Nuevo orden

Pareciera que el escenario que se plantea no está muy lejano, se siente real y próximo. A nadie se le puede llamar loco por creer en la posibilidad de que un mundo así de la noche a la mañana llegase. Enfocándome en ese punto, la historia funciona por su puesta en escena, la crudeza, la violencia y por ser directa. Si bien es cierto que no se explican las razones de tal caos, se puede inferir que la violencia innata en el ser humano estalla ante cualquier amenaza sin importar el extracto social ni la raza.
Me parece excesiva la polémica que se creó en torno a esta película, eso habla de que los prejuicios y la intolerancia a ficciones incómodas prevalecen hoy en día. La polarización, lo maniqueo del asunto, hacen que la cinta adquiera un status de controversial y que se le castigue por motivos ajenos al cine en sí.
En lo personal me pareció que cumple en muchos aspectos técnicos y argumentales, una historia sobria pero efectiva que muestra un futuro aterrador; da motivos para pensar al respecto por el hecho de que es una hipotesis nada descabellada. Mientras discutimos cosas subjetivas: que si es clasista, racista, que si la hizo por encargo, que si es lo esto o lo otro; quizá el Nuevo Orden, por el contexto en que vivimos, está a la vuelta de la esquina esperando para arrasar por parejo con todos sin ninguna distinción.

Este es, ante todo, un seco-y-rotundo-puñetazo-en-la-cara de película. Sin buenos modales, ni nada de concesiones. Todo está mostrado, casi sin preámbulos y totalmente sin anestesia. Y eso es, a mi modo de ver, lo que la hace una gran película.

Además, es uno de esos guiones un tanto obvios, en el sentido en que muchos habrán imaginado alguna vez, pero nadie lo ha rodado o encarado seriamente. A saber: ¿Qué pasaría si estallara una caótica y sangrienta revolución social? probablemente, tomarían el control los militares, generando un nuevo orden todavía más caótico y sangriento que la revolución misma. Mas o menos esta es la hipótesis que plantea, con muchísimo mal rollo, y, para peor, un muy certero realismo en el tono, lo que la hace muy inquietante, y una sana disparadora de debates. No le pongo más nota, porque en su pretensión naturalista atenta un poco contra el acabado artístico. Sin embargo, me parece correctamente rodada, y con un ritmo infernal.

Muy recomendable para cualquier cinéfilo, y sobre todo para aquellos que les gusta el cine incómodo y sin hipocresías.

Desmesurada y cruel, sin ninguna motivación más que provocar agonía en el espectador. Michel Franco, tu degenerada utopía, por suerte, nunca ocurrirá. Es muy desagradable y completamente inhumana, además de ir en contra de cualquier moral y de todas las clases sociales. ¿Un campo de concentración para ricos, en serio? Y luego los que parecían una cosa son otra, qué original, nadie lo había sospechado literalmente desde la primera escena. Lo único que no me disgusta es que se critica el militarismo en cualquier sentido posible, pero ojalá poder borrar este despropósito de mi cerebro.

Nuevo orden se mueve entre el cine de denuncia política y social, la provocación gratuita y el vacío ideológico.

Supuestamente ambientado en México, la historia se plantea como una distopía cualquiera donde la sinrazón se apodera de todos los grupos sociales, en una frenética carrera por demostrar quién es más violento, quién abusa más o quién roba con más saña.

No hay, en todo el guion, un solo discurso, mensaje o relato. Si nos fijamos únicamente en lo que sale en la pantalla, las clases más desfavorecidas quedan reflejadas con bastante desprecio y crueldad, casi como animales que se abalanzan a por el dinero, las joyas o los televisores. Y las clases altas, desconcertadas y banales, se entregan con ciega estupidez al amparo de los que son más poderosos aún que ellos.

Si nos interesamos por la exégesis que el propio realizador, Michel Franco, hace de su obra, el resultado es aún más decepcionante. Por un lado, no parece que esté hablando de la misma película que los demás estamos viendo en el cine. Y por otro, se acrecienta la sensación, más que pesimista, de que no hay futuro para una sociedad donde no se lucha por una idea, ni por el bienestar de los demás, sino por el simple placer animal de destruir al otro.

Por eso, centrándonos solo en lo que acontece en la pantalla, podemos decir que Nuevo orden es un documento tan poderoso en su forma como trivial en su fondo. Mientras Franco acierta, de alguna manera, con un metraje caprichoso que genera intriga y atrae al espectador, luego este constata que todos los interrogantes se resuelven con misma vacuidad.

Abusa, supongo que en coherencia con lo que quiere relatar, de las imágenes sensacionalistas de todo tipo, mostrando con cansina reiteración, las torturas, los golpes y disparos y los cuerpos desnudos de los enfermos y cadáveres. Con ello consigue revolver el estómago, pero para provocar por medio del séptimo arte llega unos cuarenta años tarde.

Y, obviamente, tampoco logra invitar a la reflexión al no realizar ningún tipo de análisis sobre el origen del problema ni sobre los peligros de ciertas soluciones. Y, lo que es peor, al desplegar a lo largo de la trama una serie de caricaturas, burdas y trasnochadas la mayoría, se despoja a todos los personajes, protagonistas incluidos, de cualquier rasgo con que construir sus papeles y hacerles únicos o simplemente humanos.

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Tenía ganas de ver esta película, y el comienzo parecía confirmar las buenas expectativas. Una boda de clase alta, en la que por un grifo del cuarto de baño de la mansión en la que discurre la fiesta sale una inquietante agua verde fluorescente, y la amenaza indeterminada de unos "manifestantes" que parece que tienen como enseña ese color, hace que resulte prometedor. Todo evoca a El ángel exterminador de Buñuel y parece que vamos a asistir a una buena película.

Pero a la media hora el film se desploma con estrépito, nada tiene sentido. Se intuye que el director pretende plasmar algún tipo de fábula, que quizás quede clara para el espectador mexicano, pero que en mi caso ha resultado ininteligible. El "mensaje" parece ser algo que tiene que ver con el clasismo, el racismo, la violencia, la revolución, la represión, las desigualdades económicas, el estamento militar... pero acaba siendo un desconcertante batiburrillo, a lo que colabora el que apenas se entiendan los escasos diálogos. Además, la violencia desplegada resulta tan artificial que ni siquiera llega a impactar. Las escenas discurren deslavazadas, no hay una progresión dramática clara, y la película llega a su final totalmente desfondada.