo que la toma termina con la cámara bajo el agua, todo esto se hace en una toma ininterrumpida. Un plano que al parecer proseguía haciendo emerger de nuevo la cámara a la superficie pero que finalmente Kalatozov cortó en la sala de montaje finalizándolo bajo el agua para hacer más efectiva la transición hacia la siguiente secuencia, desarrollada en un lujoso club nocturno de la ciudad.

Tenemos a un alegre y entusiasta trabajador en la caña de azúcar, Pedro (José Gallardo), lo vemos cortar caña de forma armoniosa, que el terrateniente arrendatario vende sus tierras de caña de azúcar a una corporación USA (United Fruit Company) para dejar sin trabajo a su familia de agricultores. Sirve para mostrar el despertar de la conciencia contestaría; Destaca por la dramática técnica del ojo de pez, de los contrapicados, creando una comunión entre el cultivo y el campesino, todo ello con unos filtros que dan un patinado blanco asolado; esta el bucólico tramo del baile de la hija con la jukebox; pero sobre todo el momento furia desatada con la quema de las tierras y vivienda, cuatro minutos infernales de plano-secuencia envueltos en llamas que todo lo devoran.

Enrique (Raúl García), un universitario idealista en La Habana que se une a la causa de Fidel Castro tras la represión policial de una manifestación. Aquí vemos a marinos USA que persiguen lascivamente a mujeres indefensas cubanas. Sirve el bloque para sin subterfugios, mostrar que la juventud intelectual cubana estaba a muerte con la Revolución. Pero también nos hablan del terrorismo bueno para la causa, cuando el objetivo del protagonista es asesinar al jefe de policía, aunque en última instancia se comporta como un noble tipo al no querer herir a inocentes niños. Habiendo una escena que bebe directamente de Eisenstein cuando una escena importante acontece en una gran escalinata, evocando la icónica filmada en la escalera de Odessa en “El acorazado Potemkin” (1925). Hablan de la censura de ideas, ello con el tramo en la imprenta con libros de Lenin (el genocida), con esa salida heroica del joven al balcón a lanzar octavillas a la multitud, siendo disparado y con ello lanzado al exterior en una toma espectacular en subjetivo en su caída. Como si Fidel Castro no hubiera censurado libros;... 8sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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6 de septiembre de 2017
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de empezar hay que explicar el título de la crítica: esta película no se compone de unos pocos planos secuencias como "Birdman" pero es el recurso que más utiliza con apabullante diferencia durante todo el film. Esto puede hacer que la historia se sienta lenta por su ritmo, pues hay pocos montajes de escenas rápidas al estilo de Eisenstein, pero logra que sea una experiencia altamente inmersiva. Por lo tanto, cuando llega el momento álgido de una serie de escenas, éste nos sobrecoge y nos expone ante el patetismo, el mensaje y la belleza de las imágenes de Kalatozov.

En cuanto a la historia, es típicamente soviética. Se expone primero como explotan los opresores junto al sufrimiento de los oprimidos, muchas veces sometidos del todo que solo actúan cuando las cosas llegan a un extremo. Finalmente éstos son liberados (aunque en esta película la liberación solo se intuye por el final) por el movimiento revolucionario que aúna a todos estos sufridores. Los dos escenarios principales son el campo y la ciudad. Mientras en el campo se muestra las pésimas condiciones de vida de los campesinos cubanos en la época de Batista, en la ciudad se muestra la acción subversiva clandestina de los estudiantes, aunque también hay hueco para la miseria suburbana y el modo de vida privilegiado de unos pocos, en su mayoría extranjeros.

Los personajes son estereotípicos (prostitutas al servicio de los pudientes, trabajadores de la caña de azúcar, campesinos pobres, policías inclementes, magnates americanos, etc) pero para una historia de este tipo no hace falta mucho más para funcionar, pues, aunque se puede decir que hay personajes protagonistas, la película trata de darnos una visión (probablemente sesgada) de la situación de la Cuba prerrevolucionaria.

Aunque no te atraiga su mensaje te recomiendo verla si quieres ver una historia con sus más y sus menos pero con grandes momentos emotivos y una bellísima y cuidada imagen.
Pachón
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7 de enero de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una antología de la Cuba República donde por medio de simples personajes victimarios evidencia como se gestan sus sentimientos de cambio. Por encima de un guión muy superficial se encuentra aquí la fotografía perfecta y una banda sonora salida de lo más hondo del alma cultural cubana.
Sus planos secuencias son (y sí, sere absoluto) los mejores de la historia del cine. Aunque esta obra cayó víctima del contraste tan grande que existía entre la cinematografía soviética y la identidad cubana, cierto es que dignos son los ojos que ven tales imágenes. Solo lastra su grandeza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pancho G
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