Tomates verdes fritos

Una historia a un paso del mayor de los ridículos se convierte en la película favorita de muchísima gente, seguro que de más mujeres que hombres, de más maduros que jovenzuelos. Pero lo bueno carece de sexo y edad, así que no hay problema. Una de esas viejas letanías de la abuela que reúne todos los ingredientes para constituir el enésimo coñazo sensiblero. Una improbable aventura sentimental intergeneracional que despierta una intensa amistad entre dos mujeres desconocidas. Una truculenta historia de malos tratos, muertes trágicas y homicidios en medio de una América profunda, intolerante, machista y por supuesto racista que emulsiona a la perfección en un equilibrado caldo de base. Dos peripecias paralelas con Jessica Tandy como gozne, que en lugar de dispersar la intensidad narrativa se intercalan con maestría de gran chef. Dos personajes nada atractivos a priori para el gran público: una sobrealimentada e insatisfecha ama de casa y una vieja solitaria abandonada a su suerte en una tétrica residencia de ancianos. Si se quiere, una película tramposa, incluso manipuladora, pero por encima de cualquier consideración, bonita y emocionante. Personajes rotundos y sólidas interpretaciones. Los ingredientes, nada novedosos; si acaso con una mezcla un tanto arriesgada, pero de sabor gratificante. Sin duda, el secreto está en la salsa.

No pertenece al género fantástico, y sin embargo, desde el momento en que Evelyn (Kathy Bates) escucha con arrobamiento el sonido de un tren que sólo puede existir en su mente (porque luego nos enteramos de que el tren ya no pasa por ese lugar), encantadores, dulces fantasmas del pasado parecen invadir el filme y la vida de la ya mencionada Evelyn. No en vano el compositor Thomas Newman, quien compuso la banda sonora, intituló GHOST TRAIN, "Tren Fantasma", a la melodía que acompaña los títulos iniciales.

Los recuerdos que todo ser humano lleva consigo, en efecto, tal vez sean sobre todo precisamente eso: un vehículo que nos trae de vuelta hechos y personas del pasado y los retiene mucho después de que ya se han ido. Y los trae de una manera muy especial, porque los defectos de la gente (sobre todo de los que que ya han muerto) parecen más pequeños y triviales a muchos años de distancia, como si sus almas se hubieran despojado de una pesada carga.

Este filme de Jon Avnet (a quien pedimos que dirija más filmes como éste y se abstenga de producir engendros como la horrorosa CAPITAN SKY Y EL MUNDO DEL MAÑANA) de alguna manera se centra en todo esto y en el poder de algunas historias sobre el espíritu humano. En este caso son las historias acerca de Idgy y Ruth, que en el libro de Fannie Flagg en que se basa el guión estaban unidas por una relación lesbiana si no estoy mal informado, pero que aquí, a gusto del espectador, podrían estar unidas simplemente por una inmensa amistad. En cualquier caso, el tema central de la película no es la relación entre dos personas de un mismo sexo, ni intenta polemizar al respecto.

Idgy y Ruth llegan a Evelyn a través de los relatos de una anciana a la que conoce por casualidad, mientras junto con su esposo visita a una parienta política no muy dócil ni amigable. En el fondo, Evelyn está sola. Padece tal vez la más triste de las soledades, la que se sufre estando incluso en compañía de otros. Poco a poco, eso irá cambiando. Incluso estando solo puede uno no sentirse solo. Se puede estar con Dios, con dulces e invisibles presencias como esos queribles fantasmas que llegan hasta Evelyn a través de la anciana o, simplemente, con uno mismo.

Cosa enigmática y maravillosa es el espíritu humano. Cosa sorprendente y mágica, una auténtica aventura en la que todo es posible, es la vida. Esta increíblemente bella película nos recuerda todo eso.

Volver a ver esta película me ha traído de nuevo el buen regusto que me dejo, hace años, la primera vez que la ví.

Una buena historia, unos buenos actores, son más que suficientes para que,sin efectos especiales, la historia te enganche desde el principio. Amistad, racismo, reafirmación personal, venganza, justicia, etc.. son algunos de los temas que se van desgranando en una historia muy bien contada que te absorbe y de la que deseas saber más y más.

Las actrices principales están estupendas y el ambiente de la época/s en la que se desarrolla la película están muy bien conseguidos.

Enhorabuena a quien no la haya visto aún. Van a pasar un rato muy ameno y siempre les quedará la idea, pasados los años, de lo que es una muy buena película que seguro si puedes la intentarás ver de nuevo.

Cuatro, cuatro estupendas actrices que rozan lo sublime en esta maravillosa película de Jon Avnet. El guión es fantástico, es una película de personajes tratada de manera magistral.
Es una pena que una película como Tomates Verdes Fritos no sea conocida para mucha gente y que haya personas que no la vean porque el título les eche para atrás. Es una obra maestra que todo amante del cine tiene que ver. No saldrá decepcionado. Debería haber más películas tan sensibles y tan bien realizadas como esta.

Vi esta película porque me llamó la atención el nombre: Tomates Verdes Fritos. Y la verdad me arrepentí de no haberla visto antes porque es una película maravillosa. Nos cuenta la historia de Evelyn Couch (Kathy Bates), una mujer de cincuenta menospreciada por el marido y aburrida por la rutina, quien conoce en un asilo a Ninny (Jessica Tandy), una anciana maravillosa que a su vez le contará la historia de vida de dos mujeres, Idgie (Mary Stuart Masterson) y Ruth (Mary-Louise Parker), quienes viven su amistad en un pueblo del sur en los años 30. A través de la película se irán intercalando momentos del presente con momentos del pasado. Las historias contadas harán que Evelyn sienta una razón para vivir.
Asi que ya lo saben no se pierdan esta conmovedora historia.