Black Mirror: Añicos (TV)

Este episodio es horrible. No es un episodio donde la tecnología acabe por alienar al individuo y a la población (el típico episodio de Black Mirror). Es una simple historia de un tipo que no es capaz de superar un trauma personal, y que no pasa de tv movie para poner con poco volumen durante la siesta. Cambias al tipo por una mujer, y a su novia por la hija de la mujer, y tienes la sobremesa del canal NOVA.

Para una serie que se toma todo el tiempo del mundo para sacar una nueva temporada, y que cuando lo hace sólo tiene tres o cuatro episodios, éste me parece una broma de mal gusto.

La quinta temporada de Black Mirror ha sido de relleno, ningún episodio me dejo muy satisfecho pero en especial este. Aburrido, lento, con trama trillada y si esperas que va a pasar algo importante pues no pasa, un secuestro en un automóvil por un novato, que supuestamente busca venganza y la venganza nunca llega.
Black Mirror se caracterizaba por su excelente muestra de ciencia ficción, este episodio no lo tiene en ningún momento, se habla de una red social, pues que novedoso, debían ser mas creativos, decepción total.

Segundo episodio de la quinta temporada, de nuevo las realidades cotidianas.
En este caso vemos a Chris, chofer de una aplicación de servicios de autos, (en la actuación del irlandés Andrew Scott sobre quien se apoya prácticamente todo el episodio y lo hace muy bien) quien secuestra a Jaden un empleado de una red social (en la actuación de Damson Idris) y lo que el capítulo muestra es la finalidad a la que apunta esa toma del rehén.

Obviamente es una reflexión sobre las redes sociales y su incidencia en nuestra vida.
El capítulo es correcto, tal vez por las temporadas anteriores uno espera mucho de Black Mirror, este capítulo es interesante. Tal vez algunos estén decepcionados, pero más por los antecedentes del programa que por el capitulo en si mismo.

Smithereens, quizás, es uno de los episodios que más se aleja de la filosofía de base de Black Mirror. Puesto que plantea bien la situación. Todo es muy tenso, muy condicionado a lo que puedan realizar el secuestrador y el secuestrado. Técnicamente es impecable y se encarga de saber cerrar pequeñas lagunas argumentales que supo dejar en el camino.

Pero, ay ay ay, el mismo guión se cierra como un embudo. Esta sujeto/por/sujetos/sujetos, dentro de un auto. Y eso limita la historia; limita principalmente el factor tecnológico a una mera llamada de atención mediante celulares y hackeos varios. Números que van y vienen, buscando a un supuesto responsable.

Mención aparte para el magnate millonario. Una especie de líder new age que no titubea en afirmar, casi confesar sin rodeos (a un completo desconocido) que hasta incluso su poder le ha quedado fuera de todo control.

O que las redes sociales nos han superado por completo. Tengamos los recursos que tengamos.

El mensaje del episodio es simple, cierra pero de una manera muy acomodaticia. Muy de paso. Será porque las cartas fuertes de esta historia se centraban solo y tan solo en las peripecias de un secuestrador inmerso en conflictos demasiado propios.

Ha ido bajando el nivel de los capítulos, recuerdo alguno bastante bueno y no he vuelto a ver esa alta calidad en los guiones, pero esta serie sigue, son películas independientes de corta duración y seguro que con la libertad creativa que da a la serie el no tener que seguir una trama volverán a sorprendernos con algún capitulo.

En este concretamente esta ambientado en la epoca actual y critica la dependencia de los teléfonos móviles con una red social del estilo de facebook o de instagram.
Me ha gustado el papel de esa especie de Mark Zuckerberg presentado como un gurú, un semidiós ataviado como Jesucristo y que interpreta el polifacético Topher Grace.
Andrew Scott hace un buen papel, carga sobre sus hombros todo el peso del capitulo.

El trabajo de dirección es muy bueno, con una historia que no es muy buena hacen un montaje y un control de los tiempos en la intriga de la historia, que funciona, engancha y acaba de manera original utilizando los créditos finales para meter alguna escena final. Bien por James Hawes.