Los niños de Huang Shi

Fotografía excelente, comienzo brillante (esas fotos de las matanzas de Nanjin que toma el protagonista)... pero poca emoción, poca credibilidad en personajes estereotipados: el revolucionario comunista, la médica occidental abnegada, la interesantísima mujer china (bellísima Michelle Yeoh !), los pobres chicos chinos traumatizados por la guerra, los malísimos japoneses... Es todo previsible y bonito, una hagiografía (=vida de santo) que al estilo de las "vidas ejemplares" que nos mandaban leer en la infancia substituyen los santos católicos por santos laicos como el de la película (que seguramente fue una bellísima persona, quien lo va a poner en duda), sin demasiada complejidad, y que obviamente tendrá que echar un polvo con la guapísima médica occidental de la que acaba enamorado, faltaría más. Eso sí que no pasaba con las vidas de San Francisco de Asís o Santo Domingo de la Calzada de mi infancia, en algo hemos avanzado, algún alivio sexual hemos conquistado. Pena de escena erótica con la guapísima Michelle Yeoh., que se come la pantalla cada vez que aparece. Eso sería el paraíso.Está claro que George A. Hogg escogió mal.
En resumen: Bonita ( en el peor sentido de la palabra) y Previsible.

Entretenida película ambientada en la invasión Japonesa a China en los años 30, singular lugar y tiempo que ha dado lugar a muchas películas, algunas realmente célebres. La más bonita, prácticamente coincidiendo en la historia, es la de El albergue de la sexta felicidad (Mark Robson, 1958).
Un guión interesante, un desarrollo cinematográfico como si se tratase de una película de aventuras y una puesta en escena decente. No me convence del todo el protagonista, me parece que intenta reflejar a un hombre con poca personalidad y tal y como se desarrolla la historia, que es real, debería haber sido un hombre muy aguerrido, duro y tremendamente firme en sus convicciones. Pero es una película que se deja ver y no es excesivamente larga.
Interesante director del que he visto: Bajo el fuego (1983) que me gustó mucho, Air América (1990) más comercial pero que a mi no me llegó tanto, y El mañana nunca muere (1997) en la línea, como todas las de Bond de ser una película más de productor que de director.

¡Qué maravilla de película!, ¡Qué historia más maravillosa!, ¡Qué intensidad!, ¡Qué imágenes!. IMPRESCINDIBLE.
"No" hagan caso a las críticas de los expertos, porque es buenísima. Está poco valorada, y sin embargo es infinitamente mejor que otras historias tan sumamente comercializadas o pseudoindependientes.
Un caminar por y para la vida, esa es la sinopsis para no desgranar la película. Es una delicia para la vista y para el corazón. Triste final pero bueno.

Una película que logra decepcionarte no es poca cosa, si no la conoces. Y esto lo logra. El planteamiento me parece bastante bueno, lento, eso si, ya que tarda un buen rato George en encontrarse con los niños de Huang Shi sin que pase nada importante. Luego la convivencia en el orfanato me parece bastante floja hasta un poco melosa.

Pero la idea de un largo viaje a través de un país en guerra devastado para salvar a un grupo de niños chinos daba para mucho. Y esperaba compensar. Y sin embargo es lo peor que tiene precisamente porque el traslado se realiza de una manera tan simple, tan fácil, tan poco dramático que parece una excursión de un colegio.

Al final la historia se ha vuelto tan aburrida, con tan poco gancho que para evitar los bostezos, para que haya algo de emoción.... (Spoiler)

Esta película australiana narra un hecho histórico nada famoso que ocurrió a principios del siglo XX, cuando Japón invadió China ocurriendo la correspondiente guerra. Durante esa época un joven e inexperto periodista intenta encontrar la mejor noticia para que el mundo conozca la masacre que está ocurriendo en esa parte del mundo. Pero diversos hechos harán que su vida cambie radicalmente, y se encuentre moralmente obligado de salvar a unos niños de una perdición total.
La película resulta interesante y entretiene. Es cierto que en algunas ocasiones cae en un punto dramático un poco simplón que hace que el clímax no llegue a cuajar, pero en general la película convence y uno conecta con esa historia en la que uno niños sufren los duros vestigios de la guerra.
El fantástico actor inglés Jonathan Rhys Meyers es el protagonista de esta cinta, y da vida a un joven que vive su día a día con los ojos de la juventud. Su trabajo es bueno como siempre, y su personaje está lleno de matices. Un personaje que evoluciona de esa obsesión por retratar los horrores de la guerra y no tener más que su propia responsabilidad; a descubrir que un conflicto es más que una mera fotografía. Hay gente que lo sufre, y se hecha a la espalda la vida de decenas de niños.
La película cuenta con una estética muy buena. Su fotografía y su ambientación en esos lugares idílicos del país oriental, recuerdan mucho a esas películas de culto de los países asiáticos. Las imágenes están cuidadas con detalle, y te trasladan inmediatamente al pasado de un gran país que vivía tiempos complicados, pero que no impedían que brillara.
No obstante, comentar que la historia no consigue explotar del todo. Aunque uno la disfrute y cuente con momentos en los que se emocione, hay que decir que ese drama se queda en muchos puntos en un aspecto un poco superficial; no alcanzado esa cima que uno desea.
En fin, "Los niños de Huang Shi" narra un hecho desconocido debido a que el mismo no fue contado. Un drama bélico que se sufre en todos los conflictos, y en el que un hombre decidió involucrarse para impedir que ciertas vidas no quedaran abandonadas a su suerte.