Cariño, he encogido a los niños

Si se recuerda el periodo de los videoclubs y aquella época en la que alquilábamos las películas que tanto esperábamos, esta película es mi mejor ejemplo.

Cuando era pequeño vivía en un pequeño pueblo cerca de Logroño y solamente tenía autobuses cada día para ir a la escuela y cada día cuando salía de la escuela y volvía a la estación, pasaba por un videoclub de alquiler de películas en el que todos los días esperaba ver “Cariño, he encogido a los niños”, si duda, era una época en la que esperaba a que salieran las películas con gran entusiasmo.

Los tiempos han cambiado y por lo tanto también el cine, Cariño he encogido a los niños era el ejemplo de cine familiar de los años ochenta, un cine esperado y hecho para disfrutar en familia.

Es muy fácil que los efectos se hayan quedado anticuados pero la idea fue muy original y recuerdo lo que significaba tener ocho años y esperar a este cine con tantas ganas e ilusión, es el recuerdo que me trae esta película.

Fue todo un éxito y las siguientes partes que salieron más tarde no tienen nada que ver con el espíritu de la primera.

Una película llena de recuerdos.

Curiosa experiencia de factura Disney que fue un verdadero taquillazo en su época. Joe Johnson lo fía en buena medida a unos efectos especiales que en aquellos momentos eran la última moda. Con un actor muy solvente para la comedia como Rick Moranis, se trata de una fábula de guante blanco que tiene el objetivo de entretener a toda la familia.

"Cariño, he encogido a los niños" se garantizó por su rendimiento ser el primer cimiento de una franquicia con varias secuelas (si bien hablar de la calidad de las mismas es harina de otro costal). Lo cierto es que tiene escenas muy logradas para su tiempo, usando de forma admirable un elemento tan simple como el jardín de la casa.

Antes de que Marvel llegase con "Hombre Hormiga y La Avispa", ya era factible hacer cosas con humanos dando órdenes a diversos tipos de bichos minúsculos. El guión resulta previsible pero bienintencionado en todo momento, incluyendo el grupo de adolescentes encogidos con personalidades dispares que deben aprender a trabajar en equipo para sobrevivir.

Superados los efectos especiales que han envejecido, sigue siendo una buena inquilina de sobremesa para no complicarse en exceso.

Cariño he encogido a los niños es uno de esos títulos entrañables para los chavales de una generación que crecimos viendo el cine infantil de los ochenta. Cuenta las aventuras de un grupo de críos, que tras quedar reducidos a tamaño diminuto en un accidente con la máquina de un científico, tienen que regresar a su casa cruzando el jardín que para ellos es como una enorme selva.

Con unos simpáticos efectos especiales y muchas situaciones divertidas esta película se convirtió en uno de los films de más éxito del año lo que propició la inevitable secuela tres años después ya no tan conseguida.

Es como El increíble hombre menguante pero sin la dimensión dramática y para niños. A mi de pequeño me gustó mucho, volviéndola a ver de adulto y sin dejarme influir por la nostalgia, la recuerdo con cariño (y nunca mejor dicho) y me sigue pareciendo un entretenimiento muy digno y recomendable para las nuevas generaciones. Buena.

Es curioso como un tipo que aparentemente tendría que haber dado palmas con las orejas por el simple hecho de ser un secundario en algún pelotazo como Cazafantasmas, llegó a conseguir papeles de protagonistas en varios taquillazos de los 80 y los 90. Curioso porque, a simple vista, uno no hubiera pensado que podría haber encajado en tantos papeles como encajó, y el caso es que no lo hizo mal.

Hizo de papá científico de forma digna - como todo el mundo sabe, en aquella época, EEUU estaba plagado de papis científicos (o sus hijos) que revolucionaban el mundo tecnológico en su garaje, o al menos eso nos decía el cine -, de igual modo que antes hizo de vecino pesado, de floristero torpe, o haría de Pablo Marmol. Todo con su característico tono de personaje un tanto bobalicón.

Ya sé que es un tema particular, pero es que no hay mucho que decir del resto de la peli. Ejemplo de cómo el tiempo puede enterrar un film de éxito, del que tengo serias dudas si podría interesar siquiera a los peques de hoy. Sigue el clásico esquema de los 80 para películas familiares sin aportar nada nuevo y copiando casi todo. Por eso la película no es mala, es solo un producto comercial sin tapujos.

Para malas, malas, sus secuelas, la primera de las cuales un servidor ha visto y pide indulgencia por semejante acto. Como sería la segunda, que el propio Rick Moranis se retiró de la carrera de actor después de hacerla.

Simpatiquísima película con el siempre cómico Rick Moranis y una aventura a través del jardín de la propia casa de los Salinski. Muchos momentos inolvidables de la infancia de muchos que crecimos en los 80-90 (el escorpión, el bol de Cheerios, la pieza de Lego "gigante", la avispa) en una cinta llena de buenos valores y sobre todo de mucha, muchísima diversión. Tuvo tanto éxito que se hicieron hasta dos secuelas.

Lo mejor: Lo entretenida y divertida que es
Lo peor: Es lo que es. No hay que pedirle más.