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Leto

Drama Leningrado, un verano a principios de los 80: la escena del rock de la ciudad está en pleno apogeo. Viktor Tsoï, un joven músico que creció escuchando a Led Zeppelin, T-Rex y David Bowie, está tratando de hacerse un nombre. El encuentro con su ídolo Mike y su esposa, la bella Natacha, cambiará su destino. Juntos construirán una leyenda como pioneros del rock ruso. (FILMAFFINITY)
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Críticas 20
Críticas ordenadas por utilidad
15 de junio de 2019
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‘Leto’, verano en ruso, es la más reciente película del director Kirill Serebrennikov, estrenada en el Festival de Cannes de 2018 mientras su realizador se encontraba encarcelado por supuestas anomalías burocráticas, cuando en realidad se sabe que fue por su radical oposición al gobierno de Vladimir Putin, hoy en día ya se encuentra en libertad.

La historia de ‘Leto’ se ubica en la entonces Leningrado en la primera mitad de la década de los 80, la película narra la escena musical de aquellos años contando la historia de un aspirante a músico, Viktor Tsoï, quien llegó a convertirse en un referente del rock ruso antes de su prematura muerte.

Mientras acampan en una playa con un grupo de amigos, Mike (Roman Bilyk) junto a su banda Zoopark y su novia Natacha (Irina Starshenbaum), reciben a un par de jóvenes que sueñan en convertirse en músicos y formar su propia banda, uno de ellos es Viktor (Teo Yoo), compositor y cantante a quien Mike apoyará y con quien Natacha tenrá una relación bastante cercana y que terminará por formar a la banda Kino, superando así a su mentor Mike hasta convertirse en un artista de culto.

La película, filmada en blanco y negro, recrea con vehemencia las condiciones en la que los músicos y los fanáticos podían disfrutar de un concierto musical, apenas en la primera secuencia se muestra como un par de chicas se cuelan en una de las salas donde se presenta la banda de Mike, en la que los asistentes apenas pueden seguir el ritmo de la música moviendo sus cabezas o los pies, quedando determinantemente prohibido exclamar alguna frase o incluso mostrar alguna pancarta o cartel.

Esa primera secuencia deja en claro el nivel de censura que existía en la Unión Soviética en un simple concierto, y en las condiciones en la que los músicos podían crear sus temas o escuchar clandestinamente a los músicos de los que recibían su influencia, y es ahí donde se encuentran los principales aciertos del relato, en ese logrado clima de opresión y desencanto en el que se desarrolla la historia, y donde los subversivos artistas encuentran motivos para crear su música.

El relato cuenta con elegantes planos secuencias y una puesta en escena por momentos demasiado “cuidada” o “pensada”, algo totalmente opuesto al espíritu rebelde de lo que se narra en la película, pero se destaca la posibilidad de conocer cómo era el día a día de los jóvenes bajo la dura mirada del gobierno soviético y la música que escuchaban, aunque también se muestran algunos momentos menos logrados con un narrador que increpa a cámara o números musicales de temas conocidos cantados por “gente normal” como si viéramos un mal videoclip con gráficos en pantalla incluidos, que se contrapone con la calidad e interés del resto de la película.

https://tantocine.com/leto-de-kirill-serebrennikov/
Quique Mex
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7 de febrero de 2020
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Me ha parecido floja. Me esperaba mucho más de ella. A la media hora, estuve a punto de salirme de la proyección, porque no tenía muy claro qué me estaban contando. Sin embargo, como los temas musicales me gustaban, me quedé. Después, con el ir y venir de los personajes y el devenir de los acontecimientos, me di cuenta de que no estaban contando nada en concreto, sino que sólo era el retrato de una época determinada (los 80) en un sitio y lugar concretos (la antigua Unión Soviética, y más exactamente en Leningrado). En los temas musicales elegidos, para mi gusto, cometen un error. Están muy bien las canciones propias de su música, clásicos del pop-rock ruso, pero cuando empiezan a meter versiones de conocidísimos temas clásicos del pop-rock y la new wave inglesa y americana, mal cantadas por figurantes, utilizando un inglés pachangoso con acento ruso, uf... eso es ya otro tema. Pero bueno, sólo por ver a Irina starshenbaum, que sale preciosa de morena, ya merece la pena.
SalvaGe
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16 de octubre de 2020
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Como enfoque de una realidad que existió -a pesar de la evidente rigidez del régimen soviético- tiene matices interesantísimos: su puesta en escena, la melomanía y la fiebre de sus protagonistas por el rock, y el lejano sueño de convertirse en estrellas rozando los límites de “wannabe” … son relieves que destacan la precisión de Kirill Serebrennikov a la hora de entender y contener la esfera rockera de finales de los setenta. Su gran PERO recae en diversas interrupciones que establece el propio director con la intención de dar quizás una lección al espectador, pero que de ninguna manera son necesarias. Por no hablar de que rompen con el filo de la película y que transforman un análisis verosímil en un género musical.
danillobet
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11 de septiembre de 2022
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"Лето" (2018). Кирилл Серебренников. "Leto" (2018). Kirill Serebryennikov - Biopic: El Leningrad Rock Club. El surgimiento del punk y el rock en la URSS. Historia de Viktor (Kino), Mike (Zoopark) y Natasha - Francisco Huertas Hernández

"Лето" (Leto) es un biopic musical ruso dirigido por el controvertido director de Rostov del Don, Kirill Semyonovich Serebryennikov. Filmada en blanco y negro y con apoyo extranjero en su distribución internacional recrea una época oscura, la URSS de inicios de los 80 gobernada por Leonid Brezhnyev, e, inmediatamente después, tras su muerte en 1982, por Yuri Andropov, en lo que fue despectivamente llamado en Occidente, la "gerontocracia".

El film "Verano" toma su nombre de una canción de Mike Naumenko (1955-1991), líder de Zoopark, y protagonista de la historia. La canción fue dedicada al otro coprotagonista, el músico de origen coreano Viktor Tsoi (1962-1990), líder de Kino, auténtica banda legendaria salida de las veladas de la Sala de Conciertos "Club de Rock" de Leningrado (Ленинградского рок-клуба) (1981-1990), ubicada en la calle Rubinstein de la ciudad, hoy llamada San Petersburgo.

La trama sentimental presenta un trío formado por los dos músicos y la esposa de Mike (Roman Bilyk), Natasha Naumenko (Irina Strashenbaum), que se siente atraída por el taciturno rockero oriental Viktor (Teo Yu). Los personajes tienen como norte en su vida la música, más que el amor. Beben y fuman sin parar, y escuchan los discos occidentales de Lou Reed, T. Rex, David Bowie, Blondie o Iggy Pop con la veneración de lo transgresor. Las autoridades políticas soviéticas vigilan las letras y actitudes de estos punks del Báltico antes de sus actuaciones en el Rock Club.

El largometraje de más de dos horas de duración es demasiado occidental en su estilo mimético tanto de la historia contada, como en su manera de filmar con mucha cámara en mano, y partes en color que representan a modo de video clips con efectos especiales los sueños transgresores de los jóvenes músicos interpretando de forma descuidada clásicas piezas del repertorio del rock occidental. Un cartel que dice "это не было" (esto no sucedió) advierte al espectador del registro onírico de estos impulsos dionisiacos.

Una estética feísta y de iluminación oscura recorre la cinta. Unas chicas se cuelan en el Rock Club por una ventana, como si de fans de los Beatles se tratara. Las autoridades tratan de impedirlo. En el escenario actúan Zoopark con su lider Mike. El público incluye a la preciosa Natasha, su esposa. Luego una escena en la playa, con canciones, alcohol y lo que parece marihuana. El baile y el baño. Es verano, claro, como la canción de Mike Naumenko que da título al film. Natasha y Viktor se conocen. Las famosas y maravillosas canciones de Kino -la banda de Tsoi- en esbozos son interpretadas sucesivamente. Un primer interludio onírico-transgresor con el enfrentamiento en el tranvía entre un pasajero, un viejo y ortodoxo comunista, que reprocha a los chicos que canten y adoren la música del enemigo occidental, termina con todos cantando "Psycho Killer" de Talking Heads. El cartelito que advierte al final "Esto no sucedió" es un subrayado innecesario del director.

Vemos la vida hogareña de Mike, con Natasha, y el bebé Zhenya, en un apartamento compartido, lleno de discos, con un tocadiscos sencillo, y el músico entregado a la traducción de las letras de Lou Reed y la composición de sus temas. Todo es oscuro, en exceso. Quizás la falta de luz realza la música. Que Serebryennikov no siente simpatía por esa época de su país es evidente. Más guitarras, más canciones, más cigarros, más alcohol, más planos con niebla. Viktor y Natasha se encuentran y le llevan un café a Mike cruzando la ciudad, con los viajeros del tranvía cantando "The Passenger" de Iggy Pop en otro video clip.

Garin y los Hiperboloides es el nombre que Mike le ha dado a la inexistente banda de Viktor, que debe pasar una entrevista para recibir la autorización de tocar en el Rock Club. No tienen batería...

...La elección del músico Roman Bilyk para el rol de Mike Naumenko es convincente, por el parecido físico y por su interpretación vocal, y el alemán Teo Yu es casi un clon de Viktor Tsoi. La presencia de Irina Strashenbaum es el nexo sensible de una película epidérmica.

No soy muy entusiasta de este tipo de cine, porque su estética superficial y su distanciamiento de los personajes, para recrear una época y realizar una clara crítica a la Rusia actual, busca más el efectismo que la hondura y serenidad que ni el blanco y negro ni las espléndidas canciones de la banda sonora proporcionan. Pero como documento histórico que nos trae aquellas bandas legendarias que forman parte de nuestra adolescencia y juventud -Aquarium, Zoopark, Kino- es impagable, con todo el contexto musical del Punk y la New Wave inglesa y su recepción en la URSS, porque algunos en este lado del mundo aún siguen con sus clichés deformados sobre Rusia...

Francisco Huertas Hernández
AcorazadoCinefilo
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3 de enero de 2020
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Un cierto y atrevido jugueteo formal le da un plus a este musical con aires nostálgicos que se apoya levemente en los inicios de la malograda estrella del rock ruso de los 80 Viktor Tsoï y su decisivo encuentro para su éxito posterior con Mike Naumenko músico consagrado y aceptado por el establishment soviético a tan solo un lustro de la perestroika que acabó por desmembrar a la URSS. Tiempos entendidos como "verano" (Leto) donde la juventud de Leningrado se miraba en los ídolos musicales occidentales que en buena parte habían sido "plagiados" y adaptados a la idiosincrasia rusa por el propio Naumenko. Personaje este último que también murió joven en extrañas circunstancias. Tiempos entre dos luces que Naumenko representa consciente de su efímero papel de puente hacia un futuro  convulso y esperanzador que se les viene encima a pasos agigantados.

Apenas desarrolla lo suficiente el director al personaje de Naumenko cuyos silencios bien interpretados por Roman Bilyk prometían más. Se le va el metraje al director, últimamente acusado de malversación y en arresto domiciliario durante el montaje de la película, en crear las atmósferas en blanco y negro de lugares emblemáticos como el Rock Club, mostrar a otros músicos menos conocidos en occidente que conforman el circulo de los protagonistas y un escueto triángulo amoroso muy civilizado que prefigura los problemas matrimoniales futuros de Naumenko.  La música patria y foránea tiene su lugar destacado con aires de videoclips surrealistas donde las notas de color y el añadido pictórico sobre el celuloide ofrecen un toque de una rebeldía que aún está en fase germinal, que todavía no ha ocurrido como se encarga de subrayar ese personaje que rompe la cuarta pared dirigiéndose directamente al espectador.

Serebrennikov consigue encontrar algunos momentos de hermoso lirismo surrealista en una sociedad apunto de explotar donde la propaganda estatal sólo ofrecía estadísticas de producción o loas al líder supremo el Secretario General Leónidas Breznev. Larga vida al rock.

cineziete.wordpress.com 
ELZIETE
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