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Robin de los bosques

Aventuras Robin de Locksley regresa a Inglaterra tras combatir contra los infieles en las Cruzadas.Mientras tanto Juan sin Tierra, el hermano del Rey Ricardo I, ha usurpado el trono y gobierna despóticamente, por lo que el noble sajón decide refugiarse en el bosque de Sherwood y luchar contra él para devolverle la corona a Ricardo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
22 de julio de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No fueron pocos los que allá por 1938 disfrutaron de lo lindo con una de las películas míticas del género de aventuras (yo lo he hecho muchísimos años más tarde aunque el resultado para mí ha sido igualmente grato). Y es que si por algo destaca 'Robin de los bosques' es por ofrecer la esencia pura del relato en el que se basa: aventura, acción, humor y romance conjugados casi a la perfección. Algo que no han sido capaces de repetir en el resto de sus múltiples y posteriores adaptaciones, donde se ha explotado un factor dramático que personalmente no me gusta nada tal como queda en la historia.

Así mismo el experimentado Michael Curtiz (aún le quedaban unos cuantos años más de oficio para regalar alguna que otra obra maestra más) nos mete de lleno en un relato cuativador y lleno de encanto a través de un ritmo rápido con una historia que va directa al grano sin pararse en detalles que no vienen a cuento, unos personajes excelentemente predefinidos y que consiguen grajearse la simpatía y la confianza del espectador, unas escenas de acción vibrantes y espectaculares sin efectos digitales como son los que nos saturan en el cine de acción actual; un romance con encanto y unas buenas dosis de humor considerablemente divertidas basadas principalmente en la comicidad de los personajes.

Errol Flynn sigue siendo el actor más ''aventurero'' del cine, interpretando de notable manera en esta ocasión a uno de sus personajes míticos: el justiciero, canalla, sincero, honrado y valeroso Robin Hood. Olivia de Havilland sigue despuntando con su belleza y con una natural interpretación. Basil Rathbone suple su labor de manera interesante siendo poco destacable, mientras que Claude Rains convence por completo como villano de la función.

Puede que para muchos resulte algo anticuada. No lo niego pues, ya que con tan solo ver el modo en el que se encuentra rodada y su carácter ''inofensivo'' de película para todas las edades ya denotan que el film se encuentra realizado para complacer ante todo al gran público y triunfar en la taquilla. Sin embargo, ojalá en la actualidad realizarán al año al menos cinco películas con esta misma calidad y amor por un género como es el de aventuras que parece ir desapareciendo conforme pasa el tiempo sin que ningún cineasta atrevido y fuera de Hollywood se atreva a remediarlo. Mientras tanto, los amantes del género tendremos que aferrarnos a este tipo de producciones para disfrutar de uno de los géneros más bellos de todo el cine.

·LO MEJOR: su ineludible encanto. Sus momentos de comicidad.

·LO PEOR: la dirección es considerablemente mejorable.
Dirover
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25 de noviembre de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al ver este Robin Hood no vemos un film cualquiera, estamos viendo el paradigma de las aventuras, el modelo aunque poco realista, pero fiel representante del héroe noble y desinteresado. Filmado hace más de 70 años, nos vuelve a esa época y al siglo XII en los bosques de Inglaterra.
Es el paradigma de la lucha del bien contra el mal, la pureza de sentimientos, la pureza de cine. Un clásico que nunca morirá. Quién no quisiera ser como el Robin de Errol Flynn.
Un honor tener en mi videoteca esta joya del cine.
fadaser
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8 de diciembre de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con los pocos medios de los que disponían antiguamente y como sabían sacar provecho de unos dialogos ejemplares, de un colorido maravilloso y de unas escenas aceleradas bien construidas. No se necesitan grandes efectos especiales si pones delante de la camara a este elenco de actores comandados por el genial Errol Flynn y la guapísima Olivia de Havilland; que gran físico tenía este Errol, con que poco convertía una escena de acción con buenos dotes de malabarismo en algo espectacular. La fotografía maravillosa y el resto de secundarios a un gran nivel. Película que gusta desde el primer momento y de las cuales se hechan de menos en estos tiempos de grandes dotes de efectos especiales pero con unos guiones insípidos que aburren, demostrando con esta y con otras películas similares que con una simple puesta de escena, un vestuario adecuado y los actores convenientes, como es en este caso, Michael Curtiz va tejiendo una película de aventuras con buenas dósis de comedia de las que no te cansas de ver nunca. Un ejemplo de buen cine para todos los públicos. Muy recomendable.
Joshua Tree
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7 de junio de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces es una maravilla recordar cómo se hacían las películas de aventuras antaño, un cine fresco y divertido, lleno de peripecias, acrobacias y filigranas, un cine para toda la familia. En realidad era eso, un cine que veías con tus padres y hermanos, porque en muchos sentidos era un cine inocente, sin muchas muertes, de hecho la sangre no se veía la mayoría de las veces.

Un cine donde, fuera de que fuera la trama, estuviese ambientada en el oeste, en los piratas del mar Caribe o en el bosque de Sherwood como ésta, siempre aparecía el amor. En ese cine encajaba perfectamente Errol Flynn, el galán por excelencia del cine de aventuras clásico de los años 30 y 40, siempre con esa sonrisa en la boca, mostrando una carcajada en casi todas las escenas, porque lo único que pretendía este cine era divertir.

Donde hay un galán siempre hay una dama y en este caso como casi siempre, acompañando a Errol Flynn nos encontramos a la gran Olivia de Havilland, que aunque siempre será recordada como nuestra querida Melania de Lo que el viento se llevó (1939), cultivó muchísimos géneros, desde aventuras, suspense o románticos.

Es evidente que el guión no tiene secretos para casi nadie, la historia es conocida de sobra en todo el mundo, pero no es lo esencial que se busca cuando ves una película de este estilo, simplemente se trata de disfrutar y recordar el cine de tu infancia, por lo menos en mi caso. No todo tiene que ser devanarse los sesos con películas de Tarkosky o Bergman.
Bermu
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8 de octubre de 2012
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece mentira que "Robin de los bosques" sea una cinta de 1938. Desde luego es mejorable, pero, en general, es de lo más agradable de ver. Antes de criticarla deberíamos tener en cuenta el género y, sobre todo, el tono. A los que la tachan de infantil o ingenua, habría que recordarles que los cuentos o los dibujos animados también pueden serlo y no por ello son obras menores. Que para disfrutar de un combate no tenemos porqué ver miembros amputados, para unos diálogos, tener que oír tacos cada dos por tres y para una historia de amor, que haya sexo explícito. De este modo, si nos metemos en ese estilo ligero, de aventuras y enfocado a todos los públicos, incluidos los niños, nos sale una cinta entretenida, con bastante ritmo y colorido, combinando de forma habilidosa la aventura, el romance y el humor. Aunque, eso no quita que la versión de 1991 protagonizada por Kevin Costner sea mejor, que por lo que recuerdo, lo era. Incluso tengo en mente la película de dibujos animados que realizó Disney en 1973 que supongo que no se quedará atrás.

Sobre el propio personaje de Robin Hood, sí merece la pena comentar algo más. Para muchos ha quedado como el defensor de los pobres contra los ricos, casi una especie de precomunista. En este sentido, la tozudez de los izquierdistas por quererse apropiar de un personaje que claramente no les pertenece es a prueba de bomba. Tanto las leyendas, las novelas históricas (empezando por Walter Scott y acabando por la más completa, la de Howard Pyle, que leí cuando era niño) como las diferentes versiones cinematográficas sobre el héroe sajón, insisten unánimemente en que Robín y sus leales se convirtieron en proscritos para defender los derechos del Rey Ricardo, Corazón de León, que se encontraba en las cruzadas primero y luego preso en Austria. Mientras tanto su hermano, Juan Sin Tierra, se apoderó del trono y comenzaron sus iniquidades. De hecho, nuestros héroes recurren al robo como medio de lucha contra los usurpadores. Lo expuesto queda perfectamente reflejado en esta película de 1938, haciendo gala, desde el último forajido al propio Robin Hood, de una adhesión inquebrantable al legítimo Rey, que emociona y se agradece, al menos en mi caso, por lo que de comunistas o progresistas, Nanay de la China, sino derechistas, legitimistas, tradicionalistas y reaccionarios. El que piense que porque defiendan a los pobres y a los oprimidos tienen que ser izquierdistas a la fuerza, más vale que sustituya la propaganda sectaria y los clichés ridículos por la historia, es decir, por la realidad.

Sobre la propia película conviene aclarar varios puntos de interés. Por ejemplo, resulta instructiva la dicotomía entre normandos y sajones y cómo es superada, mediante el respeto y el reconocimiento de ambos pueblos pues ambos pueden vivir perfectamente en suelo inglés. Porque como diría Robín Hood, "No odio a los normandos sino a la injusticia", mensaje que, por otra parte, debe sentar como un tiro a los nacionalistas de todo pelaje, por los habidos y por haber, dispuestos hasta a morir, y sobre todo matar, por la "nación normanda" o "la nación sajona". Por otro lado, el propio héroe te resulta divertido pues aunque parece un tanto atrevido y hasta chulo, se lleva más de algún baño de humildad, nunca mejor dicho. Aunque, para gustar, y no me he olvidado de ella, Olivia de Havilland, que luce espectacular con esos vestidos que me trae, pese a no ser una moda muy favorecedora, la verdad sea dicha (ellos llegan a estar ridículos). Concretamente hay uno, cuando va de negro, guapísima, que parece directamente la bruja de "Blancanieves y los siete enanitos", que como es de 1937 puede que inspire este vestuario. Aunque no sé si es cuando está más bella, el recuerdo que se me quedó cuando la vi por primera vez, fue cuando sale con esas trenzas tan largas, menuda impresión que me llevé cuando era un crío. No me extraña que Olivia de Havilland, que por cierto guarda un parecido más que razonable con Kate Winslet (¿puede que por eso encuentre especialmente atractiva a la Winslet?), sea una de las actrices clásicas que más me gusta.
Reaccionario
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