Litus

Un punto de partida prometedor se convierte en una película tediosa, impostada, con unos diálogos vacíos. Personajes mal dibujados y un guion muy flojo dan como resultado un bostezo largo.
Una lástima porque prometía, pero es que parece que la hayan hecho sin ganas, y han decidido echar mano de topicazos y de la solución más previsible.
Una pérdida de tiempo.

Antes de suicidarse, Litus escribe unas cartas a sus amigos y a su hermano. Éste, siguiendo las indicaciones de su carta, espera unos meses para reunirse con todos y hablarles del tema. Con la tensión en el ambiente, trapos sucios, secretos y rencillas empiezan a salir a la luz.

Dani de la Orden (El mejor verano de mi vida) presenta una comedia dramática cuya trama es muy interesante. El director se aleja completamente de anteriores trabajos para presentar una película mucho más personal. El desarrollo pausado pero sin frenos nos mete en la historia, haciendo que nos preguntemos quién es ese Litus del que hablan, para posteriormente desear que también haya una carta para nosotros. Casi toda la película sucede en el mismo escenario, dándole un punto de claustrofobia que le viene genial. Las reacciones de los personajes nos hacen empatizar con unos u otros, dependiendo de nuestra propia experiencia vital.

Es difícil destacar alguna interpretación, teniendo un reparto coral tan bueno. Marta Nieto, Álex García, Adrián Lastra, Miquel Fernández, Belén Cuesta y Quim Gutiérrez, 6 jóvenes actores para 6 interesantes personajes. Una película muy interesante que no dudamos que gustará a público y crítica.

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Se cimienta en un reparto actoral sólido, con una calidad claramente definida en sus protagonistas que defienden sus personajes con resolutiva ambición. El guion se rige por la espera, una espera llena de incertidumbre y llena de reminiscencias que logran mantener una atmósfera de incertidumbre y agobio sin un fin claro que demuestre que todos los miedos son infundados. Todo explota en la cara a unos personajes que, si bien parecen planos, sienten y llevan esos sentimientos al máximo nivel, llenando de contradicciones su pasado, su presente y su futuro. Lo que se antojaba simple logra mostrar los recovecos de unas vidas marcadas por el abrupto dolor y cómo enfrentarse a el desde distintas formas pero también con distintas metas. El fructífero uso del espacio y de las líneas argumentales (con alguna subtrama liviana pero entendible) llevan al espectador a un acoplamiento de sus personajes, a un conocimiento solemne que haga equilibrar la balanza de la crítica... hasta el punto de llevar a la palestra los temas básicos del guion: la amistad, la fidelidad y el respeto...

El quinto largometraje de ficción dirigido por el catalán Dani de la Orden es su película más redonda, demostrando una madurez y experiencia de sus anteriores trabajos, que sobre todo los dos últimos son películas dirigidas al gran público. En esta ocasión el resultado es mucho más redondo, en ´lo que es una adaptación de una obra teatral estrenada hace 7 años en Barcelona, y que consigue desarrollar una trama interesante en un pequeño espacio de una casa, en donde se reúnen amigos y familiares de un joven que da título a la película, fallecido hace unos meses, en un suicidio que vemos en el prólogo cuando estrella su coche contra un muro.
La película se presentó en el pasado festival de Málaga en donde fue premiado Quim Gutiérrez como actor de reparto por su papel en esta película, ex aequo con Mauro Sanchez Navarro por su papel en "Esto no es Berlín ( 2019 )", y posteriormente fue la película inaugural del BCN Film Fest celebrado el pasado mes de Mayo.

Los personajes van apareciendo poco a poco en ese espacio y en las diferentes conversaciones se va entrelazando una trama muy bien desarrollada, que mantiene el interés y los enigmas hasta el final, y que tiene como puntos fuertes su guion e interpretaciones, ya que en general el reparto está bastante bien, tanto los protagonistas como los que tienen unas apariciones más secundarias.
La película no deja de ser la típica propuesta cinematográfica de tono teatral, con gente que se reúne y que acaban saliendo a relucir sus rencillas personales, pero en esta ocasión la trama está muy bien elaborada ya que se saben mezclar bastante bien las situaciones de humor con las dramáticas, llegando hasta un tercio final en donde se desvelan los enigmas planteados anteriormente en el momento en el que se leen las cartas que escribió el fallecido antes de morir a cada uno de los asistentes a esa cena. Por poner una pega sería que la película debería haber terminado antes, ya que los minutos finales son innecesarios y además estropean la historia con un desenlace añadido que no me convence.

En cuanto a las interpretaciones destacan las de Belén Cuesta que está muy bien en un papel con una gran profundidad dramática, poniendo de manifiesto que no es una actriz únicamente de comedia, lo que demuestra de manera definitiva en "La trinchera infinita". Adrián Lastra realiza una de las mejore interpretaciones de su carrera en un papel que le viene como anillo al dedo a su capacidad interpretativa, y la gran sorpresa es Quim Gutiérrez, un actor con el que he sido bastante crítico, y que en esta película está bastante bien y creíble en un papel más dramático de o habitual. Si unimos su aparición breve pero intensa en " Ventajas de viajar en tren ", parece que el actor español está eligiendo mejor sus papeles en películas que aunque sean menos populares tienen un registro diferente a lo que hemos visto anteriormente.
El otro aspecto positivo son las canciones de Ivan Ferreiro, que son ideales para el tipo de historia de esta propuesta fácil de recomendar por su sencillez y por saber mezclar los momentos de drama y comedia.

LO MEJOR: Funciona bastante bien como comedia. La actuación de Belén Cuesta.
LO PEOR: El desenlace.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net

Diálogos entre amigotes treintañeros (algunos Peter-Pan, otros místicos elucubrantes) sobre el suicidio de uno de la pandilla. Su hermano trata de rendirle un raro homenaje, sin llegar a comprender el espectador qué motivaciones tuvo aquel chico para suicidarse, es un caldo de conversaciones y suposiciones sin ton ni son. Discreta actuación de los actores (salvo Belén, que lo hace bien) en un piso de lujo (grande, espacioso y moderno, que no cuadra para treintañeros no acaudalados). Ese piso en Madrid o Barcelona, que representa que es la ciudad donde se rueda, o las ciudades, no se alquila por menos de 2.500 Euros al mes y lo tienen alquilado uno que ya se ha muerto hace seis meses, uno medio normal y un vago (Adrián Lastra) que se pasa el día jugando a la play y comiendo pizzas.