Soy Cuba

Corren los años 60. La fuerza de la revolución está apunto de estallar. El pueblo cubano no soporta más la opresión de Batista y decide actuar. Fidel Castro es el guerrillero emblema (y no el dictador actual) y el futuro del país parece estar en el socialismo. En estas aparece un director ruso (Kalatozov) enamorado de la isla y nos regala esta obra maestra. Un filme propagandístico (sobretodo en sus dos últimos episodios) que no por ello deja de ser esencial.

Las intenciones del cineasta (que pretendía que "Soy Cuba" fuese un filme para las masas revolucionarias) no se cumplieron. La obra fue un fracaso de taquilla y pasó al olvido. Afortunadamente, se ha recuperado para la historia. Y vista hoy resulta más fresca que nunca. Hay tanto talento que, a veces, cuesta de creer. El primero de los cuatro episodios del film (con un plano secuencia inolvidable en la piscina) es quizás el más atemporal y el que mejor muestra la contradictoria situación de la isla. Pero todo merece la pena. En este filme de Kalatozov hay tanta magia como en "El acorazado Potemkin" y "La Dolce Vita". No os lo perdáis.

¡Oh, qué planos secuencias! Entre algunos cinéfilos hay una especie de idolatría hacia este plano. Una película con muchos planos secuencias es lo más. Pero ese plano, como tantos otros, es una técnica. Si no hay calidad del fondo de la drama se puede hacer el plano secuencia de una cagada.
Dicho esto, la película tiene muchas planos secuencias muy buenos y otros tipos de planos, todos muy valiosos. Y otros muy obvios, como lo de inclinar la cámara.
¿Las historias? Más bien normalitas, tópicamente revolucionarias ya entonces y no digamos ahora, después de más de sesenta años de una dictadura que no afloja. Y la voz en off muy retórica y explícita.
1964 eran los tiempos en que Castro y Kruschev estaban a partir un piñón, por la cuenta que a los dos le traía. Lo de la URSS pasó a la historia. Cuba sigue siendo Cuba a pesar de sus políticos. Y lo mejor de esta película es cuando, olvidándose algo de la propaganda, se deja ver a la gente de Cuba.
Como he leído por aquí, ¿qué también los yanquis hacen cine ideológico? Los yanquis y todo quisque. ¿Y? Este tipo de comparaciones solo sirve para los tópicos debates televisivos. Para poco más.

Solamente en un régimen comunista se podría haber hecho una película como esta. Dónde si no se podría haber contado con un despliegue de extras así. Obviamente cobraron sueldos de miseria suponiendo que no participasen altruistamente por el bien del partido. Comparto todo lo dicho en las críticas anteriores respecto a la calidad de la cinta, (excepto lo del ritmo). Pero la película aburre de principio a fin. El pseudodocumental con toques de realismo costumbrista e historia mínima para intentar dotar de un poco de interés al film, dos horas de duración, se queda a caballo de todo. No es un buen documental, es pura propaganda de un país con falsificaciones continuas de la realidad. Las historias sobre las que se intenta construir una mínima trama no dan para mucho más que esos cortos con que la ICAC ha bombardeado el mundo. Pero lo que realmente me llama la atención son las interpretaciones más horrorosas de la historia del cine. Actores aficionados, pero no es disculpa. Con todo el tiempo que se ha invertido en el rodaje de los trávellings -superlargos, se podía haber empleado algo de tiempo en conseguir actuaciones ligeramente dignas. Me imagino las horas de rodaje que llevaron esos travellings y esas escenas con grúas, complicadas por la presencia de montones de figurantes. Sería interesante saber los metros de negativo que se usaron en el rodaje. Sería interesante saber lo que se llevaron a la saca los gerifaltes del partido que asesoraron, para eso están los gerifaltes de los partidos para asesorar aunque no sepan de nada, en la realización de “Soy Cuba”. Cuanto más días de rodaje y más horas de peli, más pelas a repartir. Por eso nunca se ha visto una película comunista que baje de las dos horas. Que conste que no tengo nada contra los comunistas, sólo contra los chorizos de cualquier ideología. Tengo entendido que a los espectadores que no se durmieron en la proyección a la que no se podía faltar si eras miembro del partido ( en Cuba mejor serlo) se les promocionó dentro del mismo. Era otra forma de potenciar el cine. A ver si se encuentra una que de verdad funcione.

Puro estereotipo y veredas trilladas. Eso sí, azucaradas. Las imágenes son de una belleza singular. No hay duda. Es buen cine. Pero el valor de conjunto me deja una impresión de desagrado: estamos ante un panfleto político lleno de los más socorrido estereotipos. Un camino trillado es trillado así lo hayan hecho los soviéticos. Música, explotación del hombre por el hombre, plusvalía, maracas, putas, casino, burdel, plan de machete, bohío, guardia rural, United Fruit Company… todos los ingredientes de un cómic mezclados en buena cinematografía, pero podrida por la ideología. El equivalente nazi de la película no despertaría las mismas alabanzas ni el entusiasmo equivalente. Y resulta que la plasticidad de las imágenes no puede ir por su lado sin que vaya de la mano con la novedad del tratamiento de la temática para que la obra sea de calidad. Si la infusión de unas hojas maravillosas de té la hacemos con agua podrida, dudo de la calidad de la bebida. El conjunto. El problema es el conjunto. El estereotipo, las actuaciones dudosas y el tratamiento panfletario me hicieron insufrible esa película.

Me pregunto por qué en Cuba no se exhibe. Será porque salvo el funcionario Corrieri el resto de los que intervinieron en ella se marcharon del país, con lo cual la obra estará en la bien engrosada lista negra.